En uno de mis artículos anteriores me referí a las mascotas de Milei, el nuevo presidente argentino, a los que ha bautizado con los nombres de sus economistas preferidos, todos neoliberales. El detalle anticipaba lo que haría una vez llegado al poder. Hoy su país enfrenta las consecuencias de esa inclinación. Figurativamente, podríamos decir que Milei les ha “echado sus perros”.
El primer can se llama Milton, en honor de Milton Friedman, para quien es Estado de Bienestar distorsiona la economía en su afán de complacer a sindicatos y organizaciones civiles conteniendo precios y aumentando salarios y otros beneficios, lo que lleva a inevitablemente a la inflación. Su propuesta entonces es ignorar el aumento de los precios confiando en que la ley de la oferta y la demanda eventualmente corregirá la situación; es decir si los pecios suben mucho los productos no encontrarán compradores y los comerciantes se verán obligados a bajarlos hasta hacerlos accesibles. En consecuencia Milei ha liberado los precios del control estatal, la moneda se ha devaluado en un 50% y la inflación ha escalado hasta un 25% en su primer mes de mandato. con lo que en un año ha aumentado en más de un 200%.
Otro canino se llama Murray, por Murray Rothbard, quien afirma que el Estado es un mal administrador y que la iniciativa privada es más eficiente. Luego entonces el Estado debe reducirse a su mínima expresión, privatizando todas sus empresas y servicios y, puesto que ya no administrará también deberá abstenerse de cobrar impuestos. Resultado: Milei ya ha identificado al menos 31 empresas estatales, con alrededor de 105,000 empleados que podrían ser privatizadas en los próximos meses… y eso sólo para empezar.
Finalmente, las mascotas faltantes, Robert y Lucas, que es quien propone no temer a la depreciación de la moneda (que genera inflación) ni al desempleo pues, según él, ambas situaciones están asociadas: si hay inflación se gastará más y esto hará que crezca el empleo. O sea, entre ambas se corregirán mutuamente. Por lo tanto, a 54, ha suspendido la construcción de obra pública y reducido los subsidios al transporte y la energía, lo cual podría implicar el despido de 20 mil burócratas y trabajadores de servicios públicos.
En suma, de un día para otro la pobreza ha crecido, alcanzando al 40,1% de la población de más de 47 millones de personas, 10 % de las cuales son indígenas.
Es una terapia de shock extrema, tal y como Milei había prometido; pero la reacción popular no se ha hecho esperar. Organizaciones sociales, de izquierda y sindicales se manifestaron en una marcha masiva a la Plaza de Mayo, en el centro de Buenos Aires, que se replicó en varias ciudades del interior del país y en el extranjero.
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Foto: Archivo El Ciudadano
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