Es momento de pensar una nueva gestión social del uso de cocaína, basada en la reducción de daños. Tomando nota de las estrategias de autorregulación de los usuarios, se pueden diseñar modelos innovadores para los servicios y las políticas de drogas, reforzando la reducción de daños como enfoque alternativo al modelo basado en la enfermedad.
Más allá de la información de los servicios especializados en adicción a la cocaína, en Europa y otras regiones, existen también muchos otros estudios de usuarios que no están en contacto con estos servicios. Estos estudios muestran una diversidad de patrones y trayectorias de uso que van más allá del mero ‘uso adictivo’.
También se han llevado a cabo estudios parecidos sobre personas usuarias de otras drogas, como las anfetaminas y el cannabis, y los resultados han sido análogos. La explicación para un uso más controlado de las sustancias reside en una amplia serie de normas de autorregulación que los usuarios tienden a aplicar para mantener el consumo a raya y evitar que este perturbe su vida cotidiana. Esta perspectiva es diametralmente opuesta a la visión de los profesionales de la adicción de drogas, que tienden a centrarse en la adicción como una enfermedad, que es el resultado de las propiedades químicas de los estupefacientes combinadas con carencias biológicas, psicológicas y sociales de las personas usuarias. También pone en tela de juicio la representación social de las drogas como sustancias intrínsecamente fuera de control y de las personas que las usan como indefensas por encontrarse bajo el efecto de estas.
Tomando nota de las estrategias de autorregulación de los usuarios, se pueden diseñar modelos operativos innovadores para los servicios y las políticas de drogas, reforzando la reducción de daños como un enfoque alternativo al modelo basado en la enfermedad. El presente informe ilustra este cambio de paradigma –que deja de poner el acento en eliminar el uso de drogas y lo pone en regularlo– con el objetivo de promover los controles informales de usuarios y reducir los daños provocados por leyes y políticas punitivas.
PUNTOS CLAVE
· La imagen social dominante que se tiene de los usuarios de cocaína que no están en tratamiento es la de que su consumo ‘escalará hacia la adicción’, mientras que en general la autorregulación es la regla más que la excepción.
· Los programas para la adicción a las drogas disponibles actualmente no son adecuados para muchos de los usuarios, ya que se basan en un modelo basado en la enfermedad.
· Un modelo operativo alternativo de intervención, que implica «desmedicalización», faculta a los usuarios y se basa en sus propias capacidades de autorregulación.
· El modelo de la autorregulación puede contribuir para el relanzamiento de la Reducción de Daños como concepto primordial en las políticas de drogas, superando el ya bien conocido conjunto de medidas de salud pública.
Grazia Zuffa
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