Internos en centro de rehabilitación para drogas denuncian abusos: Habrían sido obligados a pedir dinero en las calles de Santiago

El dinero recolectado por los internos, bajo amenaza de ser castigados, le habría permitido al director de la institución cubrir una vida de lujos.

Internos en centro de rehabilitación para drogas denuncian abusos: Habrían sido obligados a  pedir dinero en las calles de Santiago

Autor: Leonardo Buitrago

Internos en rehabilitación de drogas denuncian haber sido sometidos a abusos, malos tratos, torturas y delitos sexuales, dentro de los Centros Terapéuticos pertenecientes a la Fundación Creeré Chile.

Según un reportaje publicado este lunes por Meganoticias, dentro de las prácticas de tortura física y sicológica que sufrieron, incluso fueron obligados a pedir dinero en las calles de Santiago bajo la amenaza de ser castigados si no retornaban a los centros con el monto que se les exigía.

De acuerdo con medio citado, el dinero recolectado le permitía cubrir una vida de lujos al director de la institución, Varly Parra, acusado de cometer delitos sexuales contra al menos dos internas.

La Fundación Creeré Chile fue fundada por Parra, tras haber logrado controlar su adicción al alcohol y las drogas.

Logotipo de la Fundación Creeré Chile: Meganoticias

El primer centro fue instalado en una parcela arrendada cerca de Talagante e en cinco años el número de recintos aumentó a cinco, mientras que la cantidad de personas internas rondaba las 100 personas, entre ellas Katherine Orellana, quien le dio visibilidad al proyecto de Varly, poniéndolo en el mapa una voz autorizada en el tema de rehabilitación de adicciones.

La mensualidad promedio en sus centros tenía un costo de $350 mil pesos, e incluía alimentación y psicólogo, mientras que el psiquiatra, remedios, uniforme, eventos y ceremonias, debían ser pagados aparte.

Internos eran obligados a salir a las calles de Santiago para pedir dinero

Según el reportaje, «todos los días Varly enviaba a decenas de internos de sus fundaciones a pedir dinero a las calles. Eran asignados a distintos puntos de Santiago, con alta circulación de personas. A estas colectas callejeras en el centro se les denominaba rifas y se realizaban de lunes a sábado».

Pese a sentirse humillados y describir la situación como chocante, los internos cumplían esta instrucción porque deseaban sanarse de su adicción y esta tarea, supuestamente, era un paso importante.

De hecho durante los primeros meses de haber ingresado al centro eran entrenados para salir a las calles a pedir dinero, Cada uno debía volver al recinto con $30 mil pesos y para ello habían sido adiestrados para repetir un discurso que les permitiera convencer los transeúntes, indicándoles que los pesos recaudados se usaban para financiar ollas comunes y realizar actividades para niños en campamentos.

Sin embargo, Claudia, una de las ex internas reveló que «nunca hicimos una olla común, nunca se vio nada. Lo otro que decíamos que pagábamos a los niños del campamento, que hacíamos cursos para enseñarles a leer, nunca fuimos a un campamento».

Planteó que gracias a las rifas podían recolectar cerca de $900 mil, ya que en el centro donde se encontraba habían 30 personas. «Si salíamos a pedir verdura, si salíamos a pedir mercadería, aparte las familias pagaban la mensualidad, ¿Qué se hacía con esa plata?», cuestionó.

De este modo, solamente por concepto de colectas, habrían ingresado a la Fundación unos $22 millones mensuales. A este modo debe añadirse las mensualidades pagadas por las familias de los internos, u presupuesto que bordea los $50 millones.

Por si fuera poco, los alimentos con los que se preparan las comidas para los internos provienen de donaciones que éstos mismos piden una vez a la semana en ferias o en puerta a puerta.

«Íbamos a La Vega y nosotros ahí ‘pechábamos’ verdura… También teníamos que andar escondidos porque los guardias igual te echan para afuera cuando andas ‘pechando’… Cargábamos la camioneta de otra persona que estaba internada y llenábamos la camioneta. Dos, tres, cuatro sacos de papa, lechuga, tomate, toda la verdura que te puedas imaginar», detalló Claudia a Meganoticias.

