«La acción humana representa la principal amenaza para los humedales», dice de entrada el profesor Alexis Velásquez, del Departamento de Geografía de la U, de Chile.
«Perturbaciones como la urbanización, la actividad industrial, el turismo masivo y mal gestionado, la construcción de infraestructuras y el vertido de aguas residuales pueden causar daños irreversibles», agrega el académico.
Y si bien en Chile hay una Ley de Humedales Urbanos, Ximena Insunza, académica de la Facultad de Derecho de la misma casa de estudios, advierte que aún falta proteger los humedales urbanos «y gestionarlos para que la protección sea más que un acto administrativo y perdure en el tiempo».
A mediados de marzo de 2024 se publicitaba la fiesta Corona Sunset, que entre sus novedades incluía una Certificación Internacional Blue, que significa gestión de residuos y no uso de plásticos de un solo uso.
Sin embargo, la alerta medioambiental la levantó el lugar en que esta se iba a realizar: el Humedal La Laguna y Estero Catapilco, en el sector de la Laguna de Zapallar.
Finalmente, la fiesta fue cancelada, luego del trabajo conjunto de vecinos, autoridades medioambientales y especialistas, entre ellos, el académico del Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile y uno de los creadores de la app Humelab, Alexis Velásquez.
Sobre el tema, Velásquez comenta que el impacto de una fiesta de esta envergadura «dependería de factores como el número de personas, vehículos, niveles de ruido, luminosidad, gestión de aguas residuales, manejo de residuos sólidos, trazado de rutas de acceso y ubicación del evento».
«Pero estos impactos podrían afectar las condiciones físicas y químicas del humedal, así como las comunidades de plantas y animales, entre ellos, los anfibios, que son particularmente sensibles a las perturbaciones debido a su limitada movilidad y dificultad para escapar de ellas», apunta el docente.
«Los humedales son vulnerables a una serie de amenazas, principalmente causadas por actividades humanas. Entre los daños más relevantes se incluyen la alteración de las características físicas del entorno, como cambios en el nivel de agua, compactación del suelo, desecación, drenaje, relleno con materiales de construcción, ruidos y vibraciones», detalla el académico.
Además, influyen las alteraciones químicas en la calidad del agua, la atmósfera y el suelo, generalmente como resultado de la contaminación, llegando a representar una amenaza significativa.
También, las actividades directas como la pesca, la caza, la extracción de leña y la introducción de especies exóticas pueden afectar negativamente a las comunidades de plantas y animales en los humedales, reitera el especialista.
Pero los humedales no son cualquier espacio dentro de la naturaleza, detalla el académico. Desempeñan un papel crucial por varias razones fundamentales.
En primer lugar, sirven como hábitat para numerosas especies que dependen exclusivamente de estos entornos para su supervivencia. Si los humedales se degradan o desaparecen, estas comunidades de especies también se verán afectadas.
En segundo lugar, los humedales forman parte de nuestro sistema natural de defensa contra el cambio climático, al protegernos de inundaciones, tsunamis, marejadas, contaminación, escasez de agua y olas de calor.
Finalmente, estos ecosistemas nos permiten conectarnos con la naturaleza, observar otras formas de vida y realizar actividades recreativas, lo que tiene enormes beneficios para nuestra salud física y mental.
¿Y la legislación chilena está a la altura de la protección que necesitan los humedales?
El profesor Alexis Velásquez indica sobre este punto que, si bien se han logrado avances significativos en la protección de los humedales en Chile, aún queda mucho por hacer para garantizar su conservación efectiva.
«Es crucial establecer más figuras de conservación específicas para los humedales y asegurar que cuenten con los recursos y capacidades necesarios para una gestión adecuada. Esto implica supervisar y regular las actividades en y alrededor de los humedales, asignar suficiente presupuesto para la limpieza, protección y restauración, y promover una gobernanza efectiva que fomente la coordinación entre los actores involucrados en su protección», puntualizó Velásquez.
En la misma línea, la investigadora del Centro de Derecho Ambiental de la U. de Chile, Ximena Insunza, explica que «el instrumento de protección de humedales más importante en nuestro ordenamiento jurídico es la convención Ramsar, que es un tratado internacional. A nivel legal, solo están protegidos los humedales urbanos, y la ley SBAP contempla un permiso para realizar actividades en humedales».
Sobre cómo funciona esta protección, la profesora Insunza asegura que ha sido difícil «en el sentido que las declaratorias de humedales han sido en un porcentaje cercano al 30% impugnadas ante los tribunales ambientales, y las ordenanzas municipales han tardado en contemplar a los humedales. No obstante, ha sido muy efectiva en proteger estos ecosistemas».
La académica, una de las editoras del libro “La Ley 21.202 sobre Humedales Urbanos”, añade que esta ley «está a la altura, pero aún falta proteger los humedales urbanos y gestionarlos para que la protección sea más que un acto administrativo y perdure en el tiempo».
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