Ello, en una economía como la chilena fuertemente concentrada y absolutamente abierta, lo cual implica una incidencia particularmente alta de lo que acontezca en el exterior.
Por Hugo Fazio, director del CENDA
El Banco Central resolvió reducir la tasa de interés de política monetaria (TPM) en cincuenta puntos base, llevándola a 6%, nivel que en contradicción con la realidad de la marcha de la economía nacional continúa siendo contractiva. La TPM fue elevada a un 11,25% en mayo de 2023, un año atrás, comenzando desde el mes de agosto un largo proceso de reducción. “El Consejo prevé – señaló en su comunicado sobre la reunión- que, en línea con el escenario central del IPoM de marzo, la TPM seguirá reduciéndose. La magnitud y temporalidad del proceso de reducción de la TPM tomará en cuenta la evolución del escenario macroeconómico y sus implicancias para la trayectoria de la inflación. El Consejo reafirma su compromiso de conducir la política monetaria con flexibilidad, de manera que la inflación proyectada se ubique en 3% en el horizonte de dos años”.
En su análisis de lo acontecido en el trimestre, destacó que en las Cuentas Nacionales la economía evolucionó “acorde con lo proyectado” en el IPoM de marzo. En materia de demanda destacó que el consumo volvió a aumentar y la formación bruta detuvo su caída de fines de 2023. La expectativa de inflación a dos años plazo son similares a las del mercado. “En este escenario, las dudas en torno al inicio de los recortes de tasas por parte de la Reserva Federal siguen siendo uno de los principales factores detrás de los movimientos de los mercados financieros globales”
Llama la atención, señaló el economista jefe del banco BCI, Sergio Lehman, que lo efectuó haciendo referencia a los préstamos de la banca comercial que han tenido un incremento “acotado”, lo que, explícito, “uno entendería que eso es acorde a una demanda que permanece débil” (24/05/24). Las Cuentas Nacionales permiten ver cuáles son los sectores que están repercutiendo positiva o negativamente en la actividad económica. El sector económico de mayor incremento fue, con un 3,2%, las exportaciones, ante todo las mineras. En ello incidió, desde luego, la entrada en producción de la canadiense Teck del yacimiento Quebrada Blanca, en la cual Enami es un accionista minoritario. Y, luego, el incremento del gasto público, con una expansión en enero-marzo de 4,3%, que tiene un efecto multiplicador de la demanda interna. Por su parte, el consumo de los hogares permanece bajo y el gran freno y presión a la reducción se produce con la formación bruta de capital fijo, ante todo en uno de sus componentes, el de “maquinarias y equipos”, que se redujo por tercer trimestre consecutivo, esta vez en un elevado 6,1%, el más fuerte desde el año 2020, en plena pandemia.
Influye también en la evolución económica cómo crece un determinado sector. “Por ejemplo -analizó el académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, Pablo Correa- estar creciendo solamente por un boom del sector minero, por más que tengamos un estabilizador automático del gasto, como es la regla del balance fiscal cíclicamente ajustado, versus crecer por una expansión de la demanda interna”. ¿Por qué?, se pregunta, y responde: “porque es un sector, cuyos dueños son mayoritariamente extranjeros, y las rentas, una vez pagados los impuestos y los costos de producción, no son ingresos nacionales sino extranjeros. Por eso se generan brechas entre el crecimiento del PIB y la expansión del ingreso nacional disponible. En el caso del trimestre de este año -detalló- mientras el PIB creció un 2,3%, el ingreso nacional lo hizo en un 0,4%” (25/05/24).
