El pasado día 18 de diciembre se dio por finalizada la primera huelga nacional de trabajadores de Walmart que se había iniciado una semana antes, el día 11 de diciembre.
En decenas de locales de los formatos Híper, Express y ACuenta del gigante estadounidense Walmart, los trabajadores en huelga impidieron su apertura al público enfrentándose incluso a la fuerzas de seguridad.
Según el comunicado difundido por la Federación Nacional del Trabajador de Walmar, «la multinacional reaccionó ordenando actuar de forma violenta contra el personal» además de mostrar un interés completamente nulo en negociar con sus empleados ninguna de sus peticiones.
Los miles de trabajadores que secundaron la huelgan exigían una negociación colectiva que permitiera un reajuste en sus contratos para conseguir condiciones más justas, ya que sus salarios llevan congelados desde el año 2012.
La multinacional no dudó en cerrar puntos de venta sin hacer esfuerzos por abrirlos «mostrando disposición para sufrir pérdidas ilimitadas con tal de imponer sus condiciones a los huelguistas y dañar sus organizaciones«.
La Federación de Walmart participó en la huelga con 84 sindicatos y 15 mil afiliados, de los cuales unos ocho mil tenían derecho a huelga legal, según ha comunicado la propia Federación. En la negociación participaron además otros 4.000 trabajadoras y trabajadores «que provenían de otros instrumentos colectivos, muchos de los cuales eran simples extensiones pactadas de beneficios que permitían a la empresa y a sus sindicatos amigos retener cautivos a trabajadores e impedirles negociar por extemporaneidad de la fecha«, según lo informado a través del comunicado.
La empresa Walmart Chile es filial de una gran multinacional estadounidense que cuenta en todo el mundo con más de tres millones de trabajadores lo que, claro, le proporciona un respaldo económico y financiero que la hace fuerte ante posibles protestas y exigencias de sus empleados. Según la Federación, los ejecutivos de la filial chilena «recibieron las instrucciones precisas para quebrar el desarrollo de la Federación. Estas operaciones significarían pérdidas en lo inmediato pero beneficios luego en los costos de las plantillas«.
La huelga finalizó una semana después de dar comienzo debido a que Walmart se mostró en todo momento dispuesto a que la toma de locales durara el tiempo que hiciera falta teniendo en cuenta que no habría ninguna cesión hacia los trabajadores por parte de la multinacional estadounidense. El cansancio, descontento y frustación de los empleados que secuendaban la protesta se agudizó ante la negativa de la empresa de negociar con sus empleados.
Tras el final de la huelga y después de dejar pasar unos días de reposo, la Federación analizó el desarrollo de la huelga general a nivel nacional obteniendo dos afirmaciones en relación a la estrategia seguida por la Federación. La primera afirmación dice que «no debió haber nunca un enfrentamiento de tal envergadura porque el resultado era predecible (…) no era posible pronosticar la cuentía de recursos empresariales que se pusieron en el empeño de destruir las organizaciones sindicales autónomas y su modelo de acumulación de poder sindical«. La segunda afirmación es la que defiende que la huelga debió seguir hasta el final, «un final que -según la Federación- no saben precisar ni explicar en qué condiciones se debió terminar la huelga o hasta cuando alargarla«.
Ante esta posición de fuerza y ánimo para continuar la huelga, la Federación defiende que «la empresa habría aguantado el tiempo que fuera necesario y que el día 26 de diciembre se hubiera iniciado el descuelgue individual de trabajadores provocando la división de las fuerzas de la Federación no solo en esta negociación sino para su subsistencia futura».
La Federación recibió también críticas por los dos días de tregua que se llevaron a cabo en mitad de la huelga y en los que se bajó la intensidad de las acciones, lo que, según defienden algunos, debilitó considerablemente la protesta. En el comunicado emitido por la Federación, defienden la justificación táctica de la tregua basada «en la necesidad de dar una potente señal de disposición a negociar ante la opinión pública y ante los actores políticos, frente al nulo interés de Walmart«.
Respecto a la resolución de término de la huelga, decisión que también ha suscitado discusiones, el comunicado de la Federación especifica que «ésta se realizó en la Asamblea de Dirigentes de Sindicatos base y la votación fue 78 a favor de detener la huelga y 22 a favor de seguir«.
Los contrarios a la decisión de terminar la huelga demasiado pronto, critican que la votación y la asmablea no fue representativa ni tenía una base demoscrática, a lo que la Federación responde que «la Federación es una organización social de gran tamaño y que las decisiones las asume la Asamblea de Dirigentes de Sindicatos Base, que reúne a todo el país, pero que en las circunstancias de crisis en que se estaba no cabía esperar las organización de un evento como ese. En Santiago se encuentra el 55% de los socios, entonces la votación mayoritaria indicada con el respaldo de regiones importantes, fueron suficientes para asumir tan grave decisión«.
El comunicado difundido por la Federación Nacional de Trabajadores de Walmart sentencia que la negociación alcanzada, aún siendo inferior a las expectativas y logros del 2012 y tras sufrir el castigo económico de la huelga, «tiene cifras reales superiores a otras negociaciones del retail, del sector público y compute con cualquier acuerdo laboral de los últimos tiempos en cualquier sector económico«.
La primera huelga nacional de trabajadores de Walmart no terminó como deseábamos, pero la valentía de sus trabajadores debería servir de inspiración y motivación porque, en esta ocasión el gigante multinacional venció al trabajador, pero no siempre ocurrirá esto. Llegará el día en que la unión de los trabajadores creará un ser superior a cualquier bestia empresarial que le obligará a negociar y acordar unas condiciones laborales justas que apoyen la dignididad de todo trabajador.