Por E. Ellen Sotomayor D.
Estamos en tiempos en que el vasto y diverso panorama de cualquier área laboral o proyecto colectivo, la sinergia entre mujeres y hombres no solo es deseable, sino esencial para alcanzar metas comunes, innovar y sostener ambientes laborales saludables. A través de la colaboración efectiva, se pueden superar barreras que históricamente han dividido al género humano en diversas esferas de la vida.
Dejar de lado las rivalidades para trabajar en equipo es un enfoque que no solo enriquece el producto final del trabajo conjunto, sino que también fortalece a cada individuo y a la sociedad en su conjunto.
Una de las mayores riquezas de cualquier equipo de trabajo es la diversidad. Esta se manifiesta no solo en términos de género, sino también en experiencias, habilidades, visiones del mundo y en la manera de enfrentar desafíos. Mujeres y hombres pueden aportar perspectivas únicas que, al combinarse, potencian la creatividad y la capacidad de resolución de problemas de manera más eficaz que si se trabajara de manera segregada.
La complementariedad es un concepto clave en esta cooperación. Implica reconocer que las diferencias entre mujeres y hombres pueden ser fortalezas en vez de fuentes de conflicto. Por ejemplo, en algunos casos, las diferencias en la comunicación y el enfoque hacia las tareas pueden complementarse para crear un estilo de gestión más integral y adaptativo.
En mi experiencia como management de eventos y alianzas comerciales con las empresas, me ha tocado trabajar estrechamente con el género masculino debido a que, en su mayoría, tanto los proveedores como los auspiciadores son hombres. Ha sido siempre muy reconfortante recibir todo el apoyo y admiración de ellos; además, han demostrado ser grandes facilitadores del espacio de comunicación y de trabajo.
Un obstáculo significativo en la construcción de equipos de trabajo equitativos es la persistencia de estereotipos de género. Romper con estas nociones preconcebidas requiere un compromiso activo tanto de hombres como de mujeres, así como de las organizaciones para las que trabajan. Promover un ambiente de respeto mutuo, donde se valoren las capacidades individuales por encima de los prejuicios de género, es fundamental.
Crear políticas claras que aseguren la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres en todos los niveles de la organización no solo es justo, sino también beneficioso para la entidad y el país. Equipos diversos tienden a ser más innovadores y están mejor equipados para entender y responder a las necesidades de una base de clientes igualmente diversa.
Una comunicación abierta y efectiva es esencial para cualquier equipo de trabajo exitoso. Establecer canales de comunicación que promuevan la expresión libre de ideas, preocupaciones y sugerencias puede ayudar a prevenir malentendidos y fomentar un entorno de apoyo y colaboración.
Es vital que tanto mujeres como hombres se sientan escuchados y valorados de igual manera.
Por E. Ellen Sotomayor D.
Ejecutiva hotelera y productora de eventos
Leer más: