La mañana de este lunes Rodrigo Román, abogado de la Defensoría Popular, llegó hasta el 1er Juzgado de Garantía de Santiago para presentar una querella contra el Cabo 2° de Carabineros, Blas Villarroel, quien el pasado miércoles baleó al conductor del servicio Uber Rodolfo Muñoz Donoso (en la imagen central) en el Aeropuerto de Santiago, luego de que este se resistiera a un control.
La acción legal contra el funcionario policial de la 27 Comisaría del Aeropuerto Internacional se realizó -según detalló Román- por el presunto delito de homicidio frustrado y daños. Respecto de lo primero, señaló que «de no ser por cuestiones azarosas, de reflejos de mi representado, muy probablemente esos dos impactos de proyectil le hubieran dado en el pecho y los resultados, por supuesto, habrían sido mucho más desastrosos». Sobre el delito de daños, el jurista expuso que los disparos dañaron el parabrisas del vehículo del chofer de Uber, «ocasionando también lesiones en su ojo en relación con las esquirlas».
En ese sentido, el abogado argumentó que «considerando las imágenes que se han tratado a través de los medios de comunicación, se puede dar cuenta de que la trayectoria del impacto balístico no tiene sino el propósito de dar muerte a mi representado».
La política del «gatillo fácil»
Junto con ello el querellante calificó como «inexplicable» la reacción del uniformado, sosteniendo que «en ningún caso es una conducta impune, conforme a la normativa vigente, según nuestro Código Penal». «El policía se dice amenazado, atemorizado, pero la verdad es que a juzgar por las imágenes, en ningún caso la reacción puede ser entendida como frente a un supuesto ataque», añadió Román.
El abogado de la Defensoría Popular se refirió igualmente a lo pertinente del actuar del policía, que también ha sido parte del debate generado a partir del video viralizado a través de redes sociales y medios de comunicación. «No hay ninguna proporcionalidad de parte del carabinero al responder al supuesto ataque que mi representado le habría proferido al momento de resistirse a que le quitaran su vehículo. Aquello es absolutamente desproporcional. No se configura la legítima defensa», argumenta el querellante.
Román advirtió igualmente que resulta «peligroso» legitimar conductas como la del uniformado, planteando que así se está «aceptando que la política del gatillo fácil pudiera impactar frente a cualquier ciudadano».
«Se me trató como delincuente»
Rodolfo Muñoz, de 21 años, acompañó por supuesto la presentación de la querella en contra del uniformado que lo baleó. «Mi imagen se destruyó no tan solo en las noticias, sino que incluso
habló (Sebastián) Piñera sobre mi caso», señaló el chofer de Uber. «Se me trató como un delincuente. Piñera pide respeto y Carabineros a nosotros no nos respeta», añadió.
Junto con ello Muñoz acusó a los medios de comunicación de criminalizarlo por su actuar. «La política y la prensa están haciendo que se vea que yo soy el culpable», criticó.
También tuvo palabras para los taxistas que, tras el grave incidente, se manifestaron en favor de que el trabajador haya sido baleado luego de negarse a un control policial. «Son oportunistas y se quieren aprovechar de todas las circunstancias», sostuvo al respecto.
Por último, Rodolfo apuntó que junto con intentar «limpiar» su imagen, su objetivo es evitar que lo ocurrido quede impune y que «le pueda pasar a un compañero».