*Foto de portada: Conferencia de prensa de líderes del sur global
El tratado para detener la contaminación por plásticos está a pocos meses de ser una realidad. La cuarta y penúltima sesión de negociaciones se llevó a cabo en Ottawa, Canadá, y contó con la participación de 175 países, además de organizaciones de la sociedad civil, lobistas de la industria, científicos, recicladores de base, representantes de pueblos indígenas y prensa.
A diferencia de las sesiones anteriores, en este INC-4 las negociaciones se desarrollaron de manera fluida, con una extensa revisión de cada párrafo del “Borrador 0”. Respecto al avance, el delegado de Angola, Santos Virgilio, señaló en conferencia de prensa: “Ya agotamos todos nuestros argumentos. Ahora es el momento de mostrar buena voluntad, buena fe y empezar a negociar el tratado”.
Sin embargo, al texto aún le falta una extensa discusión debido a la gran cantidad de propuestas de las delegaciones que se reflejan en su escritura. Por esta razón, y por primera vez desde que empezó el proceso de redacción del tratado, los países acordaron trabajar en una reunión intersesional. Es decir, una sesión extraordinaria antes del INC-5 para definir temas técnicos, como el mecanismo de financiamiento y los químicos de preocupación, sobre los que hasta el momento no se ha alcanzado acuerdo.
El lobby de la industria cada vez más fuerte
El proceso de negociaciones para redactar un tratado que detenga la contaminación por plásticos comenzó en noviembre de 2022, cuando se realizó el INC-1 en Punta del Este. Desde ese momento, el interés de la industria petroquímica en sabotear el tratado se ha hecho cada vez más evidente. Para la cuarta sesión en Ottawa, se registraron un total de 196 lobistas de la industria, un 37% más que los 143 que se inscribieron para la tercera sesión, en Nairobi, de acuerdo con un análisis realizado por el Centro de Derecho Ambiental Internacional (CIEL, por sus siglas en inglés).
Para dimensionar las cifras, el número de lobistas supera a los 180 delegados de gobiernos de toda la Unión Europea. Asimismo, exceden en número a las delegaciones de los 87 países más pequeños combinados y doblan a la representación de los pequeños Estados insulares en desarrollo del Pacífico.
Sobre esta situación, Rachel Radvany, defensora de la salud ambiental en CIEL, declaró que “la presencia en la sala de actores responsables de generar esta crisis crea desequilibrios de poder que obstruyen el progreso. Los titulares de derechos y los representantes de la sociedad civil no se quedarán sentados en silencio mientras esto sucede. Estamos aquí representando las necesidades de las comunidades y personas de todo el mundo que no pueden estar en estas salas”.
Las organizaciones sociales y pueblos indígenas, protagonistas del encuentro
Aparte de los lobistas de la industria, el resto de los llamados “observadores” son las organizaciones de la sociedad civil. Estas agrupan movimientos ambientalistas, pueblos indígenas, niños y jóvenes y recicladores de base. En todo momento de las negociaciones, desde que comenzó este proceso, las organizaciones han tenido un rol fundamental, influenciando a los delegados para que tomen en cuenta la ciencia independiente, la salud planetaria y los derechos humanos, por sobre el beneficio económico de una minoría.
Una figura central en este INC-4 fue la de Nina Azzahra, una adolescente de 16 años que llegó a Canadá desde Indonesia para exigir a los países desarrollados que dejen de exportar su basura plástica a países más pobres. Esta práctica la conocemos hoy como “colonialismo de la basura”. La representante de la organización River Warrior Indonesia expuso en el plenario del evento «Nuestra casa está situada a lo largo del río Brantas, un vertedero de aguas residuales de las industrias de reciclaje de plástico. Estas industrias reciclan principalmente restos de plástico importados de países desarrollados». Para más información sobre la exportación e importación de residuos plásticos, revisa el segundo y tercer informe realizado por la Alianza Basura Cero Chile.
Por su parte, la Coalición Mundial de Jóvenes sobre la Contaminación Plástica manifestó que «El instrumento debe abordar microplásticos, nanoplásticos, productos químicos peligrosos y GEI. La contaminación ocurre en cada etapa del ciclo de vida del plástico, desde la producción primaria de polímeros hasta la eliminación de desechos».
Un hito de esta ronda de negociaciones fue la participación de Rapa Nui como parte de la delegación chilena. Los representantes de la isla realizaron un evento paralelo para evidenciar la necesidad de la inclusión de las islas en este tratado. Nunú Fernández, directora de planificación de la municipalidad, aseguró que “nuestro problema principal hoy es la contaminación de plástico y microplástico en el mar, este es un problema que las corrientes oceánicas están llevando a nuestra isla, es algo que nosotros no generamos y que nuestros hijos no quieren limpiar. También está afectando a nuestra cadena alimenticia, nuestras aves, peces, nuestras playas están viéndose muy contaminadas y feas. Nosotros colectivamente sentimos que vivimos en nuestro paraíso y queremos que se mantenga así”.
El desempeño de la delegación chilena
Chile tuvo una activa participación en este INC-4. La delegación contó con 19 personas entre delegados de gobierno, científicos, representantes de las organizaciones sociales y de la industria. Quienes negociaron en nombre del país fueron Macarena Quezada y Gonzalo Guaiquil del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREL) y María Francisca Aguayo y Cristóbal Hernández del Ministerio de Medio Ambiente (MMA).
Chile tomó con frecuencia la palabra en los “grupos de contacto”, donde se negocia palabra a palabra el tratado y se mostró siempre con voluntad de avanzar y generar puntos en común con otras delegaciones del Grupo de América Latina y El Caribe (GRULAC), con el fin de generar un bloque y tener mayor fuerza en la posición regional. Asimismo, hubo una gran apertura al diálogo con los “observadores” nacionales presentes en el evento, sosteniendo reuniones constantemente durante los siete días de negociaciones.
De esta manera finalizó una nueva sesión de negociación para redactar un tratado que detenga la contaminación por plásticos, incluido el medio marino. Un INC-4 que significó un gran avance respecto a los anteriores, ya que se está acabando el tiempo y el tratado debe estar terminado para el fin del INC-5, que se desarrollará a partir del 25 de noviembre en la ciudad surcoreana de Busán. Por esta misma razón es que se decidió realizar trabajo intersesional en una fecha que será informada prontamente por la secretaría del INC. Lamentablemente el trabajo entre sesiones no abordará el establecimiento de metas para la reducción de la producción, el asunto más álgido del tratado, que deberá ser negociado en el INC5 con tiempos muy restringidos y repartidos entre todos los temas que aporta el borrador hasta ahora. Desde las organizaciones de la sociedad civil esperamos que tanto el trabajo intersesional como el INC-5 resulte fructífero con el fin de aprovechar este momento histórico para tener un tratado basado en la salud planetaria y los derechos humanos, con metas globales vinculantes y que aborde el ciclo completo de la vida de los plásticos, desde la extracción de materia prima virgen hasta su disposición final, sin considerar falsas soluciones como la incineración, la pirólisis y los créditos plásticos. El momento para comenzar a cerrar la llave del plástico.
Sigue leyendo: