La experiencia elasiva de la marihuana y su onda o barrido

¿Cuál es la característica de la marihuana que la tiene donde la tiene, esta estrella fulgurante de la que se habla y en cuya controversia la mayoría se interesa? La medicina oficial centrada en la política mundial de control de drogas ilegalizadas, que sigue también nuestro país, al referirse y orientar sus investigaciones sobre la […]

La experiencia elasiva de la marihuana y su onda o barrido

Autor: Mauricio Becerra

avelino¿Cuál es la característica de la marihuana que la tiene donde la tiene, esta estrella fulgurante de la que se habla y en cuya controversia la mayoría se interesa?

La medicina oficial centrada en la política mundial de control de drogas ilegalizadas, que sigue también nuestro país, al referirse y orientar sus investigaciones sobre la marihuana lo hace con términos de connotación negativa como: tóxico, dependencia, trastornos, alteraciones, escaladas etc., a la vez que va aprovechando, asimilando los descubrimientos que hacen sobre el sistema endocannabinoides. Pero hay un discurso invisibilizado, casi esotérico porque es de elites de iniciados en cierto modo, que han tratado de hacer evidente lo que la gente vive en general cuando usa marihuana. Lo que la ciencia oficial influenciada por las directrices de la visión de control, prohibición y represión no se han dado la oportunidad de conocer y ha querido mantener en silencia por razones de política de salud. He aquí una aproximación de porqué la gente consume Marihuana, ya sea recreacionalmente, por desarrollo espiritual, viajes psiconáuticos de exploración mental.

La marihuana produce calor en la piel, el que se puede sentir de forma evidente en la cara y en la cabeza. Puede producir un grado de ansiedad, actividad y de paranoia. La realidad se hace más eminente. Aumenta la percepción por agudización de los sentidos y la comprensión es mayor. La realidad se hace “eminente” por mayor agudeza acústica, visual, táctil, la percepción de lo cotidiano resalta más que sin sus efectos. Probablemente se deba a un cambio cerebral que involucra a centros nerviosos diferentes a los meros sentidos, lo que muestran las investigaciones neurobioquímicas, neurofiológicas y de imageneología, los descubrimientos de receptores para los cannabinoides en distintos órganos en personas y otros animales, los CB1, CB2 y otros más que estan en estudio y que se agregarán probablemente y también a los endocannabinoides que los produce el mismo individuo.

Si algunos sentidos parecen mejorar no es de forma pareja, un ejemplo es el equilibrio ya que la cannabis puede producir cierto grado de apraxia, torpeza motora, rigidez y leve temblor en las manos. Lo que depende de la dosis consumida, como en todas las drogas sustancias, por eso -al contrario de lo anteriormente dicho- muchos consumidores se activan: la usan para trabajar y mejorar su rendimiento, lo que no tendría sentido si el exceso de efecto alterara siempre los movimientos. Lo mismo ocurre con drogas comunes como el alcohol (o cualquier medicamento): una dosis adecuada puede facilitar la vida social en base a la desinhibición y animación, incluso en situaciones de protocolo exigentes ya sea en un casamiento o en una recepción diplomática o académica, pero dosis mayores llevaría a resultados absolutamente contrarios, y terminaría en hechos bochornosos o de riesgo.

ONDAS O BARRIDOS

En el conjunto de efectos de la marihuana se manifiestan las típicas ondas. Olas que toman a los sentimientos o emociones, al pensamiento, y pueden o no terminar en conductas. Son rachas de cambios evidentes en las vivencias mentales que se producen. Están compuestas por emociones, ideas y conductas, en relación directa con los respectivos planos fisiológicos e instintivos que le son propios e inherentes en niveles profundos de los cuales los individuos no se percatan habitualmente, y como sucede en condiciones normales tampoco se hacen necesariamente consientes. Las ondas, como su nombre lo indica, aparecen y desaparecen, tienen inicio, transcurso y una disolución. Dejando entre ellas un período de reconexión más o menos normal con la realidad, un intervalo de expectación, de alerta más intenso, desde el que se entra o “se cae” en una nueva onda: otra racha de pensamientos, sentimientos, comportamientos, que se combinan entre ellos de variadas formas. La moda de usar la palabra onda para referirse al estado de las cosas en general, o los giros verbales como “buena onda” o “mala onda”, o preguntas sobre “¿cómo esta la onda?” es probable que se originara luego que el uso de marihuana se masifico entre los jóvenes. Probablemente es una forma acentuada, gracias a los efectos de la marihuana, de percibir el ir y venir entre el pensamiento por un lado y la atención sensorial por otra característico del funcionamiento cerebral. Lo que ocurre cuando manejamos y de pronto nos fijamos en la conducción cayendo en cuenta con desasosiego que veníamos entregados a pensar y luego volvemos sin darnos cuenta a lo mismo.

