Con el rechazo de las indicaciones que permitían incluir como objetivos centrales la “conservación” y “preservación” de los glaciares, el proyecto que regula la protección de estas fundamentales fuentes de agua sufrió un duro traspié al inicio de su votación en la Comisión de Medio Ambiente del Senado.
El resultado se debió, en gran medida, a la ausencia del senador PS Alfonso de Urresti, ya que ante dos empates seguidos producto de los votos a favor de Ximena Órdenes (PPD, quien preside la comisión) e Isabel Allende (PS) y en contra de José Miguel Durana (UDI) y Rafael Prohens (RN), las indicaciones fueron descartadas.
Recordemos que la iniciativa se encuentra en primer trámite constitucional y ya fue aprobada por la Comisión de Minería y Energía, la que introdujo varias modificaciones que atenuaron su alcance para así salvaguardar los intereses mineros.
Así, la sesión del martes 14 de diciembre se enfocó en los primeros artículos del proyecto, referidos a las definiciones. El argumento del oficialismo en contra de incluir como objetivos del proyecto la “preservación” y “conservación” se sustentó en que, en su opinión, bajo el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, la protección ya involucraría ambas figuras, por lo cual más que mencionarlas en la ley debieran analizarse caso a caso los eventuales impactos.
Incluso, la Derecha y el gobierno plantearon que era inviable avanzar en la “preservación”, toda vez que sería imposible asegurar el impacto cero dado que los glaciares son afectados por el cambio climático e incluso por la acción de los centros poblados aledaños, como el caso de Santiago.
“Con la protección no tengo ningún problema, pero con la conservación y preservación va a depender mucho de temas que no están relacionados solamente con la protección, como el caso de la Región Metropolitana. Impacta mucho lo que sucede en la ciudad en la zona cordillerana, y obviamente no tenemos ahí cómo hacer preservación y conservación de los glaciares, entonces lo que corresponde es poner la protección de los glaciares, porque ahí sí tenemos incidencia con respecto a medidas, leyes, estudios de impacto ambiental y un sinnúmero de otras cosas donde se puede evaluar”, señaló el senador Prohens.
Similar opinión sostuvo Gino Casassa, jefe de la Unidad de Glaciología y Nieves de la Dirección General de Aguas, quien ejemplificó el tema con el debate sobre “entorno glaciar”, que en su opinión no entrega la precisión necesaria: “Imaginémonos una mega ciudad como Santiago, que en alguna medida emite contaminantes que llegan a los glaciares, no sólo la minería cercana, caminos o actividades muy cercanas. Entonces, ¿vamos a incluir la ciudad de Santiago en el entorno glaciar?”.
En cambio, para la senador Isabel Allende, “si los glaciares se están derritiendo por el cambio climático, con mayor razón el Estado no puede dejar de protegerlos, conservarlos. Y preservar significa evitar toda acción humana que contribuya a ese mayor derretimiento. Por eso estoy de acuerdo con ponerle la conservación y preservación”.
En la misma línea, su colega Ximena Órdenes explicó que “el tema es precisar. El fenómeno de adelgazamiento, derretimiento, retroceso de glaciares, ha sido una constante en los últimos tiempos y es el principal efecto del cambio climático, y por eso la protección. Insisto en que sólo es para dejar en claro las dimensiones y la importancia de especificar que el objeto de la norma es la conservación y preservación”.
Tras los fundamentos, puestas ambas indicaciones en votación, se rechazaron al producirse dos empates seguidos.
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Durante la sesión también se votó una indicación de Allende tendiente a reemplazar la frase “ambiente periglaciar” por “entorno glaciar”, que se consideraba más precisa con lo señalado por los expertos. Este planteamiento chocó con la visión de Casassa, quien insistió en la figura de “cuenca glaciar”, mucho más acotada y restringida al aspecto hidrológico y no ecosistémico, como la que involucraría “entorno”. En votación, se aprobó.
Posteriormente, se zanjó la definición de glaciar, donde la propuesta original del proyecto es “todo volumen de agua en estado sólido, de ocurrencia natural, que haya perdurado al menos diez años, con presencia eventual o estacional de neviza y nieve superficial, con o sin presencia de material detrítico rocoso superficial o incorporado en su interior, y con evidencia de flujo actual o pasado, cualquiera sea su tamaño, forma geométrica y ubicación”.
Sobre este punto, Allende y Órdenes habían propuesto bajar el tiempo de permanencia glaciar de ”diez” a “dos” años, aprobándose en definitiva “cinco”.
Ahora, para la próxima sesión, fijada para el lunes 3 de enero desde las 12:30 hrs. y hasta las 14:00 hrs., quedó la discusión de otra indicación de Allende y Órdenes, que modifica “interior” por “subsuelo”, con el fin de contar con una definición más precisa de este último concepto. Además, se continuará con la discusión sobre si debe o no tener “evidencia de flujo actual o pasado” para ser considerado glaciar.
La votación continuará al día siguiente en el mismo horario.