A propósito de Rodrigo Cisterna

Un tres de mayo del año 2007…

Trabajadores de la empresa “Bosques Arauco” deciden iniciar una huelga en pos de mejorar sus condiciones laborales. Como si fueran animales salvajes, cazados a punta de disparos, los trabajadores madereros adelgazan sus cuerpos para que el árbol que les da su alimento ahora sea cobijo y escondite para sus cuerpos. Cerca de allí, la policía dispara hacia todas partes.

Los sueldos son inhumanos, muchas veces ni siquiera la mitad del ingreso básico que el mayordomo que está por gobierno ha delineado. A veces, como dicen los afectados, hay que estar sentado 18 horas seguidas trabajando en una máquina, para obtener algo así como diez dólares. Y esto, especialmente porque las horas extras son pagadas raras veces. Los salarios son miserables, las condiciones de trabajo son miserables, pero lo más miserable tiene nombre y apellido, Anélido Angellini.

El padre de Anacleto, debido a sus contactos con el fascismo italiano, contó con innumerables facilidades y se trasladó con toda la familia a Etiopía intentando apuntalar con su granito de spaghetti la penetración que Mussolini y el expansionismo imperialista intentaba realizar. Después de enriquecerse a costa de negros explotados y maltratados, volvió a Italia, pero para ese entonces Benito Mussolini ya había sido fusilado. Anélido se traslada rápidamente a cualquier lugar fuera de Italia. Debido a sus vínculos con el Nazismo y fascismo, le piace veramente, lo stato del Cile.

Años después, durante los gobiernos de Eduardo Frei Montalva y Augusto Pinochet, su cuenta bancaria aumentó rápida y vertiginosamente. En el año 1994 Eduardo Frei junior le concede la nacionalidad chilena por gracia, debido a los importantes aportes y desinteresadas contribuciones que éste hombre realizó a favor de su fallecido e intoxicado padre. Además, bajo el reinado de Ricardo Lagos (titán ecológico también) obtuvo los permisos y autorizaciones para destruir santuarios naturales y asesinar cisnes de cuello negro, cerca de la ciudad de Valdivia.

Ese día, los trabajadores libraban dura batalla para no ser divididos ni comprados ni separados. Pedían un aumento salarial de un 40% y la empresa ofrecía un poco más de 4%.

Una burla, expresaba uno de los dirigentes, algo así como 20 dólares al mes. Las mesas de negociación fallaron. El Estado tampoco puede asegurar sueldos dignos, “es un problema entre privados”.

Al no llegar a un acuerdo con la compañía que gana 2 millones de dólares al día los trabajadores deciden ir al paro. La tarde del 3 de mayo del año 2007, bajo el gobierno de la Concertación de Partidos por la Democracia, los obreros llevan horas cortando la ruta que une Arauco con Concepción. Situación que desencadenó serios disturbios entre Carniceros de Chile y trabajadores de la empresa Celulosa Arauco. A petición de la empresa en cuestión, la fuerza policial se hizo presente, haciendo presente también su infaltable trato cavernícola.

La policía dispara balines y gas lacrimógeno en contra de los manifestantes.  Los apresados por la Fuerzas Especiales y el Gope (Grupo de Operaciones Empresariales) apalean a cualquiera que cayera en sus verdes redes. La situación era caótica, violenta, el día había estado nublado y nublado del fuego de las barricadas y nublado de lacrimógenas. En eso, que dentro de toda la tensión reinante, toda la rigidez acumulada por un sueldo de hambre, empuja a Rodrigo a echar a andar una máquina excavadora y las emprende contra la represión, que se dejaba caer sobre sus compañeros.

Entonces Rodrigo inicia carrera en contra de un jeep lanza gases y contra un bus policial, arrastrándolos un par de metros. Después de esto, Rodrigo retrocede la máquina y las emprende contra un grupo de temerarias Fuerzas Especiales de elite, que se escondían al lado de la estación gasolinera Copec (de la cual Celulosa Arauco es dueña). Mientras Rodrigo arrastraba los vehículos de Carabineros, las Fuerzas Especiales de elite seguían escondidos y sólo observaban, hasta que este joven obrero los ve y la emprende contra ellos.

Debido a la poca visibilidad se observa en un video mostrado en televisión en aquel año, que la retroexcavadora viene a una velocidad bastante mesurada, es decir, aquellos policías de las entrenadas Fuerzas Especiales podían perfectamente haber huido (y a nadie le hubiera sorprendido) y punto. Periodistas que estaban en el hecho mismo, aseguran que debido a la situación arriesgada, las Fuerzas Especiales habrían entrado en algo así como pánico ó miedo o cierto terror.

Insisten en que primero se disparó en contra de los neumáticos de la excavadora. Lo raro es que se sabe del uso de una subametralladora Uzi, la cual tiene un alcance de 200 metros y una capacidad de munición de 25 a 40 balas.

A medida que el vehículo avanza, cuando hay una diferencia de sólo un par de metros, estalla un primer disparo y luego se le suman otros. Alrededor de 100 descargas son ejecutadas.

Tres disparos recibe Rodrigo Cisterna: Uno en la cabeza para matarle las ideas rebeldes. Uno en el pecho para apaciguarle las pulsaciones extras que un trabajador explotado adquiere. Otro en las piernas para ponerlo de rodillas y de ejemplo a los demás amotinados.

A los que luchan se les castiga y condena y los delincuentes siguen en La Moneda.

Sonrían y engorden mientras dure la fiesta, que la justicia vendrá feroz y sangrienta

(Los Miserables, la mejor banda punk en Chile)