Nos apuntan con el arma cargada. No es una metáfora. Lo hacen quienes mandan y quienes siguen órdenes. Los primeros son los Estados Unidos. Luego Colombia, seguida por el Grupo de Lima, es decir, los gobiernos de derecha de América Latina. Y, al final de la cadena, la oposición venezolana. En ese orden.
Ya es formal, Nicolás Maduro pasó a ser un tirano. No importa que haya ganado democráticamente las elecciones del 20 de mayo de 2018, que el chavismo haya vencido en 23 de 25 elecciones en 19 años. Iban a decir que era un dictador pasara lo que pasara. La Asamblea Nacional ya nombró una presidencia temporaria o algo así, en la figura de Juan Guaidó, desconocido dentro del país: ni ellos saben bien qué anunciaron frente a la poca gente que reunieron anteayer, al día siguiente de la toma de posesión de Maduro.
Se podría pecar de inocencia si no se conociera la historia reciente de Venezuela. Olvidar que la derecha llevó a cabo un Golpe de Estado en 2002, o que en 2017 se lanzó a las calles con su base social de clase alta y células paramilitares para tomar el poder por la fuerza. Ese año comenzaron a formar un gobierno paralelo, que en la actualidad flota entre países y van a activar de cara a la “comunidad internacional”: los Estados Unidos y sus aliados/subordinados.
Descartaron la vía democrática, vendrá más violencia. Habrá más ataques sobre la economía, la diplomacia, llamados a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y seguramente acciones de fuerza. ¿De qué manera, con qué excusa, tipo de arma, actores? Está por verse.
El chavismo va a dar la pelea. Y el chavismo es más que un gobierno, es gente humilde, de los barrios, los campos, trabajadora, comunera, es un movimiento, una identidad política, de vida. Tiene potencias, enamoramientos, contradicciones, disputas, alegrías, necesidad de ganar, de resolver el retroceso económico con una desesperada urgencia. En caso de perder no vendría otro gobierno, sino una revancha.
Se puede realizar un desglose de todos los errores reales del chavismo y alejarse. O se puede empujar para defender y corregir, para no perder ante quienes una y otra vez nos han asesinado en masa para agrandar sus cuentas bancarias. Millones eligieron lo segundo, no van a rendirse. Necesitan que se rompa el aislamiento, se señale de golpistas a los golpistas, se diga que la revolución no está sola, que somos un continente que reconoce a sus enemigos y se une para enfrentarlos.
La historia es hoy, comienza antes de que salga el sol, nos llama.
Por Marco Teruggi
Publicado originalmente el 14 enero de 2019 en La Poderosa.