La onda puede ser predominantemente ideacional, emocional, motora o conductual. Pueden constituirla sentimientos que no parecen asociados de manera evidente con alguna idea o consecuencia de una idea, si no por reacción propia de centros emocionales del tipo sistema límbico, y no por alguna idea inicial o recuerdo al que posteriormente se asocia un sentimiento consonante. Esta onda más emocional, u otra de tipo sensacional (originada en los sentidos)), puede llegar a acompañarse de ideas, contenidos ideacionales ad-hoc a posteriori. Pero una emoción puede también ser estimulada por ideas surgidas en la imaginación, y viceversa.

Los niveles emocionales, ideacionales, y en cierto modo conductuales, que constituyen una totalidad integrada en el funcionamiento corriente, se afectan aparentemente por sí mismos con la marihuana; además de afectarse en conjunto. Ondas que son verdaderos barridos de efectos emocionales, conductuales o ideacionales.
En las ondas de la marihuana sobre la psiquis, los distintos niveles del hombre holístico: fisiológico, instintivo, emocional, ideacional y conductual, se encienden en una vivencia general de la existencia. En dosis adecuadas, se mantiene la estructura psíquica y la integración de las emociones, ideas y conducta; todos estos planos o vivencias de la interacción con la realidad mejoran su performance, rendimiento e intensidad. Independientemente de la evaluación global que pueda realizarse en una persona bajo el efecto elasivo de esta sustancia.

LA COMPRENSIÓN

La comprensión de contenidos, hablados, escuchados y escritos, se aclara, profundiza y amplía. Como si se lograra atender sobre ellos con mayor facilidad, y descubrir significados que en condiciones normales no se develarían. Un mismo contenido al que se compareció anteriormente: conceptos, canciones, poemas, recuerdos, ante el que experiencias previas no habían llevado a un descubrimiento de significado, se aclara por efecto de la marihuana, la comprensión o el interés alcanzado adquiere el relieve suficiente para hacerlo visible; probablemente por efecto estimulante que activa las funciones cognitivas.

Esta intensificación vivencial de la marihuana aumenta la comprensión actual en el tiempo presente y también la comprensión de la relación pasada con la realidad material, y con el mundo psíquico o mundo interno.

ATENCIÓN Y CONCENTRACIÓN

Las ondas actúan sobre la atención y la concentración. La atención puede dispersarse ante un mar inmenso de ocurrencias e imágenes notorias y pujantes, sin embargo, la persona al ser llevada en el oleaje pasajero de la onda, al quedar en ella, al ir en ella, aumenta la concentración de lo que ocurre mientras dura. Con los respectivos componentes sensoriales, emocionales e ideacionales. En la onda la atención está cautiva en los contenidos de la vivencia, y en este sentido puede haber menor atención general y alerta pero más concentración, lo que se llama “quedarse pegado”, hasta que otro estímulo lo despega de aquello en lo que la persona se encontraba absorbido.

La intensificación sensorial y comprensiva, la capacidad de ver bajo el agua, se pierde con la desaparición del efecto, pero lo descubierto con marihuana puede conservarse, o rescatarse recordarse como cualquier vivencia normal, sin compromiso de la memoria sobre lo ocurrido mientras actuaba el efecto, no es característico en el uso de cannabis la amnesia, el palimsesto o black out del alcohol o benzodiacepinas, por eso tampoco se nombra en la literatura. A no ser que las dosis sean muy altas (no he sabido que alguien se borre por consumo de cannabis), o –principalmente- combinadas con otras drogas capaces de afectar la conciencia y de ahí como consecuencia lógica alterar la fijación y la memoria de lo vivido.

Habitualmente la experiencia elasiva con marihuana no tiene como fin comprender o descubrir, el mundo externo o interno y por lo tanto pasa al olvido como otra experiencia. La marihuana no produce una pseudoiluminación, en el sentido de que produce un falso aumento de algunas funciones psíquicas, por eso que uno de sus usos tradicionales y actuales es para psicoterapia, desarrollo personal y social a partir de lo anterior; de ahí su reconocimiento como planta espiritual y/o maestra, o para viajes de exploración psiconáuticos y cambios en el estado de la conciencia. La marihuana o cannabis produce un cambio real en algunas funciones psíquicas, cambios en el estado de la conciencia, que se viven diferente a lo normal

La experiencia de intensificación de las emociones puede ser agradable o desagradable. A veces una angustia flotante, un temor difuso cubre las circunstancias y la realidad, acercándose así a una experiencia persecutoria, paranoídea, amenazante, que puede llegar a formas criticas, las famosas ”pálidas”. Sin embargo, en la mayoría de las veces las emociones que priman son positivas, lo que ha hecho de la marihuana una sustancia sociable, alegre y pacífica.

