Japón ha conmemorado con diversas ceremonias y un minuto de silencio el séptimo aniversario del terremoto y tsunami que arrasaron la costa nororiental del país y provocaron en Fukushima unos de los peores accidentes atómicos de la historia, recoge la agencia EFE.
En diversos puntos de Japón, y especialmente en las zonas más afectadas por el tsunami, se ha homenajeado a los más de 18.000 muertos y desaparecidos que ha dejado la catástrofe y se ha guardado un minuto de silencio a las 14.46 hora local (06.46 hora española), la misma en la que golpeó el terremoto de 9 grados Richter que desencadenó la tragedia.
Al igual que en años precedentes, en Tokio se ha organizado una solemne ceremonia en el Teatro Nacional en la que ha participado el primer ministro nipón, Shinzo Abe, y que de nuevo fue presidida por el príncipe Akishino y la princesa Kiko.
Ambos han sustituido por segundo año al emperador Akihito –relevado de actos oficiales tras anunciar su deseo de abdicar- y la emperatriz Michiko–.
El fortísimo terremoto que se registró con epicentro en el mar frente a la costa nororiental nipona generó minutos después un tsunami que arrasó poblaciones enteras y golpeó la central nuclear de Fukushima Daiichi.
El agua dejó a la planta sin sistemas de refrigeración, lo que acabó provocando la fusión parcial de los tres reactores que en ese momento se encontraban operativos, recuerda La Vanguardia.
A día de hoy un total de 73.349 personas siguen alojadas en casas temporales, residencias de familiares y centros hospitalarios repartidos por el territorio nipón, según las últimas cifras publicadas por la agencia japonesa para la reconstrucción de la región nordeste del país.
La mayoría de ellas fue evacuada de las zonas más cercanas a la malograda central nuclear, algunas de las cuales aún se consideran inhabitables dados los altos niveles de radiación.
Varias zonas han sido reabiertas progresivamente tras completar tareas de limpieza y descontaminación radiactiva, pero muy pocos han querido regresar a sus antiguos hogares por el miedo a que persista la radiactividad y por haber rehecho su vida en otros lugares.
Fukushima ha sido escenario del segundo peor accidente nuclear de la historia tras el acaecido en Chernóbil (Ucrania) en 1986.