La postal aún más gris en que se transformó Santiago el día de ayer, no sólo fue la alarma de la preocupante situación de incendios que atraviesa el país, sino además una nueva demostración de las zancadillas y tropezones con que vuelven a operar nuestros gobiernos cuando se trata de emergencias ambientales. Es que si usted sólo se quedó con las palabras de hace unos días del Intendente de la Región Metropolitana, Juan Antonio Peribonio, afirmando que el material particulado de la nube de humo no era tóxico, le contamos que aquello no es cierto y que por ende muchos se preguntan cuántos pusieron vidas en riesgo.
Aunque ya hace horas que la máxima autoridad de Santiago corrigió sus dichos, en primera instancias contrapuestos por el ministerio de Salud, que indicó el peligro que implica la exposición e inhalación dentro de este ambiente (tarde pero llegó, dice el experto), el Presidente del Departamento de Medio Ambiente del Colegio Médico, Andrei Tchernitchin, se ha encargado de denunciar lo que ha llamado: “las graves fallas del gobierno” ante la emergencia.
El experto explica que las principales zancadillas corresponden a los “incorrectos” dichos del Intendente Peribonio, y al “desafortunado” atraso del comunicado del ministerio de Salud para la alerta de medidas y alcances de la situación. “Es que por el sólo hecho de no haber avisado a tiempo podrían haber varias muertes de personas, principalmente por problemas cardiovasculares”, afirma Tchernitchin.
“Si bien el ministro de Salud, Jaime Mañalich, dijo que no tiene atribuciones legales para obligar a la toma de medidas de preemergencia o emergencia, el debe hacer las recomendaciones e informaciones correspondientes hacia la población, sólo con ese gesto se pueden salvar varias vidas”, agrega el doctor.
Por otro lado, pero de la mano de lo anterior, Tchernitchin advierte de lo “problemática e irresponsable” que ha sido la medida optada por el gobierno el 2013 en cuanto dejar de entregar los valores horarios de la contaminación, restringiendo sólo a promedios de 24 horas. “Las personas no están -ni pueden- informarse de cuánta es la contaminación a la que se exponen en el momento. Esto también puede salvar vidas, sobre todo ahora que hay una gran cantidad de humo”, cuenta.
Es que la capa grisácea que nos cubre, no sólo es desagradable y poco turística, sino que en su lado más turbio puede llegar a ser inclusive mortal para nuestra población y así se encarga de explicarlo Andrei Tchernitchin. “La exposición de aquellas personas con enfermedades coronarias, muchas veces ignorantes de ella, podrían presentar inclusive un infarto al día siguiente (tanto infartos al miocardio como derrames cerebrales). Es que es un hecho, y se ha demostrado, que el material particulado aumenta la mortalidad, principalmente en enfermos con estas características. También existen riesgos, en este caso bastante más bajos, con aquellos dolentes de enfermedades broncopulmonares”.
En cuanto a las recomendaciones del especialista, y que ya a estas horas coincide con las difundidas por el ministerio de Salud, son: evitar la exposición a estas partículas (cierre de ventanas y luego ventilación en las horas de mejoramiento del aire), no realizar actividades físicas y por el contrario se aconseja el reposo relativo especialmente de niños, niñas y tercera edad. “Dado que esto sucede mediado por la cantidad de material particulado que se inhala, lo que se recomienda es respirar lo menos posible, es decir en reposo”, indica el doctor para detallar, “una persona que realiza actividades físicas, aumenta su volumen de aire creando una retención de materiales 15 veces mayor”.
Finalmente y aportando con una mirada preocupante a más largo plazo, el especialista habla sobre nuestra actual regulación de material particulado, calificándola como otra falla grave por parte del gobierno. “Están eliminando la norma anual de PM10 (norma de regulación de las partículas de polvo) cuando el 2013 se realizó un estudio muy completo que confirma que el material particulado, tanto el 2,5 como el 10, es cancerígeno del tipo 1, es decir produce cáncer en seres humanos”.
Por María Jesús Ibáñez Canelo
El Ciudadano