Segú el Observatorio Sociológico Iberoamérica Data, Chile es el país con la tasa de fertilidad más baja de América Latina, pero, ¿a qué se debe esta situación? Según estudios, los factores estarían relacionados al nivel educacional, los ingresos, los roles de género, las políticas públicas, el uso de métodos anticonceptivos, los cambios culturales y sus normas estructurales. Pero sobre todo, el incremento de la autonomía social y reproductiva de las mujeres con el paso de los años.
Otros países que también poseen baja fertilidad son España, Italia, y Portugal.
Hace algunos años las mujeres chilenas tendían a tener hijos a una edad más temprana, actualmente se ha catalogado como uno de los países con la tasa de fertilidad más baja dentro de Latinoamérica. De hecho, son las mujeres que tienen educación superior, mayor nivel de ingresos y que están casadas, deciden tener hijos a mayor edad.
Una gran influencia de esto son las transformaciones que se han realizado a nivel social conforme han pasando los años, cambiando paradigmas y normas establecidas, respecto a la autonomía y el poder femenino en cuanto a decisiones, sobre todo en el aspecto reproductivo, ligado además al creciente uso y acceso a anticonceptivos.
Los roles de género, por ende, también se encuentran ligados, puesto que, las mujeres al tener mayor autonomía sobre sí mismas, han tenido mayor inclusión en la educación superior y en el mercado laboral.
De hecho, según el artículo «La postergación de la maternidad en Chile: Entre la autonomía y precariedad» (2023, Yopo), tener hijos «ya no sería el eje de las aspiraciones biográficas para las nuevas generaciones de mujeres chilenas», esto porque las mujeres se enfocan en tener un nivel de educación superior, tener ingresos y disfrutar de ellos, además de concebir la maternidad como una responsabilidad que conlleva tiempo, dinero, cuidados y entre otras aristas.
En los estudios que hay respecto a los cambios en los tiempos de la maternidad dentro del país, se ha explicado que la fertilidad tardía es una consecuencia de cambios culturales y sociales, relacionados a la mayor autonomía en las mujeres.
Estos se relacionan a las normas estructurales actuales, en donde «se espera que las mujeres estudien, trabajen, ahorren dinero, tengan su vivienda propia y establezcan relaciones «estables» antes de tener hijos».
No obstante, a pesar de los grandes avances que se han realizado respecto a la autonomía de las mujeres, el poder de decidir sobre sí mismas y junto a ello, los avances políticos, hay distintas trabas que restringe el acceso a métodos anticonceptivos.
Uno de ellos son los altos costos económicos, la baja cobertura del sistema de salud en el país, la centralización de los centros de medicina relacionado a aspectos reproductivos (matronas, ginecólogas, etc), y el acceso a la educación sobre salud sexual.