Durante la tramitación de la Ley Longueira y mientras la Senadora Ximena Rincón y Alejandro Navarro se alineaban con los pescadores artesanales de pequeña escala, Pymes y movimientos sociales para impedir la inmoral concentración económica en el Sector Pesquero, Raúl Súnico solidarizaba con los dirigentes de los pescadores semi industriales que habían llegado al acuerdo con las 7 Familias dueñas de la industria de la harina de pescado para repartirse la riqueza pesquera país, ya que las naves de esos dirigentes son parte de la flota que abastece a los anteriores. El electorado de la Nueva Mayoría no olvidó lo anterior y decidió no votar por el candidato a Diputado Súnico – en la última elección – a pesar que este utilizó en exceso las fotografía en que se acompañaba de la líder de ese conglomerado. https://www.facebook.com/raul.sunico
La Presidenta Bachelet en su calidad de médico y especialista en salud pública no debería desconocer que la Cartera de Pesca tiene a su cargo la administración de la principal fuente de alimentación saludable que tiene nuestro país y que en justicia es de todos los chilenos, a pesar que la Ley Longueira que apoyó Súnico impuso por ley que las 7 Familias pudieran seguir enriqueciéndose con el rentable negocio de las elites de utilizar nuestras anchovetas y sardinas que contienen hasta un 20% de Proteínas y alto contenido de Omega 3 por la que pagan 100 pesos el kilo- en la engorda de pollos, salmones, pavos y cerdos, en vez de destinarlas a la alimentación saludable de las familias chilenas.
Lo anterior ha sucedido al mismo tiempo que Chile consiguió el lugar 9 entre los países con más sobrepeso del mundo y en que uno de cada diez chilenos padece de diabetes. En que dos de cada tres chilenos padece de exceso de peso y que un 25% de la población adulta padece de obesidad según la Encuesta Nacional de Salud (2010 ). Por otro lado, las cifras indican que la obesidad infantil aumentó desde un 9,8% en 2011 a un 10,3% en el 2012, datos recogidos desde los controles de “niño sano” que alcanzan al 90% de la población menor de seis años en el país. Mientras entre el 2006 y 2010 la diabetes pasó de 6,3 personas por cada cien habitantes a 9,4. “Ese aumento de tres personas en un lapso de cuatro años se debe fundamentalmente al aumento de la obesidad”, según el experto en epidemiología de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Roberto del Aguila.
A diferencia de la obesidad que se presenta en los países ricos, en el caso de Chile las miles de familias de los últimos quintiles que padecen de igual pandemia agregan el agravante que no están consumiendo proteínas de ningún tipo por su alto precio y lo mismo ocurre con el nulo consumo de Omega 3 aunque el mismo protege de las enfermedades relacionadas con la obesidad. Algo más grave es lo que sucede con las mujeres embarazadas de los últimos quintiles que tampoco tienen acceso al consumo de Omega – 3 marino imprescindible para el desarrollo de la inteligencia de sus niños por nacer. La malnutrición se va acumulando en el tiempo y se identifica por el deficiente desarrollo físico e intelectual de niños y niñas.
Los nuevos líderes de la Nueva Mayoría – son profesionales jóvenes – que surgieron desde los movimientos sociales, por lo mismo no deberían ser ajenos a la realidad de la pandemia de la obesidad que afecta gravemente a los jóvenes que participan de los mismos. Es indesmentible que si los jóvenes no tienen acceso al derecho de una alimentación saludable el objetivo de luchar por una educación de calidad que vaya en auxilio de los más postergados se convertirá en una falacia.
Las elites políticas de la Nueva Mayoría que son parte del poder legislativo y que en los próximos días serán parte de los altos puestos de la Administración del Sector Público deberían tomar consciencia que el acceso a proteína marina y Omega 3 marino que tienen ellos y sus familias, se debe a su alto poder adquisitivo que les permite agregar a su dieta el consumo de salmón y otras variedades de alto valor no diferente a lo que les sucede a las elites económicas, pero esa realidad no es igual a la del 90 % de los chilenos que no están en condiciones de pagar 5 mil pesos por un kilo de proteína marina, por ello una buena parte de nuestra población consume alimentos no saludables, como pollo y cerdo, ricos en sodio y ácidos grasos no saludables, porque es una proteína animal que vale solo 2 mil pesos el kilo. Igual cosa ocurre con la gran mayoría de las familias que consume alimentos ricos en carbohidratos ya que estos últimos son llenadores y no alcanzan a costar una cuarta parte de los anteriores.
Un Subsecretario de Pesca sin consciencia de lo anterior, como es el caso del Sr. Súnico, utilizará el poderío del Estado , el blindaje que le darán las elites de su conglomerado político y el de las 7 Familias para justificar como se ha hecho hasta ahora desde la SUBPESCA, que el problema de la obesidad, sobrepeso y diabetes que afecta a dos de cada 3 chilenos no tiene ninguna relación con la falta de acceso a nuestra principal fuente de alimentación saludable como son las anchovetas y sardinas que cuestan 100 pesos el kilo. A las mismas a la que no tienen acceso los jóvenes ni la mayoría de sus familias, aunque es una riqueza país que nos pertenece a todos los chilenos.
Por Pablo Fernando González
PYME SALAZONES Y AHUMADOS PATAGONIA S. A.