La nueva estrategia en torno a Ley Monsanto: aprobación expedita en verano

En el octavo lugar de la tabla del Senado, y con un sospechoso historial de urgencias y aplazamientos, la controversial votación de la Ley Monsanto vuelve a ser desplazada

La nueva estrategia en torno a Ley Monsanto: aprobación expedita en verano

Autor: Sebastian Saá

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En el octavo lugar de la tabla del Senado, y con un sospechoso historial de urgencias y aplazamientos, la controversial votación de la Ley Monsanto vuelve a ser desplazada. Sus detractores, mientras tanto, ya intuyen lo que sería la estrategia que permitiría aprobar el proyecto de ley que pretende ratificar el Convenio Upov 91, “se quiere votar durante enero para que, ante el rechazo se arme una Comisión Mixta compuesta por pocos senadores y diputados, quienes podrán abordar el texto definitivo rápidamente, sin ninguna limitación”.

El proyecto apodado Ley Monsanto no consiguió ser votado en la sala del Senado y en correspondencia deberá seguir esperando, tal como lo ha venido haciendo durante hace cinco años. Aún cuando varios de los parlamentarios reconocieron que este proyecto otorga un poder increíble a los obtentores sin consideración del daño que se les causaría a las comunidades indígenas y campesinas, las organizaciones ciudadanas detractoras de la Ley Monsanto intuyen que todo este acomode de tiempos no sería más que parte de una estrategia en busca de su aprobación.

“En vez de paralizarse la tramitación de la Ley, se quiere votar durante enero, para que, ante el rechazo, se arme una Comisión Mixta, compuesta por pocos senadores y diputados, quienes podrán abordar el texto definitivo rápidamente, sin ninguna limitación, para que sea luego votado definitivamente por la Cámara de Diputados y por el Senado sin mayor debate, en bloques de normas y no artículo por artículo”, asegura la organización ciudadana Chile Sin Transgénicos.

Resulta que la Comisión mixta aceleraría la tramitación de la ley e impediría la consulta indígena aún en deuda. Según la agrupación Chile Sin Transgénicos, esto podría sería una Ley de Amarre donde “se evita que haya una discusión en general y una particular, dado que las dos votaciones del senado se reducirían a sólo una y sin evaluaciones, sin escuchar a la ciudadanía nuevamente, sin discusiones en comisiones y con un pleno del senado en bloque (no artículo por artículo)”.

Lucía Sepúlveda, organizadora de la campaña nacional Yo No Quiero Transgénicos en Chile, ya anunciaba que desde el año 2009, año en que se ingresó este proyecto, hasta ahora, las cosas han tomado el ritmo y tiempo que las empresas han necesitado para el lobby de sus intereses.

Por María Jesús Ibáñez Canelo

El Ciudadano


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