La cobardía de un pueblo lo suicida. El pánico a empoderarse lo paraliza. El temor inyectado como heroína durante décadas lo mantienen espantado. Todo un pueblo amedrentado por la cobardía aprendida. El temor conservador infectado por nuestros padres nos hacen preferir seguir siendo esclavos. Estamos llenos de cobardías. El pueblo que no se atreve a liberarse es un pueblo frustrado lleno de dolor. Se maldicen desconfiados entre ellos. No saben ni siquiera unificarse por un solo objetivo. Se desconfían por terror. Los viejos nos inocularon el miedo. Nuestro pueblo carece de la valentía suficiente ¡Cuidado con el temor! La cobardía frena el nacimiento del Tiempo de los Asesinos.
Tendremos que esperar que los viejos rancios se mueran de viejos. Porque vivos voluntariamente nunca se suicidarán. Su instinto de supervivencia a toda prueba. Estos viejos son duros. No mueren si uno no los mata. Mientras puedan firmar el garrabato siguen jodiendo. Son como los cadáveres diseccionados en las universidades de medicina. Duran remachados en las piscinas de formol más que la mierda. Aun descuartizados siguen útiles. Se obligan a ser utilitarios. Nos obligan a sernos necesarios. Nos adictan para consumirlos. Que los utilicemos los hace poderosos. Ni la muerte los aniquila. Un olor a naftalina que apesta. Solo inutilizarlos en el olvido es la salvación. Humillarlos en vida. Aniquilarlos.
Entonces un grupo de intelectuales rabiosos nos juntamos a planificar esta locura sangrienta que nos libraría de la opresión. Había que tomar una determinación. El tiempo se demora mucho. Hay que forzar los acontecimientos. Solo muy pocos viejos han muerto de viejo. Lo siguiente es tomar la determinación de asesinarlos a todos. Uno por uno. Hasta su extinción. No tenemos alternativa. Son una plaga. O ellos pocos o nosotros todos. Es como la bizarra historia del doctor SEMMELWEIS y su lucha por la ASEPSIA. Solo pedía a los viejos que se lavaran las manos para que no transportaran las células cadavéricas de un paciente para no contaminar al siguiente. El Colegio Médico nepótico de la época se reía y proclamaba que este científico era un Chanta. Mientras las parturientas morían como moscas en los hospitales más que en las mugrientas calles. Murieron millones de personas hasta que el Colegio Médico reconociera la ASEPSIA como la base de la cirugía moderna solo después que murieran todo los viejos que se negaron a lavarse las manos, cincuenta años después de la muerte terrible de SEMMELWEIS. No podemos volver aceptar la infamia de los viejos CTM que manipulan nepóticamente el poder en su beneficio.
Decidimos entonces en la clandestinidad crear una BRIGADA de choque que llamaríamos orgullosamente “ACCION REPUBLIKA” que aniquilaría toda aquella injusticias nepótica generada por éstos viejos. Sin embargo los nuevos guerrilleros también tendríamos que morir. Solo moriremos los necesarios. A cada muerto matado un guerrillero sacrificado. Pero esta muerte no será heroica. Será absurda. Absurda como los LANZALLAMAS que se queman solos. Los guerrilleros de ACCION REPUBLIKA se tendrán que infectar con la sangre degenerada de la poderosa estirpe de la SAGRADA FAMILIA. Sufrirán de una muerte lenta y de desprestigio. Serán juzgados como resentidos y morirán en las ruinas del anonimato. Solo el poder del resentimiento los hará escaparse del nihilismo. En nuestro solemne juramente declarábamos saber el costo que tendríamos que correr. IPSO JURE
Los guerrilleros nos proyectamos las consecuencias de nuestra lucha ¡Cúan horrenda e hedionda sería toda esa sangre nepótica que se derramaría! El perfume nauseabundo de la esperanza. Esperamos de todo corazón que esta cirugía sea efectiva. Cúan felices seremos en el gozo necrofílico del aniquilamiento de estos viejos. Los hijos de la noche despertarán. El Tiempo de los Asesinos se acerca.
Para los cobardes. Esto es una ficción. Solo literatura.
Por Nikanor Molinares