Entrevista al responsable del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en Europa, que, por razones de seguridad, se mantiene en el anonimato. Está previsto que el presidente del PKK, Abdullah Öcalan -condenado a cadena perpetua-, presente mañana su yol haritasi, la hoja de ruta con la que pretende iniciar una nueva etapa política con el Estado turco.
¿Cuál es el contexto en el que nace la yol haritasi?
El siglo XXI está caracterizado por la democracia, la paz, la libertad, los derechos humanos, la convivencia pacífica y la naturaleza como valores comunes de la humanidad. Es, pues, una época en la que en muchos lugares las cuestiones nacionales y étnicas han sido resueltas, o están en camino de solución, con métodos pacíficos y democráticos
Por contra, en Kurdistán y en Turquía, desde hace 35-40 años hay una guerra entre el pueblo kurdo con su vanguardia, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), y el colonialismo de Turquía. Las dos partes han intentado conseguir su objetivo con la guerra y la violencia. Pero, la solución del contencioso sigue sin resolverse. Porque, una solución no se podía alcanzar con los métodos de siempre y con la actitud del Estado turco de negar el reconocimiento de la identidad y existencia de un pueblo como el kurdo. La lucha contra esa negación ha alcanzado un cierto nivel. En otras palabras, la guerra y la violencia han jugado su papel. El presidente Abdullah Öcalan ha intentado abordar de mucha maneras la cuestión kurda, a través del dialogo y la paz. Siempre se ha sentido responsable del pueblo kurdo.
Murat Karayilan, del Comité Central del PKK, ha descrito los puntos fundamentales para hablar de un proceso de paz. ¿Cuáles son? ¿Han cambiado en algo tras las elecciones de marzo?
Como contribución a una solución pacífica, nuestra organización ha declarado desde hace años altos el fuego unilaterales y períodos de no enfrentamiento. Ha propuesto y hecho públicas ideas para una solución compartiéndola con la opinión pública. En cada ocasión hemos subrayado nuestro convencimiento para una solución política y pacífica.
Nuestro presidente ha pedido propuestas e ideas a intelectuales y académicos de Turquía, a la sociedad civil, a los políticos, a la población y también a la diáspora kurda en Europa, para preparar la hoja de ruta. Es decir, ha pedido la opinión de cada sector de la sociedad para poder construir un camino de paz.
Sin adelantar nada, se puede decir que el pueblo kurdo pedirá todos los derechos que le deben ