Alemania frente a la crisis de la Unión Europea

  Alemania ha sabido dejar muy clara su supremacía industrial y económica

Alemania frente a la crisis de la Unión Europea

Autor: Mauricio Becerra

 

Alemania ha sabido dejar muy clara su supremacía industrial y económica. Pese a que el gobierno de Ángela Merkel se  esfuerza en demostrar que la nación es invulnerable a la crisis que asola a varios países de la Unión Europea, hay señales de desaceleración. Otro mito es la poca solidaridad de los alemanes respecto de sus vecinos y un peculiar nacionalismo económico está en auge; a la vez, los medios masivos convencen a la población de que para enfrentar la crisis son mejores las medidas de austeridad a la inversión. Revisemos los supuestos de la economía alemana:

MITO 1: “La economía alemana no está afectada por la crisis económica y será el motor que sacará Europa de la crisis”

La economía alemana está orientada fundamentalmente a la exportación. Hasta 2009 Alemania era el principal exportador mundial y hoy está entre las cinco economías que más exportan. En julio  Alemania denotó un superávit comercial récord mundial.

Exportar genera empleo para una economía y amplia la capacidad adquisitiva doméstica. Alemania exporta bienes de alto valor agregado, por lo que posee una sólida industria manufacturadora  que otorga empleos de alta calificación, pero extrae recursos naturales de otros lugares del mundo, sin responsabilizarse de las externalidades negativas, principalmente ecológicas, de su producción.

En el año 2011, las exportaciones a países europeos sumaron 571 billones de euros, a Estados Unidos 66 billones y a China 54 billones. Esto implica que a mediano o largo plazo, Alemania sufrirá su alta dependencia del crecimiento económico de otras economías y le afectará también la baja de demanda de las economías europeas.

El gobierno de Ángela Merkel resalta que en junio los ingresos fiscales aumentaron casi un nueve por ciento, lo que atribuyen a que la economía germana estaría prosperando, las empresas estarían obteniendo ganancias mayores y empleando a más trabajadores con mayores sueldos. Es cierto que la economía alemana sigue creciendo, pero hay cada vez más señales de un pesimismo en expansión, o los inicios de una recesión alemana, algo preocupante no sólo para políticos y analistas, sino también para inversores y especuladores.

Los índices de expectativas económicas para Alemania están bajando, es decir, bajan los pedidos de producción, el rendimiento industrial, y se disminuye la inversión, sobre todo en equipamiento y construcción. Mientras tanto, la inflación subió más que lo usual este año en Alemania.

Steffen Stierle, dirigente de ATTAC Alemania, considera que “evidentemente las crisis son parte del sistema capitalista. Las expectativas son malas porque importantes socios comerciales nuestros están colapsando”.

El economista Herbert Schui, miembro del partido Die Linke (izquierda) opina que “en Alemania la demanda doméstica es demasiado baja. Se debe a una distribución de riquezas en desequilibrio, por ende una insuficiente capacidad adquisitiva alemana y una insuficiente demanda doméstica”.

Schui agrega que “Alemania exporta principalmente bienes procedentes de la industria transformadora, y ella aporta sobre todo bienes de inversión, de lujo. Es decir, su demanda es la primera que bajará cuando los países demandantes sufran de una coyuntura económica baja. Cuando bajarán las exportaciones alemanes, dejarán de compensar la insuficiente demanda doméstica”.

Luego agrega que “Alemania padecerá la política de austeridad que hoy exigen a Grecia y España porque disminuirá la menor demanda de productos alemanes. La economía alemana cojeará, tarde o temprano le implicará la crisis económica”.

Stierle critica a las políticas anti-crisis promovidas por gobierno actual, centradas en los recortes fiscales y en promover la austeridad de los ciudadanos. “La política anti-crisis del gobierno, de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional es inaceptable socialmente e inútil económicamente”- comenta. Lo primero lo explica diciendo que “los costes están repartidos hacia abajo. A esta altura ya tenemos una crisis social gigantesca en Europa. Gracias a la crisis, la ciudad de Atenas ya es un símbolo de pobreza, miseria, indigencia, incluso de hambre. Además esta política es inútil económicamente porque lleva directamente a una recesión: Los recortes debilitan la demanda económica y las empresas entran en quiebra. En Grecia uno de cada cuatro negocios  debió cerrar y eso hizo que la economía encogiera un 20 por ciento. En España el desempleo juvenil es de 50 por cien. Todo ello profunda en reducir los ingresos fiscales e incrementarse las deudas públicas”.

El dirigente de ATTAC agrega que “esta política no puede superar la crisis e irónicamente no trata de hacer eso: Trata de repartir los costes de la crisis y desmontar el Estado social y la democracia. Hasta ahora, y desgraciadamente, le va muy bien”.

 MITO 2: “No ha aumentado el paro” (Ministra de trabajo, Ursula von der Leyen)

El paro aumentó en julio en comparación con junio del 2012. Por ganancias ligeramente menores que el año pasado grandes empresas alemanas (desde el banco Deutsche Bank, el sector energético RWE y en la industria metalúrgica Kloeckner y ThyssenKrupp AG) han anunciado la eliminación de miles de puestos de trabajos. La empresa de automóviles, OPEL, introducirá un régimen “transitorio” de paro parcial.

Desde luego, no sólo la ministra Von der Leyen consideran esencial mantener bajos los sueldos de los trabajadores alemanes, argumentando que los altos costes laborales en el país reducen la capacidad alemana de competir en el escenario global con China, India o Indonesia. Hasta la actualidad, no existe un sueldo mínimo nacional en Alemania, hecho acusado por políticos extranjeros más que por un tema ético de principios, por competencia desleal.

Schui nos señala alternativas que no sólo beneficiarían a obreros alemanes, sino que también a la Comunidad Europea: Mayores sueldos alemanes implicarían más importes extranjeros a Alemania y por ende, tanto el balance del superávit comercial alemán como una mayor redistribución de la riqueza alemana al extranjero. Según Schui, en este escenario la baja de exportaciones se recompensaría por una mayor demanda doméstica.

 MITO 3: “El surgimiento de un Cuarto Reich”

Desde que Alemania es el principal impulsor de la Unión Europea, medios estadounidenses, británicos, griegos y españoles acusan que el expansionismo financiero alemán.

Si bien, la imagen del alemán poco solidario y apretado que se dibuja con preferencia en España y Grecia, es exagerada, aquellos estereotipos apuntan a un núcleo verdadero.

Stierle comentan que “antes que nada quiero destacar que no existen ‘los alemanes’, igual que no existen ‘los griegos’ y ‘los españoles’. Hay un gobierno alemán que ejerce una política insolidaria y nacional-egoísta en Europa. Hay un desarrollo desagradable en las filas burguesas-conservadoras, donde se está formando una nueva derecha. Pero también hay las 30 mil personas que marcharon en Frankfurt para una política solidaria y hay toda la gente que trabaja en movimientos, organizaciones y partidos sociales”.

El vocero de ATTAC agrega que “debemos dejar de pensar en categorías de nacionalidades. Es una distracción deliberada del verdadero conflicto en Europa: El conflicto entre clases sociales. En un lado los bancos, ricos y empresas que quieren repartir los costes de la crisis hacia abajo. En el otro lado los perdedores: Trabajadores, desempleados y jubilados”.

Si es cierto, lo que señalan Schui y Stierle, que la fama de insolidaridad alemana se debe a la específica política de Merkel, la canciller es perfecta para gobernar este Zeitgeist, este momento histórico: Según ella, la democracia ralentiza a la política, es tema de tener mucha paciencia (Cumbre en Davos 2012). Para ella es ideal una democracia “conforme al mercado”, concepto con el que escandalizó en el septiembre del 2011. Según su discurso, Estado de Bienestar significa ni más ni menos que endeudamiento público. Esta y muchas más ideas experimenta en los países en crisis.

Es observable como Merkel está implementando sus ideas al costo de la democracia. La crisis ha hecho aparente la contradicción capitalista, ahora sí, también en Europa. Puede ser que las injusticias del sistema con el que Europa y Estados Unidos colonizaron el mundo ahora vuelvan “a casa”.

LA DISIDENCIA

Si bien, Merkel goza de una popularidad estable para el electorado alemán, la disidencia los reveses electorales y la protesta en contra de la política anti-crisis de Merkel han cobrado fuerza. Mientras que en Alemania no se podrá aplicar una semejante política del miedo como en Grecia y España porque deslegitimaría el pago de la deuda pública extranjera, la clase política alemana también está criminalizando los tradicionales mecanismos de protesta, al igual que Europa del sur y en Chile.

En un paso preliminar ha vuelto tabú la problematización y el debate sobre el estatus quo de hacer política (anti-crisis) y también sobre un nuevo nacionalismo alemán. Simplemente se ocultan estos temas, dejando así un vacío para fuerzas políticas derechistas y populistas.

La periodista Nicola Liebert, se la juega por revelar la causa verdadera de la crisis: Según ella, la injusta distribución de las riquezas está en la raíz de todo.

“Las cantidades de capital superfluos, por no ser consumidos, vagabundean por el mundo en la búsqueda de las posibilidades más beneficiosas, y por ello riesgosas, de inversión. Pero la correlación íntima entre desigualdad y vulnerabilidad a la crisis tiene una causa más: La relativa pauperización de las clases bajas, siendo la inevitable segunda cara de la misma moneda de la concentración de capital. Porque ellos quieren mantener su nivel de vida, el endeudamiento privado aumentó, sobre todo en Estados Unidos y en el sur de Europa. Combinado con una menor demanda, el mercado real se ve debilitado”[1].

Conscientes de la problemática redistributiva, se ha levantado en Alemania una iniciativa conjunta de la iniciativa “Impuesto al patrimonio, Ya!”, una organización de “Adinerados en favor de un impuesto al patrimonio”, idea a la que se suma ATTAC.

El Partido Verde alemán (B’90/DIE GRUENEN) propone que los ricos participan con un pago único  en el combate de la crisis. Así quieren recaudar en diez años 100 billones de euros.

A principios de este mes se desalojó la acampada Occupy Frankfurt. Stierle nos describe como percibió los sucesos entorno al Occupy Frankfurt: “El desalojo es expresión de una nueva política autoritaria. Se criminaliza a los movimientos sociales como nunca antes lo he visto. Durante nuestras jornadas de acción querían prohibir que nos manifestemos y prohibieron discursos y conciertos. Habían muchos policías y fueron muy agresivos”.

Liebert agrega que “la balanza comercial alemana demostrará este año un superávit récord. La otra cara de la misma moneda son deudas públicas en otros países, sobre todo en Europa. (…) El creciente desequilibrio en las balanzas comerciales puede verse como causa fundamental de la crisis económica en Europa”[2]. El 20 de agosto, por ejemplo, Grecia tuvo que pagar 3 billones al Banco Central Europeo, monto de la deuda más intereses. Alemania es el prestador principal.

Die Linke critica fuertemente la política anti-crisis de Merkel. Mientras que la izquierda alemana,  pronunciadamente pro-Europa, opina que debe ser el Banco Central Europeo el que se haga cargo de la eliminación de la deuda estatal, y no los presupuestos estatales nacionales que la avalan.

El economista Schui nos explica que “Merkel y su gente están convencidos que el BCE no puede hacer lo que los bancos centrales de Estados Unidos, Gran Bretaña y Japón hacen, que es asumir mayores cantidades de deuda pública. Al contrario, proponen un fondo de garantías. Pero este fondo está avalado por los presupuestos nacionales”.

Agrega que “un programa de rescate que está avalado por presupuestos estatales crea resentimientos. En mi opinión, Alemania no padece de un problema de racismo. La cuestión es más bien: En el peor caso, el fondo gastaría ingresos fiscales de Alemania, y de otros países también. Es cierto que en este caso muchos alemanes se preguntarían ¿Para qué darles dinero a los griegos y españoles, si a nosotros nos están recortando en jardines infantiles, escuelas y pensiones? Si someteríamos la política anti-crisis al ámbito competencial del BCE, no tendríamos estos problemas. Pero así, Merkel no podría perfilarse como guardián del dinero alemán. Un problema de la democracia burguesa es que la canciller no busca la solución, sino simpatías electorales. La insolidaridad actual en Alemania es un problema de nuestro gobierno”.

Gwendolen Pare

El Ciudadano



[1]          Liebert el 10 de agosto en el diario La Monde Diplomatique http://www.monde-diplomatique.de/pm/2012/08/10/a0003.text

[2]              Liebert el 13 de agosto en el diario TAZ http://taz.de/Ueberschuss-in-der-Handelsbilanz/!99518/


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