Luego de las elecciones legislativas del último fin de semana en la República Argentina, donde se celebraron 30 años de democracia ininterrumpida, se abre un complejo panorama: ¿Cómo queda parado el kirchnerismo? Realidades y especulaciones corpo-mediáticas. Cambios en el tablero: fracasos inesperados y nuevos protagonistas. Las alianzas triunfadoras. El contundente voto de la derecha en disputa con el oficialismo, que espera por la recuperación de su jefa Cristina Kirchner. Con escaso porcentaje, histórica elección de la izquierda, que consigue tres bancas en la Cámara baja. La lectura entrelíneas del politólogo y sociólogo Atilio Borón(*) y del periodista e historiador Hernán Brienza.(*)
Las proyecciones que arrojaron los distintos guarismos electorales el último domingo en Argentina depararon una dicotomía en la afrenta oficialismo-oposición. Cada partido llevó agua a su propio puerto y se autopropinó la victoria. Si bien el Frente para la Victoria fue el partido más votado a nivel nacional, con un 32%, y mantiene su mayoría en ambas cámaras del Congreso (logró 18 de las 46 bancas que estaban en juego en la Cámara baja y en el Senado provincial controlará la mitad de los escaños), el arco opositor ganó en más territorios de lo esperado, incluyendo resultados muy amplios en Buenos Aires y las otras cuatro provincias más grandes del país. El personaje más destacado de este grupo es el ahora Diputado Nacional por el Frente Renovador, Sergio Massa, un ex jefe de Gabinete de Cristina Kirchner que ahora se erige como uno de los favoritos a disputarle un espacio de poder de cara a las presidenciales del 2015.
“Hubo una consolidación de la presencia del Frente para la Victoria en las dos cámaras, lo cual les permitirá manejarse con cierta soltura. No quedan exentos de algunas inflexiones momentáneas a la hora de presentar proyectos y legislar. Al mismo tiempo hay un claro crecimiento de un amplio abanico de fuerzas opositoras cuya capacidad de sintetizarse en una sola fórmula es muy problemática”, enfatiza Atilio Borón.
Por su parte, Hernán Brienza asegura que hay dos resultados: uno es simbólico y el otro político. “El primero es la victoria de Massa en la provincia de Buenos Aires, o la del PRO y el socialismo en Santa Fe, las derrotas en Córdoba y en Mendoza, lo que en su conjunto hace que sea la novedad de las elecciones del domingo. El resultado político, el que a mí me parece, en términos reales, el que marca realmente el pulso de la política en la Argentina, es el 32% obtenido por el Frente para la Victoria que le permite conservar la primera minoría en el Congreso. En el ámbito nacional, la liga de gobernadores que se presentó junto al kirchnerismo el domingo a la noche demostró una contundencia política que no tiene otro espacio político en la Argentina”.
Esta cuestión dicotómica aparece también en los grandes medios de comunicación, quienes elaboran una retórica en base a las declaraciones de los candidatos. Desde un sector se habla de la persistencia de legitimidad del kirchnerismo y el surgimiento de distintas oposiciones -subestimando el verdadero peso de este conjunto- en el tablero político. Por el otro son más desmesurados: fin de ciclo. Cristina no está y no sabemos si va a volver. Son tiempos de renovación; reproducen.
“Peligro de gobernabilidad hay en Estados Unidos -argumenta Borón- donde se cerró el gobierno durante casi dos semanas. Acá no hay la menor chance de que vaya a ocurrir algo así. El Gobierno tendrá una mayoría razonable en ambas cámaras del Congreso y va a obtener quórum propio con algún aliado cercano, salvo que se produzca un súbito deterioro del cuadro económico, aunque sería inesperado”, considera.
No es la primera vez que los medios hegemónicos como La Nación, Clarín y sus tentáculos mediáticos auguran un fin de ciclo, una gobernabilidad inestable y la crispación de la sociedad hacia un régimen despótico. Sucedió en las legislativas del 2009, cuando el mismo Néstor Kirchner era derrotado por su principal opositor, Francisco de Narváez -quien curiosamente fue uno de los grandes perdedores de los últimos comicios-. Esa referencia, en contextos sumamente disímiles, resulta análoga de lo acontecido el domingo.
Por entonces fue cuestión de tiempo que Cristina obtuviera su reelección con casi un 54% de los votos, el caudal más amplio para un Presidente desde el regreso a la democracia en 1983. Para saber si se repetirá el mismo fenómeno restará resolver dos incógnitas. Ante la imposibilidad de la re-reelección de la Presidente -se requiere una reforma constitucional, idea que asusta a todo el arco opositor- y la carencia, dentro de su frente, de un candidato que inspire cierta idoneidad y liderazgo, la clave será ungir una alternativa de sucesión presidencial. Por ahora se habla del Gobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli, quien ya había manifestado públicamente sus deseos de postularse en el 2015, declaraciones que no fueron bien recibidas dentro de su gabinete. Pero cualquier visión o lectura al respecto es prematura. Por otra parte, Sergio Massa va a tener que demostrar su gestión en la cancha y defender la representación que le fue asignada con un 43% del electorado bonaerense, para no seguir los mismos pasos que De Narváez en la carrera hacia 2015.
Borón estima que “de alguna manera, al kirchnerismo se le abre una cierta expectativa. Si logra resolver el tema de la sucesión puede tener chances de competir con ciertas probabilidades de éxito para las próximas elecciones”.
Pese a algunas caras afligidas vistas en el búnker del kirchnerismo y un sinceramiento del vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto, el oficialismo no ejerce una autocrítica pública. Es lógico: puertas adentro, la historia debe ser otra. Más que nunca deberán poner los pies sobre la tierra y hacerse cargo de la derrota sufrida en varios frentes importantes. Actualizar políticas, e incluso gabinete, podría ser auspicioso. Mejorar medidas que hayan sido exitosas. Incorporar nuevas herramientas para la medición de la inflación, por ejemplo, con el fin de determinar la verdadera influencia en el salario de los trabajadores con respecto a la canasta básica; o cuántos pobres e indigentes ocultados hay en nuestro país. Revisar su gestión, su acción política y sus desaciertos, para seguir en la misma dirección y construir un modelo de manera genuina y que no peligre.
Según Brienza, el Gobierno no ejerce una autocrítica pública básicamente porque no son reflexiones propias de la dirigencia política: “Yo creo que se revisan algunas cuestiones y se escuchan los mensajes que envían las urnas. No lo hacen público porque no es una costumbre hacer autocrítica en público desde los sectores políticos. Si uno tendría que analizar cuáles son las autocríticas que hizo la oposición en los últimos diez años verá que no se hizo ninguna. Sí creo que, en función de accionar políticamente, cada uno hace su lectura de lo que dicen las urnas”.
En otra escala, la elección del Frente de Izquierda y de los Trabajadores, el conglomerado de trotskistas que propone que un diputado gane lo mismo que un obrero calificado, se encuadra dentro de un marco histórico ya que obtiene, por primera vez desde el retorno al sistema democrático, un lugar en el Congreso. “El Frente de Izquierda hizo una muy buena elección. Creo que en Capital les favoreció el hecho de que no hubiera a mano otra alternativa electoral de izquierda. Las que había estaban asociadas al FpV, pagaron un precio muy caro por eso. Me parece que aprovecharon un espacio vacío y conformaron una buena estrategia. Fueron muy inteligentes en ir hacia esa dirección”, analiza el sociólogo marxista.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el PRO de Mauricio Macri, con Gabriela Michetti a la cabeza, y UNEN, la alianza que integran Elisa Carrió y Pino Solanas, lograron captar el voto antikirchnerista, lo que llena el escenario de nuevas figuras y candidatos resucitados. Quedan dos años más para salir del terreno de las especulaciones y ver qué decisiones toma el kirchnerismo respecto a su destino. Depende de ellos mantener la legitimidad que le dan las urnas y la advocación de la militancia. Para rectificar caminos y continuemos hablando de un modelo de Estado presente, para pensar en el futuro.
A celebrar: declaran constitucional la ley de medios en Argentina
Tras más de cuatro años, la Corte Suprema de Justicia puso fin a la controversia judicial sobre la constitucionalidad de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, aprobada en 2009 por el Congreso y frenada parcialmente por las medidas cautelares del Grupo Clarín. El Máximo Tribunal declaró constitucionales los cuatro artículos cuestionados por el multimedios: 41, 45, 48 y 161, vinculados con la multiplicidad de licencias, su transferibilidad y los plazos de adecuación a la ley de medios.
Clarín, que era el único grupo que no se había adecuado a la norma, tendrá que desprenderse de varias señales de contenido audiovisual, dejar la TV por cable e Internet en 134 ciudades y deberá optar entre Canal 13 y Cablevisión -ambos le pertenecen- en la ciudad de Buenos Aires.
En el fallo mayoritario, los magistrados consideraron que «no se encuentra afectado el derecho a la libertad de expresión del Grupo Clarín» y que las «restricciones de orden estrictamente patrimonial» que establece la norma «no son desproporcionadas frente al peso institucional que poseen los objetivos de la ley». Afirman que la ley «regula el mercado de medios de comunicación sin efectuar distinción alguna respecto a los sujetos alcanzados por sus disposiciones», es decir, que no apunta a perjudicar a un grupo o medio en particular, sino que regula a todo el mercado audiovisual.
Brienza celebra el fallo: “Después de cuatro años, esto pone en juego la posibilidad de que la comunicación en la Argentina sea más democrática, más plural, y que la sociedad Argentina no quede rehén de unos pocos cañones comunicacionales. Creo que es una buena noticia para nuestro país”.
Por Matías De Rose
Desde Buenos Aires
El Ciudadano
(*)Atilio Borón: Célebre autor de varios libros de ciencia social y filosofía con orientación marxista y con una apuesta política clara de compromiso con el socialismo para América Latina. Doctorado en Ciencia Política por la Universidad de Harvard.
(*)Hernán Brienza: Escritor. Egresado en Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires. En septiembre entrevistó a Cristina Fernández de Kirchner en su residencia de Olivos. La Presidente, vía Twitter, le recomendó a Hugo Chávez la lectura de su libro El loco Dorrego (2007), y tiempo después el venezolano leyó algunos capítulos en actos partidarios en su país.