Oscar Gerónimo Ayala Amarilla, jefe de la ONG de derechos humanos Codehupy y ex funcionario de asuntos indígenas en Paraguay, considera que los pueblos indígenas de su país “deben estar dentro de las estructuras políticas», sobre todo, en el Congreso.
Denuncia que alrededor del 2% de la población, unas 120 mil personas de 19 etnias distintas, «viven en un estado precario», casi el 80% viven en la pobreza, sin títulos de propiedad de sus tierras y no tienen acceso a hospitales, escuelas y agua potable, razones por las que aboga por sus derechos.
Con apenas 37 años de edad, este nativo del pueblo Mbyá Guaraní, lidera el Movimiento Plurinacional Indígena de Paraguay (MPIP), y fue cabeza de lista para el Senado en las elecciones del pasado 22 de abril.
Desde la instancia política, el líder indígena dice que el MPIP tiene que construir alianzas para ejercer presión y que el Estado cumpla y dé a los pueblos indígenas «lo que es de ley». Es en este sentido que defiende la necesidad de un gasto más transparente en salud, educación y el retorno de las tierras ancestrales.
Quiere además conseguir endurecer y hacer cumplir las leyes de deforestación, ya que «a medida que avanzan los grandes cultivos, se está perdiendo el pulmón verde de Paraguay».
Ayala Amarilla no tiene complejos de superioridad política, por el contrario, aboga por el bien común de las etnias indígenas: «Aquí somos 19 pueblos indígenas distintos, 19 idiomas diferentes. Los Maká, los Aché, los Ayoreo, los Maskoy, los Nivaclé, los Angaités, Sanapanás, Pueblo Qom, Paí (…) Pero aquí la gente ni siquiera quiere hablar en guaraní. Prefieren hablar en francés o en inglés”, alega.
Para Heriberto Ayala, también del Movimiento Indígena Plurinacional, estos esfuerzos significan una herramienta para instalarse en la arena política y una oportunidad de representación legal dentro de los poderes legales del Paraguay.
La Justicia Electoral de la República del Paraguay, por su parte, capacita a los miembros de este grupo político, tal como lo expresa Isidora Guzmán: “hemos llegado cada una de las comunidades en sus aldeas, y no como históricamente ellos tenían que venir a deambular por la ciudad para ser reconocidos, tener documentación, inclusión y participación”.
Ahora, el MPIP espera romper el techo electoral en 2023. Según Ayala, el Movimiento está ya logrando restaurar la fe en las comunidades indígenas y forzar a que los partidos tradicionales ofrezcan mayor espacio a candidatos indígenas e incluyan medidas políticas específicas en sus programas.
En efecto, si el movimiento indígena autónomo logra superar los obstáculos para llegar a sentarse en el Congreso, «será un fenómeno que nadie podía haber imaginado», afirma con entusiasmo Ayala, citado por opendemocracy.net.