A casi 400 años de la muerte de William Shakespeare, expertos forenses sudafricanos descubrieron que la posible inspiración de este poeta inglés pudo haber surgido bajo los efectos de la marihuana.
Las pipas de tabaco, de más de 400 años de antigüedad, fueron analizadas en Pretoria (Sudáfrica) empleando una sofisticada técnica denominada espectrometría de masas y cromatografía de gases, capaz de detectar residuos presentes en pipas que hayan sido utilizadas hace cientos de años.
Los resultados indicaron la presencia de cannabis en ocho de las muestras tomadas en 24 fragmentos de pipas, nicotina en al menos una muestra y en otras dos muestras la prueba definitiva de que había cocaína peruana procedente de las hojas de coca. No obstante, ninguna de las pipas con cocaína provenía del jardín de Shakespeare, pero sí cuatro pipas con cannabis.
Se ha afirmado que sir Francis Drake pudo haber llevado hojas de coca a Inglaterra después de su visita a Perú, así como sir Walter Raleigh llevó hojas de tabaco (nicotiana) desde Virginia, en Norteamérica. Las pipas fueron prestadas por el museo inglés dedicado al autor de Hamlet.
Existen evidencias de que en la Inglaterra del siglo XVII se fumaba tanto cannabis como hojas de coca. Según el artículo de The Independent, firmado por el director del instituto de evolución humana de Johannesburgo, Francis Thackeray, el dramaturgo habría preferido el cannabis a la cocaína tras darse cuenta de los efectos nocivos de ésta última.
Algunos de los sonetos de Shakespeare sugieren su familiaridad con los efectos de ambas drogas. En su soneto 76 escribió sobre “la invención de una mala hierba”, algo que podría interpretarse como una disposición a utilizar “malas hierbas” o cannabis para escribir.