El músico y compositor Mario Rojas, a quien evoco en aquellos años de De Kiruza en los finales de la dictadura, parece no parar, pero se hace un tiempo para responder estas simples preguntas, ya que como confiesa “estoy trabajando en varios proyectos”. Dentro de los que destacan la composición de nuevos temas para una producción musical que pretende tener lista a mediados de año.
Y sigue: “estoy trabajando en un libro, aunque sobre eso no daré muchos detalles porque la editorial me ha indicado que mantenga cierta discreción por ahora. Pero lo más importante es mantenerme tocando en vivo con mi banda: Mario Rojas & The Flaiting Project, que está compuesta de tremendos músicos como el baterista Sergio “Tilo” González, el guitarrista Felipe Bravo y el bajista Federico Faure. Además soy director del sitio www.cuecachilena.cl, hago una corresponsalía para un medio en Australia, soy productor musical del sello Chile Profundo, soy miembro del Consejo de Socios de la SCD y del Consejo de Fomento a la Música”. ¿Algo más?
– Dentro de todas esas labores, en el último tiempo se te ha vinculado fuertemente a la cueca, pese a que en tu carrera has trabajado otras formas musicales. ¿Te complica o te satisface ese encasillamiento?
– Bueno, sucede que he trabajado más de 20 años en promover la cueca urbana. Primero con Roberto Parra, luego a través de la obra de Nano Núñez y, por ahí, muchísimos otros próceres en el género. Hacia el final de los 90’s produje un importante audiovisual sobre Los Chileneros con la colaboración del musicólogo Rodrigo Torres, más tarde fundé el sitio Cueca Chilena (www.cuecachilena.cl), luego formé parte de un programa de tele en la señal internacional de TVN por cuatro años, también dirigí un emblemático disco de Los Chileneros en vivo (junto con Daniel Muñoz), otros: de Los Tricolores, de Los Afuerinos, de Luis Araneda, el Baucha, uno propio que se llama “El ángel de la cueca”, etc. También he trabajado activamente en el premio Samuel Claro Valdés que se otorga cada dos años a un cultor y a un investigador vinculado a la cueca, con la colaboración de la Corporación de Patrimonio Cultural, el Instituto de Música de la Pontificia Universidad Católica, la SCD y Minera Escondida. El año recién pasado se premió a Osvaldo Gajardo de Los Paleteados del Puerto y a la investigadora Raquel Barros.
Es decir, es comprensible que cuando me presento en público la gente espere que cante solamente cuecas. Pero lo cierto es que mi trabajo musical comprende mucho más que cuecas. En general a mí me gusta mucho la música de raíz latinoamericana, el funk, el jazz al estilo de Roberto Parra: swing. También tocamos muchas composiciones mías que tienen mezclas de ritmos y variados géneros.
– Se puede pensar, de manera facilista que el auge de la cueca puede ser solo una moda. ¿Lo sientes así?
– Bueno, yo creo que lo que está sucediendo es que la cueca se está posicionando en el contexto de la música popular. Que es un proceso lógico, y muy sano, creo yo. Se ha ido separando de los dos estereotipos clásicos en los cuales estuvo inserta por muchos años, a los ojos de la gran masa. Es decir, su condición de “materia de estudio” en el mundo de los folcloristas, y su condición de “emblema patriótico” en el contexto del mundo milico. La cueca debería ser como cualquier expresión de la música popular con raíz latinoamericana, como el vals peruano, el tango, la cumbia, el bolero, etc. ¿Por qué no? Y por ese camino debería llegar a interesarle a personas de cualquier latitud, simplemente porque es alegre, bailable, tiene pasión y mucho ritmo…
En resumen, no sé si le da para moda todavía, creo que tiene un camino por recorrer aún. Y si llega a ser una verdadera moda, me alegraría mucho. Aunque sé claramente que por ese camino se va modificando la pureza de sus orígenes. Pero, como en todo género musical, siempre habrá quienes cultiven el estilo original. Sucede en el blues, el flamenco, y los mencionados, tango, bolero, etc.
– ¿Te preocupa la idea de que en estos momentos haya más cantidad que calidad en el tema cuequero, o sientes que están presentes los dos aspectos?
– Es cierto que la cueca aún no alcanza el nivel de “arte grande” que proponía el maestro investigador y cultor Fernando González Marabolí. Lo que hay es buenos intérpretes tradicionales. Pero todavía hay un abismo entre los grandes músicos y la cueca. Lo que tenemos hoy en día es más entusiasmo y amor por la tradición, que verdadero nivel musical. Ha habido un rescate muy bello e interesante del estilo de los grandes cantores de la primera mitad del siglo pasado. El estilo de los cantores de La Vega, el matadero, los barrios bravos. Pero yo creo que este es un proceso y tarde o temprano se acercarán los dos hemisferios.
– ¿Cómo evalúas el aporte que han hecho músicos del jazz, del rock, del hip hop incluso, a lo que sucede hoy con la cueca?
– Bueno, en mi disco “El ángel de la cueca” participan Cristián Cuturrufo, Claudia Acuña, los hermanos Ilabaca de Chancho en Piedra, el baterista de Congreso, Sergio “Tilo” González, el payador Manuel Sánchez… y en otros discos he grabado con Pedro Foncea y el trompetista Johnie Campo, por ejemplo. La idea es precisamente tender puentes que vayan abriendo caminos hacia una manera de entender la cueca como expresión musical, más que como un símbolo de nacionalidad.
Pero lo que sucede es que los músicos de otros estilos participan más como un asunto anecdótico, sin comprender ni manejar los códigos del género, por lo que hay que entender todo esto como una búsqueda todavía, un proceso, que va bien orientado, pero que necesita recorrer un trecho antes de consolidarse como una expresión de nivel dentro de la música popular.
– ¿Dejó de ser la cueca sólo un baile para transformarse en algo más?
– Es cierto que durante las últimas décadas del siglo pasado, particularmente durante los años de la dictadura, la cueca en cuanto expresión musical perdió toda importancia, para convertirse en una coreografía estereotipada que homenajeaba a la patria. Especialmente a partir del decreto de Pinochet que en 1979 le dio estatus legal de “Danza Nacional”. Afortunadamente hoy hemos recuperado la tradición del canto, que se encuentra representado con virtuosismo en la cueca brava.
Onda Corta
El Ciudadano