De acuerdo a una información entregada por el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), la empresa Productos del Mar Ventisqueros S.A. dio a conocer que una de sus estructuras, ubicada en el centro de cultivo Tubildad de la comuna de Quemchi (Chiloé), sufrió daños, por lo que se produjo una nueva fuga de salmones.
Siguiendo los antecedentes entregados por Sernapesca, el centro de cultivo se encuentra en proceso de cosecha, registrando para la última semana 129 mil peces en cultivo. El organismo ordenó a la empresa activar su plan de contingencia, identificar las jaulas afectadas y realizar un conteo de los peces que el centro mantiene, con el fin de determinar la magnitud del escape.
“A nivel regional se ha activado el comité de contingencia ambiental, integrado por las SEREMIAS (secretarías regionales ministeriales) de Economía, Salud y Medio Ambiente, además de la Autoridad Marítima, el IFOP (Instituto de Fomento Pesquero), la Dirección Zonal de Pesca y Acuicultura y la Superintendencia de Medio Ambiente”, afirmó el organismo.
Déjà vu
El pasado 5 de julio, se produjo la fuga de 690 mil salmones desde un centro de cultivo de la empresa Marine Harvest, ubicada en la comuna de Calbuco (región de Los Lagos). La firma justificó los daños a sus instalaciones con base a un temporal que afectó a la zona por esos días.
Esta semana, El Llanquihue dio a conocer que un grupo de 257 pescadores artesanales y recolectores de orilla interpusieron una demanda por $2.570 millones en contra de la compañía noruega. El medio regional también indicó que hasta ahora se ha logrado recuperar el 5,54% del total de ejemplares fugados.
Desde Greenpeace han advertido que el escape masivo de salmones pone en serie riesgo a los ecosistemas de la zona, producto de la gran cantidad de especies que pueden devorar. Así, la ONG ha estimado que la fuga de Marine Harvest podría comer “el equivalente al consumo de pescados y mariscos de 230.000 chilenos. O, dicho con otro ejemplo, consumirán el equivalente a un mes de toda la pesca artesanal de Magallanes”.
“Si tomamos el peso del total de los salmones escapados equivale a una plaga de más de 140 millones de ratones. Pero no sólo eso, sino que, debido al tratamiento que tenían los salmones escapados, en este momento tenemos en el seno de Reloncaví dos toneladas de antibióticos dando vuelta”, alertaron desde Greenpeace.