El cantautor uruguayo rindió homenaje a João Gilberto al interpretar “Chega de saudade” en “ritmo de milonga”
Jorge Drexler, cantante y compositor uruguayo, presentó en Buenos Aires “Silente”, un concierto “experimental” en el que solo con su guitarra y recursos mínimos logró un diálogo intimista con el público.
Sus seguidores cantaron cada uno de sus temas y se acoplaron al recorrido que hizo el cantautor por momentos biográficos de sus canciones, según reseñó la agencia Reuters.
“Entre el sonido aquí y el sonido siguiente hay un espacio silente, un breve compás de espera donde reverbera el eco, como si el eco estuviera recostado en el presente, entretenido en su trama”, dijo el ganador del Latin Grammy y el Oscar al salir a escena ante un colmado Teatro Gran Rex de la capital argentina, donde se presentó hasta el pasado domingo.
Drexler cantó bajito en un escenario despojado, que solo presentaba a veces dos, otras cuatro pantallas blancas que proyectaban mayormente luces que recortaban su figura. El público le respondió en el mismo tono y dialogó, anécdotas personales y contestó con humor a algunas insinuaciones, sobre todo de la platea femenina.
El músico, que siempre estuvo solo en el escenario en un teatro casi a oscuras, comenzó el show con “Transporte” y recorrió algunas de sus canciones clásicas, como “Guitarra y vos”, “Todo se transforma” y “Deseo”, muchos temas de sus discos “Sea” (2001), “Eco” (2004) y “12 Segundos de Oscuridad” (2006).
Durante dos horas de concierto, cambió de guitarras, jugó con las luces y el movimiento escénico y en el tema “La edad del cielo” utilizó un software que modifica la voz, mediante el cual crea un paisaje sonoro robotizado.
En “Todo se transforma” usó un péndulo de Newton como un elemento que lo acompaña y considera “generador de silencio”. “Gracias por aguantar estas versiones curiosas”, dijo.
Solamente se desvió de su repertorio para cantar “Chega de saudade”, pero en “ritmo de milonga”, en homenaje a João Gilberto, el músico brasileño que falleció en julio pasado y que inmortalizó con su interpretación el célebre tema de Vinicius de Moraes y Antonio Carlos Jobim.
“Esta canción cambió mi rumbo, es responsable de que escriba canciones”, contó el músico de 55 años y dijo que recuerda el momento exacto en que la escuchó por primera vez.
En una referencia autobiográfica, Drexler tocó en una guitarra criolla la canción escrita hace 30 años “La Aparecida”, y dedicó “Salvapantallas” a sus tres hermanos, sobre quienes contó que en un momento también empezaron a escribir a pesar de no haber músicos en su familia.
Drexler vive en Madrid, pero recuerda a su Uruguay natal y hace una defensa de la educación pública al interpretar “A la sombra del Ceibal”, en referencia al Plan Ceibal que busca informatizar a los niños de las escuelas estatales de su país.
El cantautor dominó el despojado escenario en un sutil equilibrio entre música y silencio e intercaló el diálogo con clásicos como “La vida es más compleja de lo que parece” y “Soledad” hasta que con “Sea”, en la que recordó a la fallecida cantante argentina Mercedes Sosa, se despidió ante un público que lo aplaudió de pie y pidió más.
Drexler regresó con los temas “Movimiento”, “Silencio” y “Telefonía” y, cuando parecía que era el cierre definitivo, llamó al escenario al dúo de músicos amigos La Loba, con quienes cantó junto a un público emocionado “Me haces bien”, cerrando una noche íntima donde brilló la canción.