Secún los testimonios de los pacientes, el dinero recolectado iba a parar a las apuestas en carreras de caballo que realizaban los directores de los centros. Asimismo, levanta sospecha el auto de alta gama que adquirió Varly Parra así como las decenas de viajes que realizó por Sudamérica y el Caribe.

Castigos y humillaciones

Jaime, quien también estuvo recluido en Creeré Chile, relató que los directores les explicaban que pedían dinero en la calle para quienes no tenían los recursos para costear la terapia y que era un proceso terapéutico, ya que el tener dinero en sus manos y no recaer en la droga o el alcohol era entrenar la voluntad y la perseverancia.

Sin embargó, señaló que si alguno no volvía al centro con los $350 mil exigidos, eran sometidos a vejaciones y humillantes castigos, como por ejemplo sentarse en el patio mientras les lanzaban todo tipo de alimentos.

«Agua, huevo, harina a veces. A la piscina, caminar mojado, hacer punta y codo, hacer estocadas y todo eso por no cumplir con el tema de la rifa», recordó.

¿Terapias de rehabilitación o torturas?

Según los internos, las terapias que recibieron para tartar sus adiciones no eran muy distintas a los castigos que recibían por no llegar de la calle. con la cantidad de dinero exigido Si alguien recaía en el consumo o contradecía a un terapeuta, se aplicaban duros castigos.

«Vi cosas que me choquearon desde el primer momento, como supuestas ‘ayudas’, como le decían ellos, que eran con gritos, con tirarnos a la piscina a las una, dos, tres cuatro, cinco, seis, siete, hasta las ocho de la mañana. Tirarnos agua a veces, huevo, harina en la cabeza, salsas de tomate, latas de atún», contó Jaime

Afirmó que durante los diez meses que permaneció en el centro, en apenas una ocasión tuvo una consulta por Zoom con un psiquiatra y que pudo ver al sicólogo dos veces.

Claudia manifestó que «lo otro que nos parecía raro es que todos los terapeutas no eran terapeutas. Nadie tenía el título de técnico en drogadicción».

Jaime explicó que no les comentaron a sus familias sobres los abusos, porque fueron sometidos a n juego psicológico en el que les decían «que no se podía hablar del tratamiento».

Varly Parra fundador de Creeré Chile

Denuncia contra Varly Parra por violación

Según Meganoticias, días atrás dos internas denunciaron a Varly Parra por supuesta violación. Una de las víctima acusó al director de comenzar a acosarla desde el día que ingresó al centro, bajo el pretexto de que recibiría terapia en forma gratuita.

«Hasta que llegó el punto de que sí abusó de mí y yo no tenía cómo defenderme, porque yo sí era una persona becada, que yo sí quería cambiar, pero tan solo el hecho de que me iba a sacar del centro por querer hablar me dejaba mal, porque estaba entre la espada y la pared, no sabía qué hacer», contó al medio citado en una conversación telefónica.

La otra víctima es una joven de 19 años que tiene movilidad reducida producto de los efectos adversos de un fármaco que tomó para tratar su adicción.

Tras estas denuncias, Varly Parra fue formalizado por dos delitos de violación y quedó en prisión preventiva, mientras la investigación continúa abierta.

«Eventualmente, puede haber otros casos, eso es algo que necesariamente hay que investigar», afirmó Paola Salcedo, fiscal jefe de Talagante.

Según Meganoticias, existiría una tercera denuncia por abusos sexuales.

Abusos y torturas no están siendo investigados

Pese a los testimonio recolectados, no existe una investigación por las acciones que podrían configurar el delito de torturas y que violentan los derechos de los internos, ya que no hay denuncias formales de lo ocurrido.

Los antecedentes recopilados durante la realización del reportaje fueron puestos poner en manos de la autoridad sanitaria , por lo que funcionarios de la Seremi de Salud, apoyados por Carabineros, allanaron el centro principal de Creeré Chile, pero se encontraron con que las instalaciones estaban vacías y con claros indicios de haber sido abandonadas intempestivamente.

Aunque lo mismo ocurrió con otro centro, se pudo llegar a un establecimiento r que recientemente había sido instalado por los mismos terapeutas que trabajaron para Varly Parra, el cual pese a no contar con permiso alguno para funcionar tenía en su interior 30 internos en rehabilitación.

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