¿Se está convirtiendo EE.UU. en un Estado plutocrático?

Al analizar los cambios que se están observando en la política estadounidense en los últimos años, el escritor Tom Engelhardt, en su artículo publicado por el portal TomDispatch llega a la conclusión de que en EE.UU. se está creando un nuevo sistema político con rasgos de un estado plutocrático.

En primer lugar, en analista habla de las campañas políticas y las elecciones, donde subraya el carácter «dinástico» de las recientes elecciones presidenciales, haciendo referencia a las familias de Bush y Clinton. Asimismo, Engelhardt denuncia el papel de las grandes fortunas a la hora de escoger al futuro líder del país. «Las elecciones primarias ocurren entre un pequeño grupo de millonarios y multimillonarios» que «vierten millones de dólares en las campañas de los candidatos de su elección», expresa el autor.

A continuación, Engelhardt pasa a criticar la «privatización del Estado» o al menos del sector de la seguridad nacional que se está observando en EE.UU., y que se manifiesta con la llegada de la «corporación guerrera» después del 11-S. Estas «corporaciones guerreras están ahora involucradas en cada aspecto del estado de seguridad nacional«, escribe el analista.

El tercer indicio de los importantes cambios en la política estadounidense, e opinión de Engelhardt,es la deslegitimación del Congreso y de la presidencia. Al mismo tiempo, el autor denuncia el crecimiento «fenomenal» del estado de seguridad nacional y su falta de responsabilidad. «Varias partes del estado de seguridad nacional pueden actuar de casi cualquier manera sin miedo a responder en un tribunal de justicia», expresa el autor.

Finalmente, Engelhardt critica la «desmovilización del pueblo estadounidense», haciendo referencia a la disminución del nivel de influencia de los ciudadanos en la política del Estado. «Desde el caos de este momento prolongado y dentro de la cáscara del viejo sistema, una nueva cultura, un nuevo tipo de política, un nuevo tipo de gobierno están naciendo ante nuestros ojos», concluye el autor.

Fuente