De esta manera con la marihuana se acentúan funciones psíquicas: mayor percepción sensorial, intensificación de las emociones, profundización de la memoria y cambios en la atención de diferentes tipos. Aparente disminución de la amplitud de la “atención” en beneficio de aumento de la “concentración”, y mayor penetración de la atención. Cambios en la atención y la concentración que son dinámicos, ciclos de actividad característicos que tanto se crean y se diluyen unos detrás de otros. La comprensión se amplía y profundiza y, la conducta acompaña al conjunto anterior con un incremento en la vitalidad y energía. Generalmente, bajo sentimientos rectores, donde es más frecuente, la alegría, cuando no directamente la risa, y la sociabilidad expansiva; en algunas personas predomina la sedación y el letargo. Es menos frecuente el temor y la paranoia que de ser intensos puede llegar a diferentes grados de despersonalización y de extrañeza respecto lo real.

Es muy característico el efecto de la marihuana sobre la percepción del paso del tiempo, y de la propia imaginación. La persona al calcular un lapso de tiempo, siente que ha pasado más tiempo del que puede comprobar cronológicamente, esta diferencia es clásicamente conocida por los usuarios por lo no crea contradicciones mortificantes ya que se tiene la conciencia de que es un cambio en la percepción subjetiva del tiempo. Esta es una vivencia común de la psiquis en el sueño. Podría relacionarse con la mayor vividez o nitidez en la percepción de lo imaginado con la marihuana, lo que lleva a la impresión de que «han pasado tantas cosas” y que todo ello normalmente hubiera ocurrido en un tiempo mayor. A lo que se suma la mayor sensibilidad de los sentidos que contribuye al efecto de aumentar la concentración de experiencias destacadas por unidad de tiempo. La sociabilidad de la marihuana, depende bastante de esta brillante imaginación que produce lo que facilita y aumenta los contenidos a compartir y la exaltación alegre que hace el mundo confiable y amigable. .

He sintetizado -lo que considero- los efectos más habituales de la marihuana, que escasamente o directamente no se encuentran en la literatura médica y científica en general, carencia que puede estar asociada a censura de la política actual sobre drogas que no quiere mostrar atractivos de ellas, pero que aparecen fácilmente en las investigaciones de los consumidores, y son los efectos por los cuales generalmente se consume marihuana.

Lo que se ve en la literatura médico-científica es que describen los mismos efectos aquí nombrados, interpretándolos como efectos negativos, con el nombre de “tóxicos”, “alteraciones”, “trastornos” ya sea de la percepción del tiempo, de la memoria, de la atención de las emociones, que dejan la impresión de algo anómalo y desagradable. Creo que la cuestión es lo contrario para quien busca su consumo, que disfruta de estos efectos y le gusta hacerlo, y que cuando encuentra descripciones ambiguas y críticas no las identifica, no reflejan su experiencia y las toma por ignorancia sobre la marihuana; y cuando se trata de una persona con dependencia que necesita tratamiento es causa de desconfianza, rechazo y abandono.

Es razonable creer que las funciones psíquicas nombradas en una experiencia libre, inspiradas por una motivación propia, dan resultados distintos a esas mismas funciones psíquicas solicitadas en un ambiente artificial de laboratorio, con profesionales que aplican test de pruebas sin sentido personal del usuario; de manera que hay que considerar esto al extrapolar resultados de cualquier estudio al consumo normal.

Para quienes no han consumido marihuana o sus derivados, y/o no tienen cercanía a los círculos de consumidores y hablan por lo que han leído u oido, las descripciones técnicas y críticas habituales de la literatura especializada lo hacen imaginar una idea de sus efectos un poco ajena, difícil de entender, porque no tienen una experiencia con qué compararla o reconocerla, y el lenguaje empleado sugiere algo desagradable, nefasto, sin poder conocer en las descripciones habituales de la literatura médica lo bueno y hasta numinoso de la experiencia, que es la verdadera base de su demanda masiva y por tantos miles de años. Junto con los otros motivos de consumo.

Creo evidentemente que si esta descripción de los efectos de la marihuana fuera de como la viven quienes gustan y trabajan con ella, se aprendería algo esencial de por qué lo hacen, y de por qué se podría caer en un consumo patológico; es posible que a la vez se estimularía a que aumentaran los consumidores, pues es natural que las personas busquen tener experiencias agradables. A lo mejor un discurso positivo sobre los efectos de la marihuana no sería bueno previniendo o evitando el consumo, y sin embargo podría ser bueno y quizás mejor que el actual en la prevención y la evitación del consumo perjudicial y la adicción. Esta hipótesis no es verdadera por sí misma, habría que verla en acción para saber qué resulta, y es lo que está sucediendo ahora en muchos países del mundo, de la misma manera las hipótesis que dieron y dan forma a las estrategias actuales motejadas de represivo-prohibicionistas no han demostrado ser reales si es que en su aplicación no han resultado en lo que se esperaba, como es lo que en gran medida ha ocurrido.

Avelino Jiménez
Psiquiatra


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