El ministro de Asuntos Exteriores de Nicaragua, Denis Moncada, informó que su Gobierno no recibirá en territorio nicaragüense a ningún “grupo de trabajo” o “comisión especial” de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Durante una sesión del Consejo Permanente de la OEA, con sede en Washington, indicó que “el Gobierno de Nicaragua no permitirá en su territorio ningún grupo de trabajo o como se quiera llamar, ese tipo de precedentes no conviene a la mayoría de países aquí representados. Se trata de aprobar una resolución que no ha sido solicitada por nuestro país”.
Insistió en que la propuesta es una muestra más de los intentos de injerencia en Nicaragua de algunos gobiernos.
Asimismo, Moncada afirmó no avalar con la convocatoria de una reunión del Consejo Permanente dedicada a debatir la creación de un “grupo de trabajo” para apoyar el diálogo nacional y dar seguimiento a la crisis en Nicaragua, la más sangrienta desde los años 80 del siglo pasado.
Por su parte un grupo de expertos internacionales vinculados a la OEA expresó su “preocupación” por el impedimento de Nicaragua a su tarea de ayudar en el esclarecimiento de los hechos violentos o protestas han dejado más de 300 muertos.
En conferencia de prensa, los expertos de la OEA, manifestaron: “En mes y medio de permanencia en el país, no hemos tenido acceso a los expedientes de las investigaciones, causas penales y plan de reparación a las víctimas de la violencia”. Amerigo Incalcaterra, director de este grupo de expertos aseguró en un comunicado que ha solicitado de forma verbal y escrita la información sobre las muertes y causas penales a la cancillería, el poder judicial, la fiscalía y la policía, sin recibir respuesta hasta la fecha.
La presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), Vilma Núñez, consideró que la falta de colaboración del gobierno es para que nada se aclare.
El gobierno nicaragüense accedió a la creación del grupo cuando se vivió una ola de violencia y protestas ante la reforma al sistema de pensiones, que luego fue retirada y usada como excusa para que la oposición emprendiera protestas violentas de calle.
Este grupo -calificado como una injerencia por el gobierno nicaragüense- fue creado para contribuir a la búsqueda de una solución a la crisis en esa nación.
En varias oportunidades, Nicaragua ha calificado como una “injerencia” a las acciones de EE.UU; uno de los países que han impulsado la creación de un “grupo de trabajo” en la OEA, mecanismo que necesitaría el consentimiento de 18 de los 34 estados que son miembros activos.