Un sector fuertemente concentrado y controlado en su totalidad por empresas extranjeras es el de la distribución eléctrica. La distribución constituye el tercer componente y final del sector. Se inicia con la generación, conformada por las centrales hidroeléctricas, eólicas, a carbón, a gas. El segundo es la transmisión, las torres y cables, que permiten moverla. Y, finalmente, la distribución. En el país, más de un 90% de la población es atendida por cuatro empresas. CGE, controlada por una empresa china, con el 43%, la italiana Enel un 28%, la canadiense Saesa-Frontel un 12%, y una cuarta también de origen chino un 9%. Como indican las cifras algo más de la mitad están controladas por empresas de capitales chinas. Desde los años noventa, el sector tuvo escasas modernizaciones. En 2019, en la administración de Sebastián Piñera, tuvo lugar su última reforma, la cual disminuyó la rentabilidad máxima que se emplea para fijar las tarifas, en un servicio de giro exclusivo.
La economía chilena desde los años de dictadura es una economía extremadamente abierta a los movimientos de capitales y al comercio. Por ello, el proceso de globalización de la economía mundial incidió profundamente en el país. Ahora el mundo se encuentra en otro momento. Los esfuerzos de EEUU por mantener su liderazgo a nivel global, las restricciones comerciales que establece, la paralización en la que tiene a la Organización Mundial de Comercio, la guerra económica que encabeza contra Rusia y cómo enfrenta la invasión de bienes procedentes de China, generan un escenario diferente.
El mecanismo de los aranceles continúa hoy siendo aplicado intensamente por EEUU. La Casa Blanca durante mayo comunicó que aplicará un duro incremento arancelario a determinados productos chinos, que llegan incluso al 100% en el caso de los vehículos eléctricos, que actualmente es de 25%. Donald Trump inmediatamente lo rebatió proponiendo aranceles de 200% sobre los automóviles procedentes del país asiático, transformándolo de esta manera en parte del debate presidencial ya iniciado. La secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, participó en una reunión del G7, donde insistió que resultaba “fundamental” que Estados Unidos y la Unión Europea creen un frente “unido y claro” contra la sobrecapacidad industrial de China. A la vez el fondo monetario internacional criticó la decisión de aumentar los aranceles y advirtió que las tensiones entre las dos principales economías corren el riesgo de perjudicar el comercio y el crecimiento mundial. “Nuestra opinión -manifestó el portavoz del FMI en Washington, Julie Kozak- es que a Estados Unidos le vendría mejor mantener políticas comerciales abiertas que han sido vitales para su rendimiento económico” (17/05/24).
La subdirectora gerente del Fondo, Gita Gopinath, publicó un estudio advirtiendo, dando a conocer la opinión de la institución, de los riesgos de la fragmentación de la economía mundial, en dos bloques, con EEUU y China como ejes de cada uno de ellos. “La imposición de restricciones al comercio -dijo- disminuiría las ganancias de eficiencia, limitaría las economías de escala y reduciría la competencia (…). Menos comercio implicaría también menos difusión del conocimiento, un beneficio clave para la transición”. De acuerdo a cifras entregadas por la consultora Wood Mackenzie, China domina las cadenas de suministros de 14 tecnologías, claves para la transición energética, incluyendo el 97% de la producción de wafers para paneles solares, 63% de las torres eólicas, y el 79% de las baterías de litio.
La directora de la Organización Mundial del Comercio, Ngozi Okonjo-Iweala, expresó su preocupación por el anuncio de aranceles de Biden. “Algunas estimaciones que hemos hecho de la fragmentación del comercio en dos bloques geopolíticos, por ejemplo, muestran que a largo plazo se produciría una pérdida del 5% del PIB mundial real. Eso es muy significativo -recalcó- y las pérdidas serían mayores para los países en desarrollo” (25/05/24).
