La mozambiqueña de la cama 27, del sector de oncología del Hospital Central de Maputo, no tiene idea de la suerte que tuvo. En enero, cuando sintió dolores abdominales, el farmacéutico le recomendó analgésicos. Durante meses, “el dolor iba y venía”, relató a IPS.
En abril concurrió a una consulta médica en la clínica de Matola, a 15 kilómetros de esta capital de Mozambique. Las enfermeras habían terminado hacía poco una capacitación para detectar el cáncer de cuello de útero. Le encontraron un tumor invasivo y la derivaron al Hospital Central de Maputo (HCM); a los dos meses comenzó a recibir quimioterapia.
Cuando IPS la conoció había terminado hacía poco el tercer mes de tratamiento. Los médicos eran optimistas. Se salvó gracias a una innovación que introdujo este país: análisis clínicos de rutina en los centros de salud básicos para detectar el cáncer cervical.
“Las mujeres buscan ayuda cuando sienten dolor, y el dolor significa cáncer en una etapa avanzada”, explicó la enfermera Mafalda Chissano. “Pero si van al ginecólogo y se hacen un test de papanicolau, demoran meses, además del tiempo y el costo del transporte. Entonces ya es demasiado tarde”, observó.
Mozambique tiene la mayor mortalidad y riesgo acumulado de cáncer de cuello de útero: siete de cada 100 recién nacidas pueden desarrollar cáncer y cinco morirán por ello. Además, es el segundo país en incidencia de esta enfermedad, después de Malawi, según la coalición África para la salud materna, infantil y de recién nacidos.
Cada año se diagnostica el cáncer cervical a 5.600 mujeres, de las cuales 4.000 morirán, 11 por día. No hay radioterapia paliativa y es una muerte dolorosa.
Esos números corresponden a los fallecimientos registrados. Pero solo la mitad de los mozambiqueños tienen acceso a servicios de salud, por lo que se estima que muchas mueren sin diagnóstico.
VIH, un factor de riesgo
El problema se agrava por la alta prevalencia del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), en un país donde uno de cada 10 habitantes es portador. Las mujeres seropositivas tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer cervical y a una velocidad letal.
“Cuanto más débil es el sistema inmunológico, más rápido avanza el cáncer cervical”, explica el médico Amir Modan, del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) en Maputo.
Chissano trabaja Medicos Sin Fronteras (MSF) en Alto Maé, una clínica estatal de Maputo, donde la prevalencia del VIH, causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia humana), es de 20 por ciento. Una de cada tres mujeres seropositivas tienen lesiones precancerosas o cáncer de cuello uterino, dijo a IPS.
El cáncer cervical es el más frecuente entre las mozambiqueñas de entre 15 y 44 años, apuntó Modan.
Las autoridades sanitarias hacen frente al problema mediante campaña de información y la instauración de análisis clínicos de rutina en los servicios de planificación familiar.
Ya se capacitaron unas 1.000 enfermeras, precisó la doctora Aventina Cardoso, asesora de la organización Jhpiego. “Pero la demanda y las necesidades superan los recursos humanos”, se lamentó.
Los datos que maneja Jhpiego indican que 10 por ciento de las mujeres que se hicieron el análisis clínico tenían lesiones precancerosas y cinco por ciento desarrollaron la enfermedad.
Iniciación sexual temprana y brujería
Una de las causas del cáncer de cuello de útero es el virus del papiloma humano (VPH), de transmisión sexual. Es común y mucha gente es portadora, pero muchas veces permanece latente. De los 40 tipos existentes, algunos se resuelven de forma espontánea, algunos causan verrugas genitales y otros cáncer.
Los factores de riesgo del cáncer de cuello de útero incluyen al VIH, temprana iniciación sexual, infecciones de transmisión sexual, múltiples parejas sexuales, uso prolongado de anticonceptivos, fumar y antecedentes familiares de cáncer.
Las infecciones con VPH duplican el riesgo de contraer el virus del sida y, este, a su vez, acelera el avance del cáncer cervical.
Otro factor de riesgo es el no uso de preservativos. Menos de un cuarto de las personas usan condones en relaciones sexuales de riesgo, indicó Modan, lo que aumenta la exposición al VPH y al VIH.
Según la encuesta de salud demográfica de 2011, una de cada tres mujeres tuvieron su primera relación sexual antes de los 15 años.
La paciente de la cama 27 que ahora tiene 52 años, se casó a los 15 y tuvo siete hijos.
Las mujeres que llegan al sector oncológico del HCM “tienen mucho miedo”, relató Layne Heller, una voluntaria cristiana del hospital. “En sus pueblos natales existe la creencia de que vienen a morir y tienen terror”, apuntó.
Un estudio, realizado por Cardoso en la provincia de Zambezia, en 2010, encontró que la mitad de las mujeres entrevistadas asociaban el cáncer cervical con la promiscuidad y 42 por ciento con la brujería.
Había algo de cierto en que llegaban a morir, pero gracias a la campaña lanzada en 2013, la situación comenzó a cambiar.
La iniciativa, lanzada por la ex primera dama Maria da Luz Guebuza, saturó los medios y todos acontecimientos culturales, desde el día de la madre hasta los desfiles de moda.
Es clave reforzar el concepto de prevención en salud, remarcó Cardoso.
“No forma parte de nuestra cultura”, reconoció. “Solo vamos al hospital cuando estamos enfermos. Esto cambia lentamente a medida que la gente se da cuenta de la importancia de prevenir”, observó.