Las millones de hectáreas de pinos y eucaliptos actualmente plantadas en Wallmapu no solo han desplazado o eliminado la cubierta vegetacional nativa, sino que con ello han disminuido el factor natural de protección de nuestros bosques: su reserva de humedad. Es éste el obstáculo natural para la incidencia de incendios y/o avance del fuego del cual se ha dotado la propia naturaleza.
Se ha hecho habitual en los noticieros de diarios, radio y televisión, amplias coberturas sobre la sequía y los incendios forestales que en los últimos años viene afectando a Wallmapu. Son dramáticas las secuelas de estos siniestros en sembradíos, pastizales, bosques y viviendas, generando a su vez graves problemas sanitarios, sociales y económicos, especialmente entre las familias rurales pobres, en su gran mayoría mapuche. Un par de cifras nos demuestran la magnitud del problema: Más de 8.000 personas en 28 comunas de Wallmapu, afectadas por la sequía; más de 7.000 hectáreas de pastizales y plantaciones forestales destruidas por el fuego de Arauco a Valdivia.
Según diversos organismos, los principales factores que explicarían esta doble condición de sequía y aumento de incendios en la región serían el calentamiento global y el cambio climático, ambos -dicho sea de paso- responsabilidad del hombre y no precisamente de la naturaleza. Sin embargo, la respuesta desde los niveles oficiales ha sido mayores recursos para compra de camiones aljibes, estanques de agua domiciliarios, contratación de personal y adquisición de equipos para la Corporación Nacional Forestal (CONAF), a objeto de potenciar el «control de incendios». En otras palabras, se atacan los síntomas pero no la enfermedad.
Tanto a nivel mundial como a escala regional, responsabilidad directa sobre el origen y profundización de estos fenómenos le compete al modelo económico y su componente «energético-industrial», basado en el avance de sistemas productivos altamente depredadores de los ecosistemas, como son los monocultivos forestales. Sin embargo, en Chile esto último pasa desapercibido o simplemente se quiere ocultar. Científicamente y de manera práctica se conocen en Wallmapu los graves efectos ambientales producidos por los monocultivos de pino y eucaliptos. Y seamos claros; si un bosque es una asociación vegetacional de diversas especies y en distintos niveles, las plantaciones de Arauco, Volterra o de Mininco no lo son.
Las millones de hectáreas de pinos y eucaliptos actualmente plantadas en Wallmapu no solo han desplazado o eliminado la cubierta vegetacional nativa, sino que con ello han disminuido el factor natural de protección de nuestros bosques: su reserva de humedad. Es éste el obstáculo natural para la incidencia de incendios y/o avance del fuego del cual se ha dotado la propia naturaleza y que está desapareciendo a un ritmo acelerado. En este sentido, las plantaciones de pinos y eucaliptos, ya sea por elementos como la resina, residuos o la escasa formación de hojas, constituyen verdaderas fábricas de combustible que llegado el momento arderán sin control.
Por otro lado, estos monocultivos forestales consumen altas cantidades de agua, tanto a nivel de los cursos superficiales como freáticos. Es indudable que la menor pluviosidad existente en los últimos años agrava aún más esta situación, obligando a los habitantes y familias circundantes a las plantaciones a sufrir año tras año graves consecuencias en su vida diaria. Incluso a la hora de los incendios, esta situación dificulta el abastecimiento de agua de los propios equipos terrestres y aéreos que combaten el fuego, situación que en la última temporada ha llegado a niveles críticos, según reconocen las propias autoridades.
Existe una directa correlación entre calentamiento global, aumento de la masa de monocultivos, mayor sequía e incidencia de incendios forestales en Wallmapu. Es como si existiera una refinería de petróleo en medio de una ciudad emplazada en una zona sísmica. Si alguna instancia científica o universitaria realizara una investigación al respecto, corroboraría sin duda lo que ya observamos. ¿Dónde se observan los mayores efectos de la sequía y la mayor frecuencia de incendios forestales? ¿en la zona cordillerana de Wallmapu, con ecosistemas estables y predominancia de bosque nativo, o en el cinturón de monocultivos de pino y eucaliptos de Malleco?
Por lo anterior resulta aún más sorprendente y riesgoso el Plan de Apoyo anti-crisis económica, que desde el gobierno central beneficiará a las empresas forestales, prorrogrando el Decreto Ley 701 de subsidio a los monocultivos. Si ya existen más de 3,5 millones de hectáreas de pino y eucaliptos, con dinero de todos los chilenos se financiará una superficie superior a las 6 millones en los próximos 10 años. En definitiva, se estará contribuyendo a la existencia de un verdadero desierto forestal y un cinturón de fuego amenazante para las actividades humanas y económicas de Wallmapu. En 10 años más no responsabilicemos a la naturaleza o al cambio climático de lo que pueda suceder.
Por Gustavo Quilaqueo
Presidente de Wallmapuwen