Para nadie es un misterio que Sebastián Piñera sepultó el diario La Nación, único medio en papel público y estatal que tenía nuestro país, afectando gravemente la Libertad de prensa. Junto a la Nación, también cerró el medio de investigación periodística La Nación Domingo, y remató la imprenta Puerto Madero, desarticulando la posibilidad que el Estado pudiese generar contenidos periodísticos de calidad en papel, final igual de triste que tendría la distribuidora estatal de periódicos y revistas conocida como Vía Directa.
Con esto quedó asegurado un control hegemónico de la prensa escrita en manos del Mercurio y su delictual dueño, Agustín Edwards, pues fue su empresa la que obtuvo a precio irrisorio la principal máquina de la imprenta Puerto Madero, que según entendemos habría sido trasladada al Norte, justamente a Antofagasta.
La imprenta de tipo rotativa y una de las más modernas del país vale por parte baja unos 5 millones de dólares. Sería interesante los parlamentarios solicitaran la información respectiva para ver en cuánto la remató el “palo blanco”.
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Edwards es el principal responsable de implementar una nueva campaña de desinformación y manipulación mediática. Los últimos titulares de la Segunda, Las Últimas Noticias y del mismo Mercurio con el caso bombas siguen hablando de su alma conservadora, dictatorial y sediciosa, que mediante sus publicaciones trata de igualar el concepto bombas a anarquistas.
El movimiento anarquista en Chile, es sin lugar a dudas el más radical en su actuar por la transformación social. No obstante sus diversos miembros y acciones conocidas, no guardan relación con sucesos de poner bombas a personas.
Las publicaciones mercuriales, en concordancia con el pacto de no agresión que tienen con el grupo Copesa, han buscado impregnar el miedo en la población, frenar las reformas políticas impulsadas por los sectores progresistas de la Nueva Mayoría y estancar las discusiones de fondo de profundización de nuestra democracia.
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En países en donde las mayorías democráticas, de verdad gobiernan, como en Argentina, Ecuador o en Bolivia, existen aparatos estatales, universitarios y públicos de comunicación, que incluye a radios, televisión y prensa escrita, que responden a las campañas difamatorias de los sectores conservadores.
Además en esos países el Estado no sólo ha creado sus propios medios, sino a promovido la comunicación como un derecho para la población, fomentando y financiando, radios, televisoras y prensa escrita de carácter comunitario para hacer frente a los intereses de la oligarquía y su industria mediática.
Pero en Chile estamos huérfanos, los que realizamos periodismo independiente debemos sostener nuestros proyectos informativos a punta de sacrificio personal y económico. Hace falta una nueva Ley de Prensa, hace falta que el Estado tome cartas en el asunto respecto a las comunicaciones en el país.
Que la derecha sepa que controlando la información puede en alguna medida manipular la realidad, no nos sorprende, lo que nos preocupa es que desde el gobierno no exista una voluntad real por contestar y profundizar el sistema informativo nacional, promoviendo la aparición de nuevos actores y voces y fortaleciendo a los independientes que han dado batalla por tantos años.
En Chile podemos discutir si existe o no censura pero la exclusión y el veto para algunos periodistas es una forma bastante cercana a la censura.
El gobierno de la Nueva Mayoría podría reactivar mañana mismo la circulación del periódico La Nación y sus derivados. Nada se lo impide y así como Piñera mató salvajemente, el periódico, la imprenta y la distribuidora estatal este gobierno puede resucitarlo.
Nosotros no proponemos que esta nueva Nación se transforme en un pasquín del gobierno de turno, todo lo contrario, una herramienta de comunicación del Estado de Chile, que busque la verdad por sobre cualquier consideración política partidista, que invite al diálogo y la participación social, la que debe estar Cooperada por periodistas que han dado muestra de su compromiso social al informar.
No podemos dejar de apoyar las palabras del parlamentario Guillermo Teillier respecto a la Nación pronunciadas en las últimas horas emplazando a la Nueva Mayoría a su reapertura “La Nación es un medio que ha informado con una versión imparcial hechos que muchos no se atrevieron, demostrando que existen más miradas, tal como lo ha hecho en los casi 100 años de existencia y eso, no podemos darnos el lujo de perderlo”.
Si la primera autoridad de nuestro país, Presidenta Bachelet, electa democráticamente, da la señal y actúa con firmeza, las Escuelas de Periodismo, cientos de Colegas, los Suplementeros, los Maestros Prensista de la Industria Gráfica, entre tantos otros, celebraran junto a todo Chile, el noble propósito.
La Nación, un gran medio de comunicación al servicio de lo público, la participación ciudadana y la democracia, no puede seguir esperando.
Bruno Sommer
Director El Ciudadano
Patricio Mery
Director Panorama News