75 años de la OTAN: Una mirada desde la ética cristiana

La OTAN es expresión de la dictadura del dinero, concentrado en los grandes consorcios económicos multinacionales que manejan el mundo unilateralmente y consideran a las personas como cosas. En cambio, lo fundamental del cristianismo es la defensa del débil. El derecho nació para ello.

75 años de la OTAN: Una mirada desde la ética cristiana

Autor: Hervi Lara

I

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) surgió en 1949 tras la firma del Tratado de Washington. Sus primeros integrantes fueron Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Holanda, Portugal y Reino Unido. Fijó su sede en París y luego en Bruselas, en medio de la intensificación de la Guerra Fría. Su objetivo inicial fue descrito como la protección de los países de Europa occidental de la amenaza de la URSS y así contrarrestar la expansión del comunismo tras la Segunda Guerra Mundial. La OTAN fue concebida como una fuerza disuasoria, a la que fueron sumándose nuevos países, traduciéndose en una alianza entre Europa y USA en torno a consultas y cooperación en la defensa y seguridad. En tal sentido se han realizado conjuntamente las operaciones multinacionales de gestión de crisis.

Como consecuencia, en los hechos, OTAN ha provocado la militarización y la nuclearización de Europa, tras la devastación del Viejo Continente. Los daños fueron sufridos en la agricultura, la industria, las comunicaciones y la muerte de entre 50 y 55 millones de personas. Para impedir una nueva agresión de parte de Alemania, en febrero de 1945 se reunieron en Yalta, Roosevelt, Stalin y Churchill. Allí establecieron los medios para poner fin a la guerra y las condiciones de sometimiento de Alemania, dividiéndola en áreas de influencia y de ocupación. Así se instauró un nuevo mapa internacional delimitado en dos áreas de influencia política: USA y URSS. Fue ésta la definición del futuro geoestratégico del mundo.

USA no sufrió pérdidas por la guerra. Al contrario: el conflicto le posibilitó la modernización de la industria, transformándose en primera potencia mundial, especialmente en el ámbito militar, al tener posesión de la bomba atómica. Por tanto, USA se propuso reconstruir Europa para rehacer allí su mercado y, además, neutralizar el poder de la URSS. El 5 de enero de 1947, el general Marshall hizo pública la petición de ayuda para la reconstrucción de Europa. Pero omitió el objetivo oculto: el crecimiento económico de USA, para convertir al país en primera potencia mundial frente al fantasma del comunismo. Simultáneamente, Harry Truman difundió los problemas fronterizos de Turquía y la URSS, la guerra civil entre las guerrillas comunistas y la monarquía conservadora en Grecia, además del auge de los partidos comunistas de Francia e Italia.

Fue así como el 17 de marzo de 1947 se planteó la “Doctrina Truman”: “Regímenes totalitarios impuestos, directa o indirectamente, a pueblos libres a través de agresiones socavan los fundamentos de la paz internacional y, además, la seguridad de USA”. (…) Por tanto, USA debe “ayudar a los pueblos libres que resisten las tentativas y las presiones por parte de minorías armadas o presiones externas”. De esta manera se estableció la base de la Guerra Fría dado que, ya en marzo de 1946, Winston Churchill había anunciado la división de Europa mediante un “telón de acero”. No obstante, la URSS había sido la vencedora de la guerra al frenar a las tropas alemanas; el ejército soviético reconquistó Europa del Este y Europa Central, siendo el primer ejército en llegar a Berlín; la URSS sufrió las mayores pérdidas de la guerra (20 millones de muertos).

El 17 de marzo de 1948 se estableció el Tratado de Bruselas. Fue un tratado de cooperación política, económica, social y de ayuda ante posibles agresiones militares (sin mencionarse al eventual enemigo). Francia, Inglaterra, Bélgica, Holanda y Luxemburgo pidieron la ayuda ofrecida por Truman, quien accedió “en defensa de la democracia”. En abril se creó la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), que canalizó 17.000 millones de dólares para la reconstrucción de Europa.  Paralelamente, USA impuso el Pacto de Río a los Estados de América Latina; el Pacto de Bagdad al Cercano Oriente; y el SEATO al Sudeste Asiático.

El 19 de mayo de 1948, el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta de USA declaró la imposibilidad de mantener una política de paz a través de la ONU debido al obstruccionismo de la URSS al usar el veto en el Consejo de Seguridad. En consecuencia, estableció “la determinación de USA de ejercer el derecho de legítima defensa individual y colectiva en caso de que se efectúe un ataque que afecte la seguridad nacional”. Luego, en julio de 1948, Truman inició negociaciones con Canadá y con el Pacto de Bruselas, lo que culminó el 4 de abril de 1949, en Washington, con la firma del Tratado del Atlántico Norte, al que se sumaron Noruega, Dinamarca, Islandia, Portugal e Italia.

En el mismo año 1949, la URSS explosionó su primera bomba nuclear, lo que dio inicio a la carrera de armamentos.

El 25 de junio de 1950, Corea del Norte (con apoyo de la URSS y de China) atacó a Corea del Sur (apoyada por USA). Más tarde, la ONU restableció el paralelo 38 como frontera entre las dos Coreas.

En este marco, entre 1950 y 1951, el Pacto Atlántico creó un órgano militar para la defensa occidental como organización militar permanente: la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), a cargo de la defensa militar de Europa. El 19 de diciembre de 1950, el general D. Eisenhower fue nombrado comandante supremo, diseñando la militarización de Europa con bases estratégicamente repartidas y con 300 mil soldados, cuya mayor parte fueron instalados en Alemania Federal. Esta organización militar significaba una descalificación de la ONU, considerada incapaz de resguardar la paz.

En 1955, Alemania ingresó a la OTAN, lo que provocó la reacción de la URSS con la creación de un bloque militar comunista: el Pacto de Varsovia (14-5-55), compuesto por la URSS, Polonia, Hungría, Rumania, Checoslovaquia, Albania, Bulgaria y República Democrática Alemana. Así se abrió una etapa de paz sobre el principio de disuasión nuclear y la carrera de armamentos.

II

La OTAN se ha planteado con carácter subsidiario en relación a la ONU. Su función se ha extendido a todos los grandes problemas de la política internacional (económicos, sociales y culturales). Su existencia se ha “basado en los principios de democracia, libertad individual y el imperio del Derecho”. Esto se ha interpretado en proporcionar seguridad a los sistemas sociales basados en el capitalismo y con la primacía de USA, lo que en la realidad ha significado la pérdida de la soberanía de los países integrantes de la entidad.

El fin de la URSS podría haber constituido la desaparición de la causa fundamental de la OTAN. No obstante, ésta ha continuado como la innegable expresión de ser el “brazo armado” del capitalismo occidental. Es así como su concepto estratégico define a Rusia como “la amenaza más significativa y directa para la seguridad de los aliados, para la paz y la seguridad en la zona euroatlántica”. (…) “La asociación estratégica entre Rusia y China y sus intentos de socavar las reglas en las que se basa el orden internacional van en contra de nuestros valores e intereses”.

En este sentido, el presidente de USA, Biden, anunció que la OTAN “se fortalecería en todas las direcciones, en todos los dominios: tierra, aire y mar”. En el 2022, la OTAN tenía 40 mil soldados en preparación. En 2023, el número se elevó a 300 mil. Más de la mitad del gasto militar mundial corresponde a la OTAN, de lo que el 67% de inversiones es en armas nucleares. USA, Francia y Reino Unido reúnen seis mil armas nucleares. Entre Bélgica, Alemania, Países Bajos, Italia y Turquía hay más de 150 bombas de gravedad termonuclear.

Sólo en el siglo XXI, las intervenciones militares de la OTAN (encabezadas por USA) han dejado más de 350 mil civiles muertos y 38 millones de desplazados. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, las acciones de OTAN han causado 4 millones 500 mil muertos en forma violenta como consecuencia de las guerras.

“Las personas que viven en zonas de guerras han sido asesinadas en sus hogares, en los mercados y en las carreteras. Han muerto a causa de bombas, balas, fuego, artefactos explosivos improvisados y drones”. También “mueren en los puestos de control, cuando son sacados de la carretera por vehículos militares, cuando pisan minas o bombas de racimo, cuando recogen leña o cuidan sus campos, y cuando son secuestrados y ejecutados con fines de venganza o intimidación”. (…) “Son asesinados por USA, por sus aliados y por los insurgentes y sectarios en las guerras civiles engendradas por las invasiones”. (…) “La guerra también puede llevar a la muerte semanas o meses después de la batalla, infraestructuras maltrechas y las malas condiciones derivadas de las guerras tanto como directamente de su violencia”1.

La OTAN se autodefine en “defensa de la libertad de los pueblos contra gobiernos autoritarios”. Pero donde ha intervenido en supuesta defensa de la paz, ha dejado miles de muertos y profundas crisis sociales. Y sus intervenciones han sido ostensiblemente para cuidar los intereses de las potencias imperialistas.

“La OTAN ni rinde cuentas ni repara daños en casos de operaciones como las realizadas en Libia. Nadie ha hecho ninguna investigación, mucho menos independiente, sobre cuánto sufrimiento han costado esas intervenciones”2.

Afganistán: 46.319 civiles asesinados. Irak: 185.00 asesinados que no eran combatientes. Siria: 95.000 civiles asesinados. Pakistán: 24.099 civiles asesinados.

Libia:

“Decenas de civiles murieron en ataques aéreos de OTAN contra viviendas particulares de zonas residenciales y rurales”. La OTAN admitió haber matado a civiles a raíz de una “falla técnica”, “en una campaña militar aérea y marítima de siete meses, con 9.700 misiones de combate, y destruyeron 5.900 objetivos militares, según la OTAN”3.

En 1999, se produjo la disputa entre Serbia y rebeldes albaneses que reclamaban autonomía en la región de Kosovo. La OTAN intervino en favor de los albaneses, no para que se independizaran, sino para instalar un gobierno pro USA y UE y así poner límites a Rusia en su antigua zona de influencia. Con 600 aviones de 13 países bombardearon Kosovo, Serbia y Montenegro, dejando 1.500 civiles asesinados y una crisis ambiental producto de bombas de racimo. En 2008, Kosovo pasó a estar bajo la dependencia de la ONU y de los países de la OTAN, siendo convertida en base militar para controlar la zona de los Balcanes y el resto de Europa del Este.

En 2001 se produjo el atentado a las Torres Gemelas. Bush inició la “guerra contra el terrorismo”. Las tropas de USA y de la OTAN invadieron y ocuparon Afganistán bajo la excusa de que allí se refugiaba Bin Laden, jefe de la organización que provocó el atentado. Pero más bien se trataba de su ubicación geopolítica al permitir controlar a Rusia y a China. Las empresas de los países de la OTAN se repartieron las reservas de petróleo del lugar. La guerra duró décadas. Terminó con la huida de los ejércitos de la OTAN luego que el país quedara en manos del gobierno talibán. Mientras, la población y los gobiernos de los países de la OTAN aumentaron las políticas xenófobas y la discriminación contra los migrantes musulmanes y sus descendientes.

En 2003, USA y la OTAN invadieron Irak bajo el argumento de que Saddam Hussein tendría armas de destrucción masiva, lo que nunca fue comprobado.

En 2008, en Georgia, la OTAN colaboró con los locales contra los rusos.

En 2011, en Libia, la OTAN pretendió recuperar la ofensiva en la región aprovechando el proceso revolucionario abierto en Medio Oriente y el Norte de África, conocido como “Primavera Árabe”. La OTAN participó activamente y financió a grupos rebeldes con armas y entrenamiento militar. Gadafi fue asesinado por una turba de opositores (11-10-2011). Se abrió una lucha intestina que dividió el poder en dos gobiernos. La OTAN se excusó mediante la “ayuda humanitaria”, pero hizo negocios y aumentó el control territorial a través de un nuevo gobierno favorable a sus intereses.

Libia juega un rol clave geopolítico por las reservas de gas y petróleo y su ubicación estratégica en el control de refugiados que huyen del hambre y de los conflictos del África Subsahariana. Francia e Inglaterra dirigieron operaciones militares y sus grandes empresarios han sido quienes más se han beneficiado con los negocios del petróleo. La OTAN provocó un genocidio, además de que millones de personas debieron desplazarse por el hambre. Libia continúa en guerra civil.

III

Entre 2002 y 2005, la OTAN, en complicidad con la CIA, desplegaron en Europa una red de cárceles secretas para interrogar a sospechosos de terrorismo, en base a un acuerdo de USA con la Alianza Atlántica en 2001. Los servicios secretos de USA realizaron vuelos clandestinos, detenciones ilegales y torturas. Polonia y Rumania albergaron cárceles con el consentimiento de sus gobiernos. La OTAN ha negado la existencia de acuerdos secretos y de documentos oficiales alegando haber cumplido “decisión interna”. El único país europeo que ha admitido implicación en las cárceles secretas ha sido Bosnia Herzegovina. Aviones de la CIA usaron aeropuertos de Canarias y de Baleares para hacer escala. España, Alemania, Chipre y Turquía fueron plataformas de vuelo. Irlanda, Reino Unido, Grecia e Italia fueron usadas como escalas. Aeropuertos de Suecia, Macedonia y Bosnia fueron “puntos de embarque puntual”.

El informe del senador suizo Dick Marty (8-6-2007) presentó centros secretos de detención en territorio británico y en Tailandia. Se calculan 1.245 vuelos ilegales entre 2001 y 2005 y 21 ciudadanos europeos sospechosos de terrorismo encarcelados. La CIA tuvo 30 detenidos en condiciones muy reservadas. 70 detenidos fueron enviados a Afganistán, Marruecos y Egipto. 100 “detenidos fantasmas” fueron secuestrados en territorio europeo. Desde 2001, USA ha empleado a 17 buques como prisiones flotantes. En esta operación, la CIA utilizó la técnica del “submarino” y otras cinco “técnicas de interrogatorio mejoradas” contra los detenidos en cárceles secretas. El 6 de septiembre de 2006, Bush admitió la existencia de detenciones en cárceles de la CIA, como “medida para mejorar la seguridad de su país y la de sus aliados”. A los detenidos ilegalmente, USA los llamó “combatientes ilegales” sometidos a un proceso de “rendición extraordinaria”. Muchos de los detenidos fueron transferidos a Guantánamo.

Guantánamo es una base militar de USA en territorio de Cuba, convertida en una de las cárceles que fueron creadas en todo el mundo en la “guerra contra el terrorismo”. Llegó a albergar a 700 reos, en su mayoría musulmanes.

Hasta 2022, en América Latina la OTAN y USA habían establecido 12 bases militares en Panamá; 12 en Puerto Rico; nueve en Colombia; ocho en Perú; dos en Honduras, y dos en Paraguay. Se suman instalaciones militares en Aruba, Costa Rica, El Salvador, Guantánamo y Perú. Hay instalaciones marítimas en Islas Malvinas, territorio británico. Las bases en las islas Ascensión, Santa Elena y Tristán de Acuña “resguardan” el Atlántico desde el norte hasta la zona antártica. Al sur de Malvinas operan submarinos nucleares. En esta región, Francia e Inglaterra organizan regularmente maniobras militares conjuntas.

En 2018, Colombia se convirtió en “socio global de la OTAN” en los ámbitos de ciberseguridad, seguridad humana, seguridad marítima, la lucha contra el terrorismo y el entrenamiento de las Fuerzas Armadas colombianas a través de cursos de desminado, contrainsurgencia y antinarcóticos. Es así como Biden ha declarado a Colombia como “aliado importante de la OTAN”, sumándose a esta misma condición de Argentina (desde 1998) y Brasil (desde 2019).

En octubre de 2021, la generala Laura Richardson asumió el mando del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de USA, con un manifiesto incremento de los niveles de agresividad injerencista en el “patio trasero”. El reiterado interés de Richardson se debe a la cercanía de la Antártica; el Amazonas como principal reserva de oxígeno y biodiversidad del planeta; y la Triple Frontera, que posee el acuífero guaraní, el mayor reservorio de agua dulce del mundo.

Richardson ha reinstalado la guerra fría en la región, ahora contra Rusia y China. A China la ha denominado “actor estatal maligno”, puesto que 21 de los 31 países de la región han adherido a la iniciativa china de la Ruta y se ha incrementado la inversión de China en infraestructuras críticas, como puertos de aguas profundas, la investigación espacial y las telecomunicaciones con redes 5G y la empresa Huawei.

En esta situación, USA se está presentando como “protector” de la región, enfatizando la unidad entre todos contra la delincuencia organizada dedicada a la trata de personas, el contrabando de drogas, la tala no reglamentada y la minería ilegal, “porque es una región rica en recursos y tierras raras, con el llamado Triángulo del Litio que posee el 60% de las reservas mundiales (Argentina, Bolivia y Chile) un metal muy necesario para la tecnología”.

A este proceso, USA lo denomina “estrategia de disuasión integrada” y se traduce en el interés por el petróleo de Guayana y de Venezuela, el cobre y el oro, el oxígeno y el 31% del agua dulce de la tierra en el Amazonas. Por tanto, la misión del Comando Sur es mantener a América Latina alejada de China, ya que hoy es el principal socio comercial de varios países de la región. “Todas las capacidades tanto civiles como militares, de gobiernos, empresas, sociedad civil y academia de USA y de todos sus aliados” deben agruparse bajo la conducción del Pentágono y de la OTAN, que es manejada por USA.

La expansión de la OTAN hacia el este de Europa, entre otros aspectos, ha significado la instalación de un nuevo cuartel en Polonia; tropas terrestres a Rumania; en la Cumbre de OTAN en Madrid (2022) participaron por primera vez Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Otras muestras son el Tratado AUKUS entre Australia, Reino Unido y USA; el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral entre Australia, India, Japón y USA; la Alianza de Inteligencia de los Cinco Ojos, entre USA, Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda y Australia.

Esta expansión ha desembocado en la guerra de Ucrania aún en curso, que para la población ucraniana ha significado un masivo éxodo; el riesgo de cantidades de municiones sin detonar; la degradación medioambiental; problemas de salud mental; la destrucción de viviendas y de sistemas de alcantarillados y otras infraestructuras vitales para la salud pública. Lo más grave es el riesgo de uso de armas nucleares. Todo esto, provocado por la OTAN, finalizará con negocios multimillonarios, el aumento de los poderes militares y las penurias y tragedias para millones de personas.

El 4 de abril de 2024 la OTAN conmemoró en Bruselas sus 75 años de existencia y de “crisis existencial”, dado que el mando lo maneja USA. Europa aparece como subordinada. Pero la OTAN siempre ha sabido adaptarse y ha sobrevivido. Ahora ha diseñado un plan para mantener a largo plazo su respaldo a Ucrania, tarea que hasta ahora han asumido sus miembros en forma separada. Se ha planteado el incremento del presupuesto 2024 y exigencias de mayor gasto en defensa nacional. Se ha enfatizado la unidad transatlántica: “Juntos somos más fuertes y estamos más seguros». Europa necesita a USA para su seguridad. USA también precisa de Europa porque aporta “una vasta red de inteligencia y una influencia diplomática única, que amplifica el poderío estadounidense”.

En su discurso oficial, Stoltenberg, máximo ejecutivo de OTAN, ha impulsado la creación de un fondo de 100.000 millones de dólares para garantizar el apoyo a Ucrania. Además, se han unido a la OTAN dos países tradicionalmente pacíficos y, al parecer, claves por su ubicación geoestratégica: Suecia y Finlandia.

IV

Por todo lo antes descrito, pareciera que la ética no tiene cabida en el mundo sometido al poder económico y al que la OTAN abre caminos. La ética es la defensa de todo que hay de humano en cualquier sistema. Este debe adecuarse a las necesidades de la persona humana y no la persona sacrificarse en aras del sistema. La OTAN va tras el dinero para las grandes multinacionales. El dinero es el mayor enemigo de un mundo digno, justo y solidario que postula el Evangelio de Jesús. Dios y quienes se consideran sus discípulos no puede reinar en el mundo sin reclamar paz, que es fruto de la justicia, para quienes son excluidos de una vida digna.

En el capitalismo, el dinero que proporciona poder se ha convertido en dueño de las personas y se ha transformado en un dios. Las armas son el medio para idolatrizar el capital. La sed insaciable de poder y la acumulación de riqueza se muestra como el sentido último de la vida. Se valora a las personas en tanto más poder económico posean. Desde la ética cristiana, el dinero es un medio para crear condiciones de vida digna para todos y para mantener vivo el planeta. La persona no está hecha para un sistema económico que exige aniquilar a otros. El capitalismo cuenta con los que buscan la seguridad y felicidad del dinero que da poder a través de la guerra, ignorando la miseria y el dolor de otros que quieren hacer un mundo más justo.

“Cuando tantos pueblos tienen hambre, cuando tantos hogares sufren la miseria, cuando tantos hombres viven sumergidos en la ignorancia, cuando aún quedan por construir tantas escuelas, hospitales, viviendas dignas de este nombre, todo derroche público o privado, todo gasto de ostentación nacional o personal, toda carrera de armamentos se convierte en un escándalo intolerable, que nos vemos obligados a denunciarlo. Quieran los responsables oírnos antes de que sea demasiado tarde”4.

El poder no es sólo mando y acatamiento. Mayor inconsistencia ética posee el poder armado, porque inhibe; no expande la vida; oculta el desorden de la verdad atropellada, de los derechos conculcados, de los espíritus amedrentados o sugestionados. La injusticia (y la guerra es esencialmente injusta) atenta contra la dignidad, que es la más profunda referencia a la calidad humana que tiene la persona.

La OTAN es expresión de la dictadura del dinero, concentrado en los grandes consorcios económicos multinacionales que manejan el mundo unilateralmente y consideran a las personas como cosas. En cambio, lo fundamental del cristianismo es la defensa del débil. El derecho nació para ello.

“Jesús vive defendiendo a los pobres, bendice a los niños e impone sus manos sobre los enfermos. Son gestos que expresan su deseo de envolver a los indefensos con la fuerza protectora del Espíritu de Dios. Ese Espíritu conduce a Jesús a solidarizarse con los últimos, nunca con los intereses de los primeros. Los poderosos están creando una barrera cada vez mayor entre ellos y los débiles: son el gran obstáculo que impide una convivencia más justa y digna en el mundo. La riqueza de los poderosos no es signo de la bendición de Dios, pues está creciendo a costa del sufrimiento y de la muerte de los más débiles”5.

La OTAN es diametralmente opuesta al mensaje del Evangelio y a toda racionalidad. La convivencia humana no puede lograrse en el miedo impuesto por la violencia, las armas, las guerras. La vida del planeta sólo es posible cuando se afirma en un ordenamiento jurídico. Y éste se basa en valores. Los valores presuponen una ética que tiene como efecto un acuerdo de comportamientos y acciones fundados en la convicción de que todos poseemos valores y una dignidad inalienables.

Esto se traduce en la fraternidad y solidaridad humanas: todos somos iguales y tenemos los mismos derechos. Esto puede alcanzarse con todos los seres humanos sin exclusiones. La guerra, el militarismo, el armamentismo, la destrucción del planeta y de la vida en general son falsos y nocivos. De esto se infiere que hay una estrecha conexión entre ética, derechos humanos y paz en el mundo.

Las ideologías fascistas afirman que

“la vida es guerra, la paz es la muerte. El neoliberalismo incluye en esta guerra todo enfrentamiento mercantil. El mercado mismo aparece como ámbito de guerra. Eso significa que en relación a los resultados de la lucha de mercados, no hay derechos humanos. Hay sólo un derecho humano, que es el derecho a vivir en economías de mercado. Y este derecho es el derecho de vivir la guerra, sea guerra de mercados o no”6.

La OTAN es la manifestación más patente de la idolatría del dinero obtenido mediante la guerra, el robo y la explotación de pueblos y del mundo entero, bajo la apariencia de defensa de la libertad y de la democracia. No se debe sacrificar la vida y la dignidad de los indefensos ante ningún poder político, financiero, económico o militar. En estos momentos, usando a organismos como la OTAN, el sistema financiero sacrifica más vidas y causa más sufrimientos, hambre y destrucción humana que cualquier otro poder. Es indispensable contraponer que el mundo debe ser apreciado y no explotado; que la persona humana es un fin y no un medio; que el saber es más importante que la riqueza; que la justicia expresada como la igualdad de todos es la base de todos los valores.

Para el humanismo, especialmente para el humanismo cristiano, en medio de una cultura necrófila impuesta por el poder económico y su “brazo armado” como lo es la OTAN, es prioritario desarrollar “una cultura mundial sustentada por una ética universal que rija las relaciones de las naciones entre sí y con la creación”.

Se trata de valores éticos comunes que trasciendan las creencias religiosas y los intereses nacionales, los cuales podrían comprenderse sobre la base de sustentación de los derechos humanos: crear una cultura de no violencia activa, atacando las causas y los síntomas de la violencia y de la guerra. Los derechos humanos deben pasar de una fase reactiva, en la que se defienden los derechos de las personas cuyos derechos son vulnerados, a una fase de iniciativa y proyección. Esto permitiría la creación de una cultura de derechos humanos que permita administrar el poder de manera constructiva y responsable7.

La ética cristiana ha nacido de la espiritualidad de Jesús, para quien lo primero y lo más importante es que todos gocen de una vida digna y justa:

“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Noticia, a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos”. (Lc. 4, 18-19).

El centro de la espiritualidad cristiana es unir a Dios y su proyecto de transformar el mundo, lo que significa buscar el Reino de Dios y su justicia, promoviendo una vida liberada, sana, dichosa. Es la antítesis de lo que representa la OTAN, que se autodefine como poderosa, duradera y exitosa.

Por Hervi Lara B.

Santiago de Chile, 9 de abril de 2024.

Fuente fotografía

NOTAS

  1. Instituto Watson. Universidad Brown, Rhode Island, USA. ↩︎
  2. Centro Delás de Estudios Por la Paz. ↩︎
  3. Informe de Amnistía Internacional. ↩︎
  4. Pablo VI, “Populorum Progressio” (Sobre el desarrollo de los pueblos). N° 53. ↩︎
  5. Pagola, Juan Antonio, “Claves de la espiritualidad de Jesús”, en MENSAJE, Santiago de Chile, septiembre 2008, pág. 16. ↩︎
  6. Hinkelammert, Franz, “La fe de Abraham y el Edipo Occidental”. (DEI, 1989, pág. 95). ↩︎
  7. Cfr: Consejo Ecuménico de Iglesias: “La necesidad de una ética universal”. VIII Asamblea, Harare, 1998. ↩︎

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