Para el próximo lunes 7 de agosto, mismo día que se celebra la fiesta religiosa se San Cayetano, patrono del trabajo, la Corriente Federal de Trabajadores se agrupará en el marco de una movilización que denominaron “Marcha por el trabajo y la justicia social”.
Este espacio, que aglutina a una serie de sindicatos, decidió ir un paso más allá en los pedidos por una medida de acción directa que se le reclama a la Confederación General del Trabajo (CGT) a partir de la caída del empleo, fruto de la política económica del gobierno de Mauricio Macri.
Tal como informa el periódico Página 12, la Corriente, está conformada por una treintena de gremios entre los que se destacan las asociaciones de trabajadores lecheros, de la televisión, molineros, docentes privados, pilotos de líneas aéreas, empleados de farmacia y gráficos bonaerenses.
La decisión se tomó en la sede de este último sindicato donde su titular, Héctor Amichetti, señaló que “es preciso movilizarse de forma masiva para rechazar la política económica del gobierno de los ricos, porque se ingresó en el cuarto semestre y no se observan más brotes que los oscuros resultados de estrategias que dejaron sin trabajo a millones de argentinos, sumergió en la pobreza a tantos otros jubilados y pensionados, a quienes quitó hasta los remedios, condenó a los niños a la indigencia, arruinó a los pequeños comerciantes y empresarios y obligó a cerrar 7000 establecimientos”.
Los organizadores confían que se sumarán otros sindicatos e incluso organizaciones populares. La movilización se podrá considerar como el preámbulo de lo que podría decidir la propia CGT. La central obrera tendrá una reunión de mesa directiva la próxima semana. Los encuentros suelen realizarse los martes y jueves. En uno de esos dos días podría surgir una convocatoria a una movilización que ya propuso la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT).
Tras su plenario, la CFT sostuvo que también que “el Gobierno continúa empecinado en eliminar toda resistencia obrera con un plan sistemático de reducción de salarios, despidos masivos y suspensiones para imponer una flexibilización laboral que borre los derechos y conquistas históricas de los trabajadores argentinos”.
Además, para ese grupo de sindicatos la ofensiva económica es acompañada por “una campaña mediática ignominiosa contra las organizaciones sindicales, equiparándolas a mafias, y difamando a sus dirigentes”. Por otra parte, Amichetti señaló que “hay cómplices en la justicia federal, quienes intervienen sindicatos, procesan a líderes obreros y fallan en contra de los trabajadores en los litigios. El Gobierno reprime de forma salvaje y criminaliza la protesta social, como lo hizo contra los maestros y miles de trabajadores”.
De esta manera, el gobierno de Macri en Argentina no solo enfrentaría su segundo paro general en menos de dos años al mando del ejecutivo trasandino, sino que también contaría con una masiva movilización en su contra, algo que no ocurrió el pasado 7 de marzo.
Por Gustavo Yuste, desde Argentina
@gusyuste