Recién en 2017 se logró promulgar en Chile la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Durante la discusión legislativa de este proyecto, la derecha se opuso con tanta firmeza que, salvo la honrosa excepción de una senadora y una diputada, ningún otro parlamentario del sector votó a favor de alguna de las tres causales. Ningún otro. Luego, recurrieron al Tribunal Constitucional para frenar su avance. No han pasado diez años de aquello.
Fue la presidenta Michelle Bachelet, junto a mujeres profesionales, académicas y de la sociedad civil, las que impulsaron esta legislación, y son ellas las que la han defendido en el Congreso y en tribunales. Son ellas quienes saben cuánto ha costado tener esta ley que ha permitido a miles de niñas, adolescentes y mujeres frenar un embarazo producto de una violación, por inviabilidad fetal o por poner en riesgo la vida de la madre.
Ellas también saben que son muchas las mujeres que pueden ver dificultado el acceso a este derecho por la “objeción de conciencia institucional”, puesta en la misma ley por el Tribunal Constitucional. Objeción de conciencia que aparece con un rango constitucional en la propuesta que se someterá a plebiscito, que fortalece su capacidad de afectar no solo el derecho a interrumpir el embarazo, sino que todos los derechos.
Son ellas, las que han dado esta lucha por años, quienes hoy alertan de lo que las niñas, adolescentes y mujeres podríamos perder; de los riesgos de retroceso que contiene la nueva Constitución que promueven quienes se opusieron (y en muchos casos, se siguen oponiendo), con tanta firmeza, a la Ley de aborto en tres causales y a otras políticas públicas, como la distribución de la píldora del día después.
Por eso cuesta entender que quienes, hace tan poco tiempo, decidieron bloquear los avances que impulsaban estas mujeres y tantas más, pretendan asegurar ahora que ellas se equivocan y que los derechos alcanzados no estarán en riesgo si gana el “A Favor”. Es posible que, al igual que ayer, no logren ver lo que está en juego para las niñas y mujeres del país.
Por Lucía López
Periodista
§§§