“EEUU está compitiendo consigo mismo -comentó Edward Luce, en Financial Times- para ver qué partido es capaz de alcanzar la desglobalización más rápida. A este ritmo -agregó- el desacoplamiento entre EEUU y China quedará decidido de manera bipartidista para noviembre. La elección será entre Biden finalizando un divorcio ordenado, o Trump haciéndolo precipitadamente y caóticamente. En cualquier caso -concluyó-, la dirección que ha tomado EEUU es preocupante. Ya sea en un nivel u otro, tanto demócratas como republicanos están ahora a favor de levantar el puente levadizo global. Los argumentos de Biden sobre la economía y el cambio climático fracasan por mérito propio. Eso sin contar las probables medidas de represalia por parte de China, las cuales se dirigirán a las exportaciones estadounidenses. Son los consumidores, no los importadores, quienes corren con los costos de los aranceles” (17/05/24).
Los objetivos que preocupan a Biden no son únicamente los vehículos eléctricos. Están también los paneles solares, cuyo arancel subirán de 25% a 50% en 2024, mientras que los semiconductores lo harán en el mismo porcentaje en 2025. Además, se verán afectadas las baterías de litio, grúas portuarias y productos médicos. Ello ocurre cuando la producción manufacturera global está perdiendo terreno, incluyendo al país asiático. “Por la ganancia simbólica -sostuvo también Luce- de un puñado de empleos de cuello azul, Biden está imponiendo un impuesto generalizado a la clase media y socavando la competitividad estadounidense. Biden no ofrece ninguna lista de pasos que China debiera seguir para cumplir con las reglas estadounidenses. Eso se debe a qué sucesivas administraciones estadounidenses han inhabilitado el funcionamiento de la Organización Mundial de Comercio”. Lo han hecho no resolviendo los cargos vacantes de su organismo destinado a resolver las diferencias comerciales entre los países, lo cual constituye la conducta seguida como presidentes tanto por Trump cómo Biden. Este último dictó, por otra parte, la importante legislación sobre reducción de la inflación, la Ley para la Reducción de la Inflación (IRA, según su denominación en inglés)
“Desafortunadamente, EEUU no está ejecutando su política industrial tan bien como China. Casi dos años después de la aprobación de la IRA -detalló Luce- EEUU solo ha instalado siete nuevas estaciones de recarga de vehículos eléctricos, que cubren un total de 38 plazas para los conductores. Esto sería insuficiente -recalcó- incluso para cubrir un suburbio de Luxemburgo”. (17/05/24). El otro fundamento dado para justificar estas políticas es la seguridad nacional que sirve de argumento para los más variados temas.
En Alemania, en la Escuela de Fráncfort, la secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, después que el canciller germano, Olaf Scholz, se pronunciase en su discurso en contra de las medidas “proteccionistas” que limitan el comercio internacional, llamó a los países de la Unión Europea a la “coordinación” frente a la sobreproducción de origen chino en mercados claves para la transición energética como los vehículos eléctricos, paneles solares, turbinas. Defendiendo los pasos en este terreno en un país contrario a políticas de este tipo. “La política industrial de China puede parecer remota -manifestó- mientras estamos sentados en esta sala, pero si no respondemos en forma estratégica y unida, la viabilidad de las empresas de nuestros dos países y de todo el mundo podrían estar en peligro” (21/05/24). En su discurso Yellen insistió en que no están por el “desacople” del comercio con China, pero sí por “diversificar” los riesgos, en materia de “dependencia” de productos chinos estratégicos.
Afirmaciones similares efectuó la presidenta de la Comisión Europea y candidata en las elecciones parlamentarias europeas de junio, Ursula von der Leyen, que dio además el paso de iniciar una investigación sobre los subsidios dados por Beijing a los autos eléctricos del país asiático en septiembre de 2023 como un paso dado en el camino de imponer restricciones a sus importaciones. La afirmación de no imponer restricciones en el comercio internacional se debilita cuando se tiene en consideración que, de acuerdo a cifras del FMI, en 2012 contabilizaba 250 restricciones al intercambio entre países, y diez años después sumaban unas 3.000 y en 2024 siguieron creciendo. Por su parte, las autoridades chinas dieron a conocer el 19 de mayo que iniciaron investigaciones sobre las importaciones de plásticos procedentes de Europa, EEUU y Japón.