Las dudas en torno del atentado a Iván Núñez

Aparecen pistas que conducen las sospechas hacia ex militares con experiencia en inteligencia por detrás del atentado que le costó un ojo al camarógrafo Esteban Sánchez, de TVN, quien iba junto al conductor Iván Núñez cuando recibieron una andanada de disparos en Cañete. Ha cobrado relevancia la figura de Augusto Scarella Arce, ex agente del Ejército y marido de una secretaria de la ANI, quien aseguró en un artículo publicado en una revista de defensa que “los medios de prensa pueden colaborar en operaciones de decepción y engaño”.

Por Mauricio Becerra

20/06/2021

Publicado en

Chile / Medios / Policial / Portada

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Varias son las dudas respecto de las motivaciones de los autores del atentado ocurrido en el mes de abril por el periodista de TVN, Iván Núñez y el camarógrafo Esteban Sánchez, quien perdió un ojo tras recibir 5 impactos de bala en la cabeza, el brazo y el tórax la noche del 27 de marzo mientras se desplazaban por las cercanías de Cañete, en la región del Biobío.

En un reportaje divulgado el reciente jueves 18 de Junio (no subido en forma individual al Youtube de TVN, pero se puede ver aquí) el primero en que el conductor televisivo aborda el atentado en su contra, Núñez y Sánchez recordaron que en la tarde de ese día, cuando se dirigían a entrevistar al vocero de la Coordinadora Arauco Malleco, CAM, Héctor Llaitul, fueron interceptados en un control sanitario, en donde un carabinero estaba pendiente del paso de ambos. El funcionario le pidió el pasaporte sanitario, en tanto le comentaba que “los estábamos esperando”.

Sánchez comentó en el reportaje de TVN que “nos llamó la atención y preguntaron acerca de cómo era eso de que los estaban esperando. Carabineros llamó y supo que ustedes iban a pasar por acá- sostuvo el camarógrafo en referencia a lo dicho por el policía.

Días después del atentado los periodistas recibieron un mensaje de un fiscalizador de Seremi de Salud del puesto de Pilpico, quien les comentó a través de Instagram que “ya nos habían pedido que avisáramos cuando pasaras. No fue al azar. Carabineros nos solicitó avisar”.

El periodista Iván Núñez entrevistó a Carlos Gonzales, jefe de la macrozona sur de carabineros, quien contestó con evasivas respecto a de cómo y por qué los funcionarios policiales sabían que los periodistas estaban en Cañete para entrevistar a Llaitul. Carabineros dijo haber identificado al funcionario, pero no fue parte de una investigación administrativa, acabaron por contar en el reportaje.

En el reportaje también desglosan que el vocero de la CAM, quien al final no accedió a dar la entrevista, les señaló que lo tenían completamente vigilado y hasta con drones seguían sus pasos.

Si bien Núñez se preocupó de asegurar de que “no tenemos antecedentes que nos permitan suponer quién o quiénes nos dispararon”, en el reportaje de igual modo plantearon sus dudas.

¿Quiénes sabían entonces de que Llaitul iba a ser visitado ese día de marzo por Iván Núñez?

UN EX AGENTE DE INTELIGENCIA

El día del atentado hecho a los periodistas, entre sus colegas de TVN llamó la atención que alguien llamara a un periodista vía WhatsApp siete horas antes de que ocurriera el atentado para indagar respecto de si Iván Núñez andaba en el sur.

– “Sabes si Iván Núñez volvió del sur entiendo andaba entrevistando a Llaitul”- preguntó Augusto Scarella Arce, ex analista de la Dirección de Inteligencia del Ejército.

Scarella fue profesor de Inteligencia y alcanzó el grado de coronel, llegando a desempeñarse como secretario del Estado Mayor Conjunto en 2016.

Núñez llamó a Scarella, quien si bien en un primer momento reconoció que sabía de la cita de Llaitul con el periodista y que un cliente le encargó toda la información, luego se desdijo negando lo anterior.

