La verdad Mamichelle, es que cuando hablo en nombre de mis hermanas y hermanos, no hablo de miembros de un credo o religión. Son mis hermanos en la pobreza; de sufrimientos y de abusos sempiternos.
Son aquellos que hastiados del despotismo de la autoridad, ya ni siquiera desean levantarse de sus andrajos para ir a votar por uno de los candidatos impuestos por los partidos políticos.
Somos los que sobrevivimos a los zarpazos de la dictadura más brutal que haya asolado a Latinoamérica. La misma que atormentó y asesinó a su padre y la torturó a usted y a su señora madre. Aquella que dividió a Chile en dos mitades. La mitad que aún sangra y la otra que explota las riquezas del país amparados en un régimen neoliberal que usted mantuvo en su primer gobierno.
Primero debo decirle que respeto profundamente a la mujer porque fui formado en un partido obrero que siempre votó por usted, pero que ahora se entregó a sus brazos con la devoción y ternura de un hijo. No es una crítica, solo constatamos hechos. Al fin y al cabo yo también he votado por usted haciendo la rayita del voto con mi mano izquierda en ambas segundas vueltas, pese a haber apoyado a otro candidato en las elecciones de primera vuelta.
Son los cientos de miles de votos cautivos que astutamente la Concertación y la Nueva Mayoría cuentan a su haber, porque una cosa es tener opinión propia y otra muy distinta votar por quienes tienen sus manos manchadas de sangre.
En primera vuelta usted logró –con los votos comunistas- un 46%, pero en segunda usted contó con los votos de mis hermanos y alcanzó el 62%. No pedimos nada. Nunca lo hicimos ni lo haremos porque concebimos la política con honestidad, con ansias de igualdad y con fe en el futuro de Chile. Un futuro que nos de a todos las mismas posibilidades de crecer, educarnos y poder comer en la tranquilidad de nuestros hogares con nuestros hijos.
¿Es mucho pedir?… ¡por supuesto que no lo es! Dios le ha entregado a usted una nueva oportunidad para que demuestre que usted Mamichelle está junto a los más necesitados, a los más desposeídos que claman por una educación pública de calidad y gratuita porque esa es la única senda para salir del subdesarrollo y terminar con los abusos y los políticos corruptos.
Y a propósito de los políticos corruptos, esta rogativa es para solicitarle que sepa nombrar en las gobernaciones, intendencias y seremías y cualquier otro organismo público a gente que vaya a servir a los ciudadanos y no a servirse de sus puestos. Hay muchos que pululan a su alrededor esperando una prebenda y cuando la obtienen, se transforman en verdaderos monstruos que se alimentan del pueblo necesitado que recurre a ellos en busca de ayuda.
Ojala pudiera usted –ya que cuenta con mayoría en el Congreso- pasar alguna ley que entregue a la Contraloría (Nacional y Regionales) mayores atribuciones de fiscalización (que puedan sancionar directamente actos reñidos con las leyes y disposiciones vigentes) y mayores fondos para cumplir sus cometidos. Pero claro, ellos también deberían ser fiscalizados, porque todos los humanos con rango fiscalizador tenemos muy cerca la tentación de servir a los amigos, a los militantes de nuestro partido o de organizaciones varias que nacieron en las cunas de la República para perfeccionar a los seres humanos y que hoy, tentados por la modernidad, defienden y favorecen a sus iguales antes que a los ciudadanos de a pie que es donde radica la soberanía.
Sabemos Mamichelle que cuando se está allá arriba donde usted se encuentra, hay círculos de hierro que con la apariencia de defenderla, solo se proponen aislarla de la realidad. Cuando sospeche que eso está ocurriendo, piense en su señor padre, cuyo único pecado para merecer la muerte fue ser un hombre justo y honesto que respetó el juramento de defender la Constitución y las leyes.
Pídale consejos a su señora madre, mujer culta de mucha experiencia, responsable de haberla formado a usted como persona. Cuatro ojos ven más que dos dice el dicho popular.
Muchos de nosotros estuvimos involucrados en el gobierno de Salvador Allende. Él dijo una vez que en su gobierno se podrían meter los pies (aduciendo a posibles errores) pero jamás las manos, dejando en claro que la honestidad para su gobierno era asunto de Estado.
Él pagó con su vida la lealtad del pueblo. Quizá (aunque tengo mis dudas) sea usted quien abra las nuevas alamedas por donde pase el hombre (y la mujer) libres. Nosotros no le pedimos tanto como a “Don Salva” solo que haga lo mejor que pueda y con mano de hierro persiga la corrupción que subyace dentro de los que dicen adorarla, pero que en verdad solo adoran un poder que bien manejado les deja grandes réditos.
En las 345 municipalidades de Chile hay gente eficiente y que desempeñan con abnegación su papel de servidores públicos. Pero también hay corruptos que se amparan en los vacíos legales para actuar en beneficio propio. Y como ellas –las Corporaciones Municipales- son las instancias de gobierno más cercanas a la gente, resaltan mucho más los corruptos que los buenos servidores. Es menester impulsar una ley que eleve los controles a los municipios, sobre todo en la eficiencia funcionaria, donde se contrate exactamente el número necesario de funcionarios que permitan hacer un trabajo idóneo y productivo. Hoy son verdaderos botines de una guerra política donde los ganadores (con los votos de nuestros hermanos) se reparten los beneficios de la falta de fiscalización.
No queremos aburrirla con nuestra perorata. No hemos querido pautearla. Solo Mamichelle, elevamos a usted nuestra rogativa. Que le vaya bien en los próximos 4 años. Porque si le va bien a usted, le irá bien a Chile.
Por Lautaro Robinson Araya