Amarilis Horta, directora del Centro Bicicultura, colectivo ciudadano que «propone la masificación de los medios a energía humana como una forma de democratizar la sociedad y mejorar la convivencia y calidad de vida de todos en las ciudades». Bicicultura impulsa la Reforma de la Ley de Tránsito y el reconocimiento de la bicicleta como vehículo diferente y prioritario.
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En Chile no es necesario hacer ninguna medición ni estudio para establecer, sin temor a error, que los ciclistas cometemos más infracciones que cualquier otro usuario de las vías. ¿Por qué? Porque con la ley actual circular en bicicleta ES ponerse fuera de la ley. Un vehículo de 2 ruedas no puede ocupar una pista completa y al circular no puede evitar que filas de autos ocupen el espacio libre desplazándolo hacia la derecha, y su conductor, quiéralo o no, se encontrará en una situación interpretable como “adelantamiento por la derecha”. O nos ponemos a circular todos por pista izquierda o parte izquierda de la pista, dejando a los automovilistas como infractores de ley por rebasar a los ciclistas por la derecha, o cambiamos la Ley y creamos en toda la vialidad una pista preferencial para vehículos a energía humana, por donde puedan circular seguras bicicletas, triciclos, bicitaxis, patines, patinetas y carros para personas con alguna discapacidad.
Muchos ciclistas, si no viene nada, optan por cruzar con luz roja, en ciclovía, o en la calle. ¿Por qué? Porque la luz verde no garantiza preferencia de paso para el ciclista y éste prefiere cruzar “cuando no viene nada”. Esto se explica porque los ciclistas circulan mayoritariamente por pista derecha y de nada le servirá tener luz verde, si un motorizado dobla en primera pista y lo arrolla, la jurisprudencia falla en su contra, culpándolo de “adelantamiento por la derecha”. Los países que protegen al ciclista, le aseguran una línea adelantada en los semáforos, que los hace visibles, y semáforos especiales, que cambian a verde segundos antes, para asegurar la salida pronta y sin riesgo del ciclista de la intersección, permitiéndole escapar de los puntos ciegos, vencer la inercia y poner su vehículo en movimiento, tras el obligado zigzagueo inicial, antes de que los motorizados se pongan en marcha.
La Ley de Tránsito establece arbitrariamente que la bicicleta es un vehículo igual a un auto o un camión, y exige de los ciclistas un comportamiento impracticable. Quienes experimentamos a diario avanzar equilibrándonos en 2 ruedas entre vehículos motorizados que superan 10 veces nuestro peso y volumen, que corren a 60 o más kilómetros por hora, sabemos que no somos iguales, que un ligero topón a nuestra carrocería, hecha de carne y hueso, es grave y puede ser fatal.
En nuestras ciudades sólo el 25% de los viajes se hacen en automóviles particulares. El 75% restante se realiza a pie, en transporte público y bicicleta, y sin embargo las ciudades son pensadas para el automóvil. La vialidad es el espacio público más importante, en donde todos debemos tener derecho a circular y permanecer. Un espacio que todos financiamos, independiente de si sacamos o no patente. Hoy en día los automóviles particulares no pagan ni siquiera el costo de mantención de la vialidad, ni menos los efectos negativos que su uso tiene sobre la población. Todos los chilenos financiamos con nuestros impuestos una vialidad que se distribuye de manera arbitraria, discriminadora e injusta, que privilegia al automóvil, un modo de transporte minoritario, ineficiente y contaminante.
Celebramos que el Ministerio de Transporte reconozca la necesidad de reformar la Ley de Tránsito, y esto no ha sido fácil, porque incluso para algunos ciclistas ha primado por muchos años la visión de que la ley chilena está bien, porque permite la circulación en la calle”, señala Amarilis, mientras continúa diciendo que “los ciclistas desarrollamos rápidamente una estrategia de conducción que exige conocer las normas de la actual Ley de Tránsito, y las normas de sobrevivencia, de riesgo calculado. Esto permite que hayan muchos menos accidentes fatales de los que ya hay, y nuestra meta es que no haya ninguno, para lo que resulta indispensable reformar la Ley, formalizar la presencia de la bicicleta en el tránsito, con normas claras para todos, posibles de cumplir, exigibles y fiscalizables”, afirma la directora de Bicicultura, Amarilis Horta.