En su perfil en Linkedin, Scarella se describe como un “profesional de amplia competencia y permanente creación de estrategias y planes en pos de obtener altos objetivos de la organización a la cual pertenece”. Destaca asimismo sus “habilidades como ex militar en el campo de la administración del recurso humano y material, seguridad e inteligencia» las que asegura combinar con el mundo de las comunicaciones estratégicas.

Lo cierto es que Scarella ingresó al Ejército en 1984, es decir, en los momentos de mayor represión al movimiento de protesta contra la dictadura de Pinochet, egresando en 1988, poco antes del retorno de la democracia como Oficial de Ejército con Mención en Infantería Licenciado en Ciencias Militares.

En su currículum también llama la atención su formación en la US Intelligence School durante el año 1994, en donde se graduó de especialista operativo en inteligencia comunicacional.

El militar también estudió periodismo en la UNIACC, especializándose en comunicación estratégica, obteniendo además un Magíster en Ciencias Políticas. Ha sido además docente del Magíster en Análisis de Inteligencia Comunicacional impartido por la Universidad Mayor, dirigido por quien también ingresó al Ejército en la década de los ochenta, el coronel Roberto Donoso Pincheira, quien en sus redes sociales se representa como un caballero cruzado y sube contenidos contrarios a la izquierda chilena y el movimiento social.

Scarella fue parte de la misión Minustah en Haití, en la que participaron 13 mil efectivos de las fuerzas armadas chilenas entre 2004 y 2017, bajo la tutela del comando sur de Estados Unidos, ubicado en Miami. En la invasión participaron varios países latinoamericanos y fue justificada con la excusa de proteger el orden en Haití, pese a que la presencia militar sirvió para reforzar la dependencia del país caribeño al imperio del norte. También recientemente se supo que los militares dejaron 265 mujeres embarazadas, muchas de ellas menores de edad, como el caso de niñas de 11 años. Del total, 21 bebés corresponden a militares chilenos. Consultado en calidad del representanta Estado Mayor Conjunto por Radio Universidad de Chile, Scarella defendió la intervención, argumentando que Haití se encontraba en “una guerra civil”.

Augusto Scarella Arce y Claudia Pérez Muñoz

Las dudas sobre el interés de Scarella por el desplazamiento del periodista se acrecientan tras conocerse que esa está casado con Claudia Pérez Muñoz, secretaria del director de la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) durante tres periodos, según reveló Interferencia, además de haber sido parte de la Oficina, núcleo encargado de desactivar los colectivos de ultra izquierda al comenzar la post-dictadura.

FALABELLA, G4S Y MILITARES VIOLADORES DE DERECHOS HUMANOS

De los clientes que mencionó Scarella se sabe bien poco. Según la información que proporciona en Linkedin, el ex coronel está dedicado a la consultoría en defensa y seguridad, representando a la compañía con sede en el Reino Unido G4S en Latinoamérica, cargo que desempeña hace 4 años, luego de haberse desempeñado como representante de la filial chilena. La firma G4S es acusada por el gobierno de Irán de estar detrás del asesinato del general Qasem Soleimani, cuya comitiva recibió un impacto de un dron cuando se encontraba en un aeropuerto iraquí.

Según un reportaje de Ciper Chile, publicado en 2009, G4S era tanto la mayor empresa de guardias del país, como la que acumulaba más denuncias y multas por infracciones a la legislación, calculada ese año en 3 mil, las que equivalían a más de $1.390 millones.

En la filial chilena de G4S también fue gerente Antonio Braghetto, ex-general de la Fuerza Aérea, quien se desempeñaría también como subgerente corporativo de seguridad de Mall Plaza y tras el estallido social, en diciembre de 2020, asumió como subgerente de seguridad primero y, posteriormente, como gerente de operaciones de Falabella. En el cargo se preocupó de contratar en el comité de seguridad a oficiales en retiro del Ejército procesados por violaciones a los derechos humanos y relacionados con casos de corrupción, como el teniente coronel en retiro, Alfredo Iturriaga Neumann, ex agente de la Brigada Mulchén de la DINA; y los generales Jorge Lecanda Ricalde, ex director de Operaciones del Ejército, y Germán Schell, ex comandante de la División de Adquisiciones del Ejército, investigados por corrupción por la ministra Romy Rutherford.

OPERACIONES DE DECEPCIÓN Y ENGAÑO

En 2011, Scarella publicó un análisis en la revista Defensa Global, tribuna de militares que juegan a ser expertos en defensa. En el artículo titulado “El valor de los medios de comunicación social en el campo de batalla”, el ex analista de inteligencia sostuvo que “la estrategia predeterminada para obtener decisivos efectos en el campo de la información y el dominio del ciberespacio a través de una planificada acción mediática capaz de generar efectos políticos y estratégicos, es hoy en día de similar importancia que un excelente sistema de armas y un adecuado entrenamiento de sus efectivos”.

Analizó en el artículo las acciones de ataques y mediáticas del grupo Hezbollah frente a Israel, la que definió como de importante interés debido a que “fue predeterminada para obtener decisivos efectos en el campo de la información y el dominio del ciberespacio a través, entre otras actividades, de producir y diseminar acciones militares tácticas, para generar efectos políticos y estratégicos”.

También aseguró que “los medios de prensa pueden colaborar en operaciones de decepción y engaño, si se requiere: La posibilidad de divulgar información que cause decepción en el adversario, conducente al engaño de su aparato de inteligencia, es factible de ser utilizado previa coordinación con los medios y en virtud de ahorrar la posible pérdida de vidas con la continuación de una operación o del conflicto”.

LA EXTRAÑA MUERTE DE UN POLICÍA

Las dudas respecto del atentado a los periodistas de TVN también siembran incertidumbre respecto de la extraña muerte del cabo de carabineros de origen mapuche, Eugenio Nain Caniumil, quien con escasos 24 años en octubre del año pasado fue enviado a desarmar unas barricadas en el sector de Metrenco, al sur de Temuco, en un vehículo no blindado y sin poseer conocimientos sobre control del orden público.

En marzo de este año fe detenido el comunero Luis Tranamil Nahuel, a quien acusa el OS-9 de carabineros de ser quien mató a Nain. Luis es hermano del machi Fidel Tranamil, perseguido en la Operación Huracán, en la cual carabineros inventó pruebas para acusar a comuneros mapuche. Las evidencias presentadas por la policía son un auto que aparecería en las imágenes que es propiedad de Tranamil, la ubicación del GPS de las llamadas telefónicas que hacía (estaba próximo a su casa) y su ausencia en una protesta tras haber sido detenido el machi Fidel ese mismo día.

Lo extraño es que en las pruebas presentadas por carabineros, no hay mención a la bala que mató al policía y tampoco se sabe mucho del arma desde la cual podría haber sido percutada. Fueron dos disparos, llegando el segundo directamente al tórax del joven Nain, quien murió camino al hospital. Según reveló Interferencia, la munición fue calibre 5,56, la misma utilizada por carabineros en el asesinato de Camilo Catrillanca.

La muerte de Nain ocurrió en un momento clave del conflicto chileno-mapuche y sirvió a la policía para cerrar apoyos al interior de las filas respecto de la ideología de combate hacia los pueblos indígenas; así como también a nivel mediático, atribuyendo nuevamente un acto de violencia al pueblo mapuche. Si bien, en el caso del cabo Nain no hay gran evidencia y las dudas respecto de la investigación policial son muchas, en el caso de Núñez las pistas dirigen la atención hacia conjuras de ex militares de derecha con amplios nexos al interior de carabineros. Pese a que el periodista aseguró que hoy no dispone de antecedentes para suponer quien está detrás de los disparos, se trata de un rostro televisivo que no cesará en su empeño por indagar respecto de quién dio la orden de matarlo.

El Ciudadano

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