El ex-Presidente Jimmy Carter que pasó a la Historia al lograr el histórico acuerdo de Camp David entre Israel y Egipto en 1979 en su libro ‘Palestina, Paz no Apartheid’ (2007), Carter denuncia el «sistema de apartheid que Israel aplica sobre los palestinos».
Asimismo, en el citado libro denuncia «el incumplimiento por parte de Israel de los compromisos adquiridos en el 2003 bajo los auspicios de George W. Bush», que incluían las exigencias de «la congelación total y permanente de los asentamientos de colonos judíos en Cisjordania así como el Derecho al retorno de los cerca de 800.00 palestinos que se vieron forzados a abandonar Israel tras su constitución como Estado en 1.948 (nakba)».
Así, tras la Guerra de los Seis Días (1967), el puzzle geoestratégico de Oriente Medio-Próximo se completó con la instauración de regímenes autocráticos y pro-occidentales en los países circundantes a Israel ( Libia, Siria, Jordania, Egipto, Arabia Saudí, Irak e Irán).
Por su parte, los palestinos quedaron confinados en el gueto de Cisjordania, convertida en un mero protectorado de Israel, mientras la Franja de Gaza quedó aislada por un Muro que ha degenerado en una profunda crisis humanitaria entre sus más de dos millones de habitantes, situación distópica que llevó al activista judío de los Derechos Civiles y superviviente del Holocausto, Israel Shakak a afirmar «Los nazis me hicieron temer ser judío y los israelíes me avergüenzan de ser judío».
Netanyahu y la manipulación del miedo
Aprovechando los presuntos agujeros de seguridad en la Defensa Israelí provocados por el cisma entre los reservistas y Netanyahu así como el brazo armado del grupo islamista así como la negligencia del Gobierno Netanyahu al menospreciar las informaciones egipcias que 10 días antes avisaron de que Hamas preparaba una gran ofensiva, Hamas, lanzó la mayor ofensiva militar desde el 2007 con la infiltración de decenas de sus miembros en localidades israelíes y el lanzamiento de miles de proyectiles contra amplias zonas , incluyendo Tel Aviv y Jerusalén, con el resultado de 1200 víctimas israelíes y la toma por Hamas de 220 rehenes.
La sociedad israelí entró en shock al constatar la ineficacia de la Cúpula de Hierro que se vio colapsada por el lanzamiento al unísono de cientos de misiles y por la crudeza de las imágenes de la muerte de cientos de participantes en el festival de «Tribe of Nova» que se celebraba cerca del kibutz Reim y difundidas por el Gobierno de Netanyahu para provocar en la sociedad israelí la petición unánime de castigo
Así, Netanyahu, sirviéndose de la dictadura invisible del temor al Tercer Holocausto, proceda de Hamás, de Hezbolá o de Irán, aprovechó la ocasión para declarar el Estado de Guerra (defensa de la seguridad de Israel) y desencadenar una demoledora ofensiva en la Franja de Gaza que le otorgara un incremento de la popularidad perdida por su fallida reforma legal y le permitiera obviar el proceso judicial en el que está acusado de soborno, fraude y abuso de confianza.
El Tzahal y la Doctrina Dahiya
Las sucesivas ofensivas militares judías contra Gaza y Cisjordania han estado siempre amparadas por la «espiral del silencio» de los principales medios de comunicación de masas mundiales controlados por el lobby judío trasnacional, teoría formulada por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann en su libro «La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social» (1977).
Dicha tesis simbolizaría «la fórmula de solapamiento cognitivo que instaura la censura a través de una deliberada y sofocante acumulación de mensajes de un solo signo», con lo que se produciría un proceso en espiral o bucle de retroalimentación positiva y la consecuente manipulación de la opinión pública mundial por el lobby judío trasnacional (los palestinos son terroristas e Israel tiene derecho a defenderse).
Para ello, el Tzahal israelí implementó la llamada Doctrina Dahiya, llamada así por el suburbio chíita de Beirut que fue arrasado por la aviación israelí como castigo por la derrota de Israel ante Hizbula.
La Doctrina Dahiya es una doctrina militar formulada por el general israelí Gadi Eizenkot y seria «una guerra asimétrica en las zonas urbanas mediante el uso de la fuerza desproporcionada en represalia contra las zonas civiles utilizadas como base para los ataques como elemento disuasorio».
Así, toda la infraestructura básica, escuelas, mezquitas, hospitales y el 80% de los edificios de Gaza habrían sido arrasados por los bombardeos sistemáticos de la aviación israelíes, con el resultado de cerca de 17000 víctimas civiles palestinas, (7000 de ellos serían niños) y varios miles más enterrados entre los escombros.
¿Hacia la segunda nakba?
La campaña militar de Gaza tendrá como efecto colateral una segunda nakba en la que 1,5 millones de palestinos se verán obligados a abandonar una Gaza convertida en un amasijo de escombros y restos humanos que imposibilitará el retorno de la población gazatí desplazada y el confinamiento de palestinos en un campo de concentración al aire libre de 1,7 Km2 ubicado en Rafah, situación descrita por el alto Comisionado para los DDHH de la ONU, Volker Türk como «apocalíptica», al tiempo que advierte » del creciente riesgo de genocidio».
Dicho confinamiento forzoso de la población gazatí sería una medida de presión para que Egipto abra su frontera y los palestinos queden asentados en la Península del Sinaí, tras lo cual Israel procederá a la Declaración unilateral de la soberanía sobre Gaza y sus zonas marítimas.
Así, Israel asumiría el control de las ruta marítimas y la exploración de las reservas de gas gazatíes que quedarían integrados en las instalaciones en alta mar de Israel y procedería a la construcción del Canal Ben Gurion.
Este proyecto, que lleva el nombre del padre fundador del régimen de Israel, David Ben Gurion, fue concebido a finales de la década de 1960 con miras a crear una ruta alternativa al canal de Suez, la principal ruta marítima que conecta Europa y Asia y que de esta forma quedaría bajo control judio- estadounidense.
Posteriormente, en la segunda fase de la limpieza étnica emprendida por Israel, asistiremos a la expulsión de la población árabe de Jerusalén Este y a la imparable extensión de asentamientos de colonos israelíes en Cisjordania, quedando Ramala como islote palestino en un océano de colonias israelíes donde languidecerá hasta su muerte un Abbas devenido en mero siervo de Israel.
En consecuencia, la teoría de los dos Estados quedará como una utopía imposible de germinar dada la inexistencia en ambos bandos de interlocutores válidos para negociar una paz duradera que lleve implícito el mutuo reconocimiento de los Estados de Israel y el de Palestina.
Germán Gorraiz Lopez- Analista