Exitosa versión del Festival Mundial de la Juventud reúne a más de 20.000 jóvenes de todo el mundo en Rusia

El Festival fue un espacio donde convergieron actividades culturales, deportivas, científicas, tecnológicas y, por supuesto, también políticas, mediante la realización de foros con un eje central en la construcción de un mundo multipolar y el BRICS+ como el principal instrumento para liderar esa construcción.

Exitosa versión del Festival Mundial de la Juventud reúne a más de 20.000 jóvenes de todo el mundo en Rusia

Autor: El Ciudadano

Por J. Pineda

En el Sirius Federal Territotory, cercano a la ciudad de Sochi, se desarrolló el Festival Mundial de la Juventud, en el cual se congregaron más de 20.000 jóvenes de más de 190 países de todo el mundo, de los cuales la mitad pertenecía a los sujetos federales de Rusia (oblast, repúblicas, krais, distritos autónomos, ciudades federales y una región autónoma). Jóvenes de América Latina, Asia, África como también de Europa, Estados Unidos y Canadá llegaron hasta las estaciones de trenes y Aeropuerto de Sochi para participar en esta actividad que demuestra que Rusia no está aislada del mundo.

La tradición de los Festivales Mundiales de la Juventud y Estudiantes comenzó en Praga, en 1947, como espacio de encuentro de diferentes experiencias políticas, sobre todo del “campo socialista” y de aquellos militantes de organizaciones amigas. Siempre se caracterizó por recibir a miles de jóvenes, siendo su versión más concurrida la de Moscú 1957, en la cual se congregaron más de 30.000 jóvenes y estudiantes. De las primeras 15 versiones realizadas antes de la caída del Muro de Berlín, solo dos se desarrollaron fuera de Europa (Cuba en 1975 y Pyongyang en 1989). Mientras que todas las versiones posteriores tuvieron lugar en el sur global: Cuba en 1997, Argelia en 2001, Caracas en 2005, Sudáfrica en 2010 y Ecuador en 2013.

Entre las actividades más importantes se encuentran los discursos de los líderes de los países anfitriones como Fidel Castro, Hugo Chávez como también los espectáculos culturales, en los cuales participaron en su momento representando a Chile los grupos Quilapayún, Inti Illimani e Isabel Parra. Su última versión se había desarrollado en la misma ciudad de Sochi, en Rusia, en el año 2017 en el cual participaron más de 25 mil jóvenes provenientes de más de 185 países. Esa es la tradición que recogió esta versión del Festival Mundial de la Juventud.

La organización y las delegaciones

El origen de los Festivales Mundiales de la Juventud vuelve a estar presente y nuevamente las consignas por la paz y la solidaridad mundial fueron protagonistas, aunque el lema oficial fue “Empecemos el futuro juntos”. La primera versión de estos festivales se realizó como un espacio de encuentro posterior a la Segunda Guerra Mundial, buscando consolidar la paz mundial. Este espíritu se vuelve a repetir 65 años después, en un contexto de amenazas globales a la paz, donde precisamente el país anfitrión juega un rol central.

La Federación Rusa fue nuevamente el anfitrión de este Festival, concentrando gran parte de las responsabilidades organizativas en conjunto a las coordinaciones y presidencias de los Comités Organizadores del Festival que se constituyeron a lo largo de todo el mundo. Como anfitrión ofrecieron lo mejor de su país, incluyendo a líderes del mundo de las artes, política, educación, economía y sociedad en general.

Cada día del Festival fue caracterizado con una temática: un mundo de oportunidades para todos; unidad multinacional; salvemos a las nuevas generaciones; entre otras. El programa incluía casi 500 páginas con actividades cada uno de los días, desde show de patinaje artístico, conciertos de homenaje a Tchaikovsky, stand up comedy, flash mob hasta foros sobre cooperación internacional, inteligencia artificial, energía nuclear, desafíos en el ártico y la situación política y económica a nivel mundial.

Las delegaciones variaban en tamaños e integrantes. Pero entre sus perfiles se podían encontrar jóvenes líderes y lideresas políticas y sociales, artistas, científicos (en formación o ejercicio), descendientes rusos y jóvenes estudiantes del mundo en Rusia o viceversa, entre otros. Las delegaciones más grandes pertenecían a los países del BRICS+ como también de los países vecinos a Rusia. La delegación chilena estuvo conformada por 11 integrantes, mientras que las delegaciones más grandes de Latinoamérica fueron Argentina, México, Venezuela y Cuba con más de 100 integrantes cada una y Brasil, con más de 200 integrantes.

Por su parte, las delegaciones de los distintos territorios rusos fueron elegidos luego de una amplia convocatoria a la cual aplicaron más de 300.000 jóvenes. Una muestra de lo mejor de su juventud proveniente desde el Cáucaso hasta el Extremo Oriente, pasando por los Urales, Siberia, el Ártico y los extensos valles del Don y del Volga.

La ceremonia de inauguración fue una mezcla de shows artísticos, cuya centralidad estaba dada en los desafíos que sufren los jóvenes desde que comienzan a estudiar hasta llegar a trabajar, y como en el camino van encontrando amores y desamores. Similar a los opening del Festival de Viña o de los Panamericanos, contaron con la participación de destacados artistas rusos. Al desconocer a muchos de ellos, el índice de popularidad se podía obtener en el estruendoso grito de la juventud rusa que resonaba en el estadio cuando ingresaban al escenario.

El Territorio Federal de Sirius, espacio donde se desarrolló el encuentro, fue la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno del 2014, con ajustes para hacer posible eventos de esta característicos. Su complejo está dividido en distintas secciones dando lugar a espacio para actividades deportivas (desde BMX a curling), actividades culturales y deportivas como conciertos y patinaje artístico, actividades gastronómicas con puestos especializados en la cocina de distintas regiones de Rusia, pabellones tecnológicos dedicados a los avances de la industria rusa en robótica, aeronáutica, realidad virtual, inteligencia artificial e incluso nuclear (con el gigante Rosatom). En definitiva, toda la historia y cultura rusa concentrada en una semana.

Paralelamente se desarrollaban más de 20 actividades, por lo cual cada delegación podía decidir en qué actividades participaban. Mientras algunas actividades eran exposiciones que duraban todo el día, muchas actividades correspondías a foros a conversatorios mucho más acotados que se desarrollaban en los salones de la Universidad Sirius. Entre las actividades desarrolladas estuvo la Parada Mundial de la Juventud, donde delegaciones de 190 países marcharon, siendo encabezados por una delegación de hoy adultos mayores que participaron en el Festival Mundial de la Juventud de 1957.

Las sanciones de “Occidente” sobre Rusia dificultaron la participación y, sobre todo, la llegada de los participantes a Rusia, pero no lo hizo imposible. Los viajes tuvieron que incluir horas y escalas demás; mientras que debieron tomarse algunas medidas frente a las sanciones económicas. Las tarjetas de crédito como MasterCard y Visa, al ser prohibidas por sus proveedores, han sido reemplazadas por la tarjeta MIR (Mundo en ruso). Esta tarjeta permite el pago en el sistema financiero y es de fácil uso. Su éxito ha sido tal que otros países sancionados por los Estados Unidos han solicitado usarla en sus países, como es el caso de Cuba.

En cuanto a las redes sociales, todas aquellas administradas por Meta – con excepción de WhatsApp – han sido bloqueadas por la empresa, por lo cual solo se puede acceder a ellas a través de un VPN. La red social más popular en el evento es Telegram.

En este Festival Rusia ofreció lo mejor de sí, y en todo el evento primó una cultura del intercambio y del agradecimiento, por sobre una donde predomina la compraventa y la competencia.

¿Un elefante en la habitación?

El Festival fue un espacio donde convergieron actividades culturales, deportivas, científicas, tecnológicas y, por supuesto, también políticas. No fue un festival “politizado”, pero es indudable que también existió discusión política expresada en foros, con un eje central en la construcción de un mundo multipolar y el BRICS+ como el principal instrumento para liderar esa construcción. Asimismo, la delegación venezolana organizó un homenaje por los 11 años del fallecimiento del Comandante Hugo Chávez, en el cual participamos los delegados pertenecientes a organizaciones políticas y sociales de Latinoamérica y de todo el mundo, solidarizando con la delegación venezolana en esta importante fecha.

En las actividades de discusión más política intervinieron delegados y líderes políticos de otros países, embajadores, como también las principales figuras de la política rusa, entre los cuales se incluyó la participación de Ministros y Gobernadores, como también del propio Presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin. Entre las figuras que son más conocidas para América Latina se encuentran el Ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov; la Directora del Departamento de Información y Prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores, María Zajárova, y el propio Presidente Vladimir Putin, quien participó del evento con un discurso de clausura y una posterior reunión con delegados de los distintos países del mundo, donde respondió durante dos horas una decena de preguntas realizadas por los delegados y delegadas.

La mayoría de estas preguntas apuntaron al contexto geopolítico y al rol de la juventud en la construcción de un mundo multipolar. Entre las respuestas más comentadas por la prensa internacional está la respuesta a una pregunta del delegado de los Estados Unidos de América. En esta respuesta reconoció que el conflicto radicaba en las “élites políticas de EEUU” y no con el “pueblo norteamericano”; reconoció los logros de Estados Unidos en solo 300 años de historia, pero se manifestó muy crítico con el rol de Estados Unidos, quienes unilateralmente quieren reconfigurar el orden mundial pactado después de la Segunda Guerra Mundial, imponiendo un monopolio que arrasa con todos aquellos que se le ponen al frente.

El relato del Festival sobre la Operación Militar Especial en Ucrania se caracterizó como un enfrentamiento entre Rusia y la OTAN, y a esta última se dedicó una exposición especial en el festival donde podía recorrerse su historia como también las armas que han suministrado al ejército ucraniano y que han sido recuperadas por el Ejército Ruso en las líneas del frente del Dombás.

“La verdad está de nuestro lado” pareciera ser la frase que sintetiza la posición rusa en el Festival Mundial de la Juventud. El gobierno de Rusia pareciera sentir que no necesita de propaganda, sino sólo mostrar como las cosas son para que las delegaciones puedan realizar las reflexiones necesarias. El Festival fue una oportunidad para que decenas de miles de personas de diferentes países compartieran con la juventud rusa y se dieran cuenta de la humanidad que en ellos hay y que una guerra mundial está lejos de ser querida por alguien en Rusia. Ni siquiera por sus altos cargos políticos.

Sin embargo, las juventudes rusas son conscientes que no se podía tolerar una masacre en contra del pueblo ruso en las fronteras de Rusia sin hacer nada. “La guerra es una tragedia” señalaban todos, pero agregaban que es la única alternativa que les dejó la OTAN al no respetar los Acuerdos de Minsk.

El Festival Mundial de la Juventud fue una herramienta útil para propiciar la paz y demostrar que Rusia no está aislada del mundo. La paz es un difícil desafío que se construye desde la empatía y desde el reconocimiento del otro. De verse como un igual, no como una bestia. Y el pueblo ruso, lejos de la caricatura de hombres y mujeres duras curtidas por el frío siberiano dispuestos a matar un oso con sus propias manos, son un pueblo que disfruta del calor del hogar y de compartir un té caliente y el pan con sus familias y amistades, como lo hacemos en cualquier otro lugar del mundo.

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