La lucha de los pueblos originarios por preservar y proteger los recursos naturales no ha sido comprendida. Las autoridades han subestimados sus reclamos, como resultado, una destrucción ecológica que podría volver a repetirse.
Los pueblos originarios de la región de Atacama desde hace años venían luchando para que no se hiciera exploración geotérmica en los Géisers del Tatio, sin embargo, el 3 de julio del año pasado, la Corema de Antofagasta, aprobó el Estudio de Impacto Ambiental, presentado por “Geotérmica del Norte (filial de Enap y Enel), lo que permitió que ésta pudiera iniciar la etapa de exploración profunda y perforación de los pozos.
Esta situación provocó que organizaciones indígenas, agricultores, organizaciones de mujeres, migrantes y empresarios turísticos de la Región, acudieran a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por cuanto el Estado les estaba quitando los recursos naturales, y por sobre todo el agua, entregándoselas a las transnacionales. Pese a todo, la exploración siguió su proceso, terminando en un desastre ecológico, ya de todos conocido.
Esta irreversible catástrofe ecológica, se pudo prevenir; nefastas experiencias ocurridas en otros lugares del mundo como Nueva Zelanda, Suiza, e incluso los Estados Unidos, lugares donde la exploración de energía geotérmica provocó terremotos de largo alcance y la explotación extinguió géiseres y fuentes termales, dejando un daño irreparable en las zonas intervenidas, debieron estos hechos ser tomados en cuenta antes de adjudicar los proyectos geotérmicos aquí en Chile.
Nada justifica que se provoquen estos desastres, porque si el país tiene carencia energética, es sabido por todos, que existen otras alternativas como la energía eólica y solar, la que sí son renovables y ya están como proyectos a desarrollar. Por lo demás, el Gobierno, Ministerio de Minería o Sernageomin, debían diferenciar las zonas que ellos han llamado “fuentes probables de energía geotérmica”, las que por tener esta identificación están condenadas a ser exploradas y posiblemente explotadas, sin que se hayan molestado en consultar sobre el uso que tienen.
La zona alto andina de nuestra región, tiene una existencia armónica, salvo un punto negro por ahí, sin embargo, si la empresa “Energía Andina” (Antofagasta Minerals y Enap), comienza con la ejecución del proyecto en el área denominada “Polloquere 1”, adjudicada por el Ministerio de Minería en el presente año, en Surire lo único que va a quedar en el corto plazo, es una mortandad de la enorme fauna silvestre y doméstica que allí existe desde tiempos inmemoriales, o en el mejor de los casos una emigración de ella, de igual forma ocurrirá con los habitantes que allí van quedando, porque, ¿Existe algún ser vivo que pueda vivir con agua contaminada, con mercurio, boro, arsénico, amoníaco?
El Ministerio de Minería hasta ahora ha insistido en que la energía geotérmica es limpia, renovable y no invasiva? Sin embargo, a estas alturas ya son conocidas: la disminución y contaminación de las aguas subterráneas y superficiales, la contaminación térmica, el movimiento y hundimiento de los suelos, como también la contaminación sonora por el ruido provocado por las perforaciones de los pozos; hay que tomar en cuenta que se hacen a una profundidad de 2.500 m; también están las emisiones de sulfuro de hidrógeno que en grandes cantidades no se percibe siendo letal; el impacto que provocan las instalaciones geotérmicas, deterioran el paisaje natural y si no se realiza un buen manejo del recurso energético durante la fase de explotación, estos pueden agotarse (enfriarse) en pocas décadas.
Para concluir, en estos momentos el Ministerio Minería, Sernageomin, Corema y DGA (Dirección General de Aguas) entre otros, buscan culpables por lo sucedido en el Tatio; ahora, en estos días, el Servicio Nacional de Geología y Minería dice haber detectado ocho “presuntos incumplimientos” cometidos en el proyecto ejecutado por Geotérmica del Norte; ahora acusan a la empresa de no haber entregado los informes a medida que avanzaban los trabajos, pero cuando toda la comunidad de la Región de Atacama reclamaba, ninguno de ellos quiso escuchar; de haberlo hecho, al menos hubieran fiscalizado la ejecución de las obras y se hubieran detectado las fallas tal vez a tiempo, y posiblemente hubieran podido impedir que esta grave e irreversible catástrofe ecológica ocurriera.
De qué sirve ahora que la Corema ordene la suspensión de las perforaciones y amenace con sanciones a la empresa. ¿Acaso con eso podrán volver los Geyser del Tatio a su estado inicial?, el conformismo de la mitigación lamentablemente no arreglará nada, el daño ya está hecho.
Que sirva esto como precedente para evitar que el Monumento Natural “Salar de Surire” y el Parque Nacional “Volcán Isluga” en la I Región, sean dañados con intervenciones geotérmicas. Ojalá, después de todo lo sucedido en el Tatio, impere la razón y no la economía, de lo contrario heredaremos calamidad a las futuras generaciones.
por Vilma Castro Condore