Hay una cáfila de fariseos, idiotas, canallas y paniaguados que rasgan vestiduras sobre lo que ocurre en Venezuela, a propósito del tema de las presuntas violaciones a los derechos humanos; pero yo me pregunto ¿ por qué diantres no se preocupan sobre las crímenes, coacciones y atropellos que se cometen a diario en el Wallmapu, contra las comunidades en rebeldía; especialmente, contra los menores de edad, ya que los adultos sabemos defendernos y aceptamos las consecuencias de nuestras acciones, no así los niños?.
Si Yo fuera Celestino Córdova Tránsito, exigiría un nuevo juicio, por falta de garantías, y de absoluta imparcialidad; y ya que todavía resuena el fallo de La Haya y sus coletazos, quizás apelar a un foro internacional.
Sin embargo, acaba de darse cima a un juicio condenatorio, que más que tal pareció un fusilamiento mediático; el que, desde el comienzo comportó algunas variables elocuentes: tanto el presidente empresario, de una siniestra trayectoria en los negocios-verbigracia: el asunto vinculado al Banco de Talca- como el ministro del interior, o sea su primo hermano- unos de los delfines del tirano, uno de los jóvenes de Chacarillas, que le juraron lealtad eterna al émulo hitleriano-, se comprometieron hasta el tuétano de los huesos, pronunciándose a priori en un sentido condenatorio; de suerte que ejercieron una presión tremenda- tal como lo hicieron el caso de los anarquistas acusados de bomberos locos, y cuyo juicio quedó en nada, en última instancia-; y que ningún poder del estado, que sea genuinamente autónomo, puede resistir, sin padecer merma o deterioro. Huelga decir, que contaron con la jauría de perros de presa a su servicio, que sirvió a los fines ideológicos preestablecidos; y recursos, al menos incontrovertibles, como es el aparataje del poder.
Por otra parte, las mass media oficiales, tomaron parte del festín; ya que desde el principio, se abocaron a: enfocar y tratar la noticia, dando la impresión que era un crimen horrendo, y que merecía las penas del infierno; que sólo unos asesinos protervos pudieron perpetrarlo; y a mayor abundamiento, pusieron el acento en el carácter terrorista de los hechos consumados. En lo que a mí se refiere, no recuerdo que ninguno de los canales o diarios oficiales haya partido de o preconizado la presunción de inocencia.
A mí me encantaría que ellos definieran lo que entienden por terrorista, ya que tendríamos divergencias irreconciliables y chocaríamos de una forma inevitable en cuanto a los conceptos esenciales; a saber, un ejemplo: a mi modesto entender, la presencia y acción de las forestales, en el Wallmapu, tiene un carácter terrorista, a fortiori si consideramos que lo hacen bajo el amparo y la protección del Estado chileno, con una legislación a la medida de los intereses de las trasnacionales; y, básicamente por cuanto arrasan con el entorno de las comunidades, y mantiene en su propiedad nuestras tierras, y cuando intentamos recuperarlas usan sus fuerzas y la policía paramilitar – carabineros de Chile; asesinando, por la espalda, a nuestros guerreros.
Sobre el crimen mismo, según creo comprender, acorde a mis precarias luces de mapuche, se me ha condenado a dieciocho años de presido efectivo, sin derecho a ningún tipo de beneficio…
Me conduele y condeno el hecho de que dos personas hayan fallecido de forma tan horrenda; nadie merece morir así; mas se me ocurre reflexionar que: aquéllos que fueron víctimas, adoraban tanto sus posesiones que no fueron capaces de rendirse, o de abandonar sus propiedades, y prefirieron arriesgarse y morir defendiéndose a balazos, tal como en el antiguo oeste, ¡vaya paradoja!. Y, aunque tampoco se trata de caer en absurda lógica del empate, me hubiera gustado que los asesinos de los hueichafes, también recibieran la condena de la que se me ha hecho acreedor, a pesar de que no se ha probado que yo encendiera el fuego.
Tengo la convicción de que los verdaderos asesinos y terroristas se encuentran dentro del Estado chileno; y que ellos no trepidarán en continuar con un proceso de persecución, encarcelamiento y condena draconiana, de todos los dirigentes que opongan resistencia irreductible a la sistemática devastación del Wallmapu, al arrinconamiento del pueblo mapuche, a su lucha, nuestra lucha por conseguir autodeterminación, por evitar el etnocidio que los megapoderes transnacionales intentan llevara cabo en tierras que no les pertenecen-en complicidad criminal con el Estado nacional de Chile- salvo a la luz del pillaje consagrado por un andamiaje legal gestado a posteriori, para dar carta de ciudadanía a un proceso, en el que se busca, a la postre, extinguir a mi pueblo amado.
Mientras el pueblo chileno es violentado y explotado, de diversas modalidades, de acuerdo a la asepsia del libre mercado y a la tiranía de globalización , resulta sobremanera doloroso y desconcertante que niegue su sangre mestiza, y que demuestre una total indiferencia hacia la causa mapuche, que perpetúe los odios, prejuicios y estereotipos sobre mi gente, ya que si nos aliáramos: juntos podríamos acometer la empresa de desbrozar sendos derroteros hacia la libertad y la integración; edificada sobre la piedra angular de que Chile no es un Estado unitario, sino plurinacional.
Por Arturo Jaque Rojas.
10.789.448-9