Imagen: Planta en Huachipato (Diario Concepción)
El dramático cierre de planta en Huachipato
El sábado 17 de febrero, se concretó el cierre de operaciones del laminador de barras de la siderúrgica Huachipato, ubicada en Talcahuano, medida que había sido anunciada por la empresa el pasado 4 de enero, aduciendo problemas para competir con la importación de acero chino.
Según cifras iniciales dadas a conocer por el sindicato y reportado por medios regionales, esta decisión dejará a cerca de un 50% de los operarios sin trabajo, mientras que la mitad restante estaría siendo relocalizada en otras áreas.
El mensaje del Arzobispo Fernando Chomalí
El arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí, abordó a través de la red social X el cierre de la planta de operaciones del laminador de barras de la siderúrgica Huachipato, en Talcahuano.
En la red social, el ex arzobispo de Concepción señaló que “el trabajo es la clave de la cuestión social. Se dejó caer la industria del calzado, las textiles, y tantas otras”, a lo que agregó: “Ahora la Siderúrgica Huachipato“.
“Este proceso sólo traerá desdicha y pobreza a miles de familia. Es un viaje sin retorno que empobrecerá a Chile“, añadió la autoridad religiosa.
Los efectos del Tratado de Libre Comercio con China
El economista Sergio Arancibia, en una publicación en El Clarín de Chile, manifestó: “El cierre parcial de la industria siderúrgica es consecuencia inevitable de los tratados de libre comercio firmados por Chile, en este caso con China. Estamos obligados, por obra y gracia de esos compromisos, a mantener abiertas nuestras fronteras económicas al laminado proveniente de China – y a todos los productos que ese país quiera vendernos – que al ser más baratos que los producidos en Chile, eliminan a los nuestros del mercado. Aquí no hay compasión. Se trata de una batalla a muerte: el que tenga mayor productividad, o menores costos o mayor apoyo de su gobierno, tendrá menores precios y se quedará con el mercado. El otro tendrá que morir. Esa es la lógica del sistema comercial en que estamos envueltos”.
El economista agregó en el medio: “¿Qué gana con eso Chile? La eventual ganancia está dada por el hecho de que así como China puede entrar con sus laminados al mercado chileno, y dejar muertos y heridos económicos a su paso, así también nosotros podemos entrar libremente al mercado chino con nuestros productos agrícolas o mineros, y disfrutar allí de una situación de cómoda competitividad. Estamos sacrificando, con ello, a Huachipato y sus laminados, para favorecer a nuestra agricultura con sus cerezas, y a la minería con su cobre o su litio. En otras palabras, estamos sacrificando la posibilidad de avanzar en el campo de la industrialización, para consolidar nuestra condición de productores y exportadores primarios”.
El economista también comentó: “Esto no es una cosa que solo suceda en el campo de la industria siderúrgica, sino que sucede desde hace varias décadas a lo largo y ancho de toda nuestra economía (…) Aun cuando se acuse a los chilenos de que con esos tratados comerciales hemos vendido nuestra alma al diablo, todavía hay algunas posibilidades de corregir las situaciones que hemos generado. Todos los tratados suelen tener listados de excepción, consistentes en conjuntos de mercancías con respecto a las cuales se acuerda que no se aplicará la reducción generalizada de aranceles”.
Afirma el columnista de El Clarín: “También hay cláusulas de salvaguardia, que son situaciones comerciales que permiten a los países tomar medidas de defensa de su economía cuando una situación comercial está causando grave daño a ésta. Además, cada país tiene posibilidades de querellarse contra otro cuando se estime que éste está incurriendo en prácticas comerciales desleales, tales como el dumping o los subsidios, y hay mecanismos institucionalizados para solucionar esas controversias. Por último, siempre hay posibilidades de renegociar lo que se negoció con anterioridad, lo cual solo se puede hacer cuando cada país está dispuesto a ceder en algunas cosas y ganar en otras. Y hay que tener en cuenta que incluso para los países que dominan la escena económica internacional suceden circunstancias políticas, militares o económicas en las cuales se fortalece la necesidad de generar o de fortalecer sus alianzas y de tener actitudes más proclives a las negociaciones con sus nuevos o antiguos socios comerciales”.
“Pero para aprovechar esas circunstancias hay que tener claras desde el principio las metas que se esperan alcanzar y caminar consecuentemente en esa dirección, conscientes de que se trata de una lucha larga y difícil. Pero un camino, por largo que sea, comienza siempre por un primer paso”, finaliza el economista.