Por Germán Gorraiz L
La creciente desafección de la sociedad israelí respecto a Netanyahu debido a su nefasta gestión de la crisis con Hamas y a su nulo interés por rescatar con vida a los rehenes judíos habría provocado la caída de su popularidad hasta mínimos y según la última media de las encuestas electorales, el Likud de Netanyahu sería apeado del poder en caso de nuevas elecciones.
Netanyahu sería consciente de su precaria situación política y judicial, por lo que sirviéndose de la dictadura invisible del temor al Tercer Holocausto, proceda de Hamás, de Hezbolá o de Irán, aprovechó la cruenta ofensiva de Hamas para declarar el Estado de Guerra (defensa de la seguridad de Israel) y desencadenar una demoledora ofensiva en la Franja de Gaza que le permitiera aplazar el proceso judicial en el que está acusado de soborno, fraude y abuso de confianza así como una posible condena por crímenes de lesa humanidad tras el genocidio de Gaza.
¿Culminación de la limpieza étnica en Gaza?
Tras el castigo asimétrico infligido por Israel, toda la infraestructura básica, escuelas, mezquitas, hospitales y el 80% de los edificios de Gaza habrían sido arrasados por los bombardeos sistemáticos de la aviación con el resultado de más de 34.000 víctimas civiles palestinas y varios miles más enterrados entre los escombros.
El verdadero objetivo de la campaña militar de Gaza sería provocar una segunda nakba en la que 1,5 millones de palestinos se vieran obligados a abandonar una Gaza convertida en un amasijo de escombros y restos humanos que imposibilitaría el retorno de la población gazatí desplazada y confinada en el campo de concentración al aire libre ubicado en Rafah, situación descrita por el alto Comisionado para los DDHH de la ONU, Volker Türk como «apocalíptica», al tiempo que advertía » del creciente riesgo de genocidio».
Dicho confinamiento forzoso de la población gazatí sería una medida de presión para que Egipto abra su frontera y los palestinos queden asentados en la Península del Sinaí, tras lo cual Israel procedería a la Declaración unilateral de la soberanía sobre Gaza y sus zonas marítimas.
¿Busca Netanyahu la derrota de Biden?
La asimetría del castigo realizada por Israel en Gaza habría provocado la desafección hacia Biden del ala izquierda del partido Demócrata y el cisne negro de Biden sería la protesta de los estudiantes universitarios contra la invasión de Gaza en las Universidades de Columbia y la UCLA y su violento desalojo por la policía. Dicho movimiento de protesta, por mimetismo podría extenderse al resto de Universidades de Estados Unidos, (rememorando las protestas de 1968 contra la guerra de Vietnam), provocar un cisma en el seno del Partido Demócrata y afectar a la solidez de la nominación de Biden como candidato a la Presidencia en la Convención Nacional Demócrata que se celebrará en Chicago del 19 al 22 de agosto.
Ello facilitaría el retorno triunfal de Donald Trump en las presidenciales de noviembre por lo que Administración Biden intenta desesperadamente lograr una declaración de Netanyahu de «una tregua indefinida» que permitiría el canje de los rehenes judíos todavía en manos de Hamas así como restablecer la circulación de camiones de ayuda humanitaria para más de 1 millón de palestinos confinados en Rafah, con lo que Biden se apuntaría un importante tanto diplomático y lavaría su imagen de colaborador necesario de Israel en la limpieza étnica de Gaza.
Sin embargo, la labor obstruccionista de Netanyahu en las negociaciones para lograr una tregua indefinida aunado con el presunto ataque de Hamas con cohetes, ha provocado el cierre por Israel de los pasos fronterizos y la consiguiente interrupción de entrada de una ayuda humanitaria que se antoja vital para una población gazati asolada por la hambruna al tiempo que Netanyahu habría ordenado el asalto final a Rafah previo desalojo de los miles de gazatíes allí recluidos.
Así, según ha informado la Radio Pública Hebrea, «Israel se prepara para ampliar una zona humanitaria en la Franja de Gaza en preparación para un posible ataque contra la ciudad fronteriza de Rafah». Según dicha emisora, la nueva zona humanitaria se extendería desde la ciudad meridional de Al-Mawasi, a lo largo de la franja costera, hasta las afueras de Deir al-Balah, en el centro de la Franja de Gaza, y que podría acoger a cerca de un millón de gazatíes, dentro de la política de Israel de completar la limpieza étnica de Gaza.
En este contexto, un documento escrito por Gila Gamaliel, ministra de Inteligencia israelí y revelado por el periódico israelí Calcalist , sugería «reubicar a los residentes de Gaza en el Sinaí (Egipto) como una solución que resultaría en positivos resultados estratégicos a largo plazo» habría sido desempolvado por Netanyahu, quién habría mantenido conversaciones con el presidente egipcio al-Sisi para acoger a parte de los habitantes de Gaza y asentarlos en el Sinaí a cambio de la cancelación de toda su Deuda, lo que representaría de facto una nueva nakba, el final del sueño palestino de crear su propio Estado y la derrota de Biden en las Presidenciales de Noviembre.
Por Germán Gorraiz López– Analista