Faltan poco más de 10 meses para que Argentina vuelva a vivir una elección presidencial, la cual se dará en medio de una dura crisis económica y social, que ha debilitado políticamente al gobierno, que además ha hecho contraer a Argentina una esclavizante deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Y es que además a este escenario, el gobierno de Cambiemos -partido de Macri- ha ejecutado una serie de medidas económicas que han originado que la gran mayoría de la población haya disminuido su calidad de vida al mismo tiempo que esta se encarece con la aplicación de tarifazos o alzas de precios en servicios públicos y rubros prioritarios como agua, luz, gas, transporte, vivienda, educación, ropa, calzado, alimentos, entre otros.
Por esa razón este 2019 es un año crucial para el futuro de Argentina, pues están en puerta los comicios presidenciales que pondrán a competir el continuismo del modelo neoliberal de Macri o intentar dar un giro a la debacle económica del país con la elección de una candidatura distinta que podría estar en el retorno del Kirchnerismo con Cristina Fernández de Kirchner (CFK), Agustín Rossi o Felipe Solá; u otras relacionadas con el peronismo como Sergio Massa, Juan Urtubey o Daniel Scioli.
Las encuestas proyectan que Argentina tendrá un nuevo Presidente para el próximo periodo presidencial que comienza el 10 de diciembre de 2019 y termina el 10 de diciembre de 2023.
La caída estrepitosa de la popularidad de Macri y su aceptación en la mayoría de la población es sumamente baja y apenas alcanza pasar el promedio de 20%; en cambio, la ex presidenta CFK aún se mantiene como la principal candidata a derrotar, eso a pesar de la fuerte campaña de guerra sucia que ejecuta la mediática argentina e internacional contra su imagen producto de la persecución política que promueve el macrismo dentro de las instituciones judiciales.
Entre tanto, la extensión oficial de la campaña de primera vuelta será del 22 de septiembre al 25 de octubre; mientras que la segunda vuelta del 3 a 22 de noviembre.
Para proclamar una victoria en la primera vuelta, la candidatura más votada debe obtener al menos el 45% de los votos válidos o el 40% y una diferencia de 10% por encima de la segunda opción más votada. Si eso no sucede, se pasa a la segunda vuelta con las dos candidaturas más votadas.
CFK aún es la rival a vencer
La encuesta más reciente realizada por la consultora Quality Politics Argentina (QPA) y que fue divulgada el 8 de enero de 2019 resaltan que la expresidenta CFK ganaría en un eventual balotaje frente al actual mandatario.
Según el estudio realizado por QPA -en diciembre de 2018- sobre la intención de voto para las Presidenciales resalta que CFK lidera las encuestas con 30,7%, seguida por Macri con 29,3% y el tercer lugar lo ocupa Sergio Massa con 10,8%.
Otros candidatos se reparten la parte baja de la intención de voto. Daniel Scioli, quien ocupa el cuarto lugar, ostenta el 6,3% de la intención de voto, seguido por Juan Manuel Urtubey con 5,7%, Felipe Solá 3,4%, Nicolás del Caño 2,8%, Agustín Rossi 2,5%, mientras que otras candidaturas representan el 1,8% y los indecisos 6,7%.
La misma encuestadora realizó un análisis comparativo sobre las candidaturas de Felipe Solá y Agustín Rossi frente a Macri si se diera el caso que CFK no asumiera la candidatura del kirchnerismo, bien sea por la persecución judicial que existe en su contra o porque no se postule finalmente al evento comicial.
En ambos casos, el kirchnerismo saldría victorioso frente al macrismo. Si Solá fuera el candidato, vencería a Macri con un 48,9%, con un porcentaje de indecisos de 4,9%. Si el candidato resultara ser Rossi, ganaría con 49,9% sobre Macri que alcanzaría 47,9% con un promedio de indecisos de 2,2%.
Sin embargo, si la expresidenta CFK asumiera la candidatura, pasaría a la segunda vuelta junto a Macri y en esa elección definitiva Fernández vencería al actual mandatario con 47,1% frente a 45,2%, con un porcentaje de indecisos de 7,7%.
Además el estudio agrega que las personas indecisas al preguntarles si tuvieran que escoger entre dos candidatos, CFK lidera también la intención de votos. En el caso de la intención de voto por edad: CFK también gana entre los jóvenes entre 16 y 30 años; mientras que las personas que tienen más de 65 años optan por Macri.
Otras encuestas también dan a CFK como posible ganadora de las presidenciales. La consultora Gustavo Córdoba & Asociados le otorga a la ex mandataria 38,2%, mientras Macri obtendría 34,6%; de igual forma la encuestadora Analía del Franco Consultores asegura que Cristina Fernández de Kirchner lidera los indicadores con 29,3% sobre Macri, quien tiene 27,2%.
Otros posibles candidatos «noveles»
Entre los posibles candidatos que pudieran considerarse como «noveles» dentro de los próximos comicios argentinos están Juan Manuel Urtubey, Nicolás del Caño, Sergio Massa, Axel Kicillof, Marcelo Tinelli y José Luis Espert.
Urtubey, es un político, abogado y profesor universitario argentino, actual gobernador de la Provincia de Salta. Fue electo gobernador por primera vez en 2007 cuando tenía 37 años.
Por su parte, Nicolás del Caño es un político argentino, dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), excandidato a Presidente y diputado por el Frente de Izquierda.
Sergio Massa es un político y abogado argentino que lidera la corriente política conocida como massismo o Frente Renovador, coalición política que se define como peronista pero no integra el Partido Justicialista.
Axel Kicillof es un economista, político, docente e investigador argentino. Desde el 20 de noviembre de 2013 hasta el 10 de diciembre de 2015, se desempeñó como ministro de Economía de la Nación.
Marcelo Tinelli es un periodista, empresario, presentador, dirigente deportivo y productor argentino. Es actualmente vicepresidente del Club Atlético San Lorenzo de Almagro. Fue vicepresidente de la Asociación del Fútbol Argentino, secretario de selecciones nacionales y candidato a presidente de dicha entidad.
Tinelli es presentador de Showmatch (ex Videomatch), uno de los programas más exitosos de la televisión argentina desde su estreno en 1990.
José Luis Espert es un economista liberal, candidato a presidente por el partido Libertario y admirador de presidentes como Sebastián Piñera (Chile) y Jair Bolsonaro (Brasil). Sus propuestas presidenciales hablan de aplicar «el sentido común» para dejar atrás «la decadencia que no para en Argentina desde hace 50 años».
«Venimos de medio siglo de fracaso y no paramos de hacer algo que está mal»; «Cuando el FMI interviene es porque tu modelo económico ha fracasado», son algunas de sus frases.
En lo económico, Espert habla de quitar los «excesivos» impuestos al sector empresarial e industrial, bajar las regulaciones del Estado a los empresarios, erradicar el «sindicalismo que no sirve al trabajador» y al mismo tiempo «echar a los trabajadores públicos que no hacen nada».
Según Espert, «el Estado no es una agencia de empleos ni de subsidios», por ende debe salir de al menos la mitad de los trabajadores públicos, 1 millón 800.000 personas de las 3 millones 600.000 que laboran. «Hay que echarlos, muchos de ellos no hacen nada», sostiene.
Macri y su gestión como Presidente de Argentina
Ya para finales de 2018, los pronósticos sobre la economía argentina eran desalentadores. Para entonces se hablaba de un déficit de la economía que podría superar los 600.000 millones de pesos, sobre todo por la decisión del gobierno de Macri de incrementar en casi 50% los gastos destinados a los servicios de deuda con respecto al 2018, unos 593.016 millones para cumplir con las exigencias impuestas por el FMI.
Y es que con el argumento de dejar atrás la grave crisis económica, el macrismo busca ejecutar más recortes sociales superiores a los 358.039 millones de pesos, que ponen en la mira y perjudican a la clase trabajadora, jubilados, pensionados, así como sectores primordiales para el país como la salud, ciencia, cultura y educación.
Estos recortes significan más de 54% del gasto público ejecutado en 2018, recursos que se sacarán de los bolsillos de los argentinos para pagar obligaciones con el FMI por casi 200.000 millones de pesos (unos 5.500 millones de dólares) en intereses por deuda externa, misma que sobrepasa los 130.000 millones de dólares.
Todo esto se agrava con el indicador de inflación, que superó al menos dos veces más al estimado que hizo el propio gabinete de Macri el 28 de diciembre de 2017, cuando auguraron que «apenas» llegaría a 15% y terminó casi en 50%, la segunda más alta de Latinoamérica y el Caribe, incluso bastante por encima de Haití (13%), mientras el resto de los países registraron tasas inferiores a 10%.
A esto se suma el alza sostenida en los indicadores de pobreza del país, cifra que ya supera los 13 millones de habitantes y que pasó del 28,2% al 33,6% tan sólo en 2018, los despidos masivos, la fuerte ola de desempleo que han provocado las empresas privadas, situación que al mismo tiempo se ve reflejada en la presencia de cada vez más personas en situación de calle porque no pueden pagar alquileres o hipotecas de sus viviendas.
Según la encuesta de QPA 63% de los argentinos considera que la gestión de Macri es mala, mientras 30% la considera buena.
Al hacer referencia sobre los problemas del país, 71% dice que la inflación es el mayor de ellos, seguida por el desempleo 41,7%, pobreza 37%, corrupción 35,5%, educación 27,7%, inseguridad 27,3%, devaluación 26,2%, narcotráfico 12,9% y salud 4,1%.
A pesar de estos indicadores la grave crisis económica en Argentina se recrudece y las proyecciones de economistas, consultoras y del propio FMI son nefastas.
Pareciera que a Macri más que importarle una reelección, es conseguir dejar el mejor de los escenarios posibles -castigando a los trabajadores- para así garantizar la repartición de las riquezas del país con sus socios empresarios, muchos de ellos parte de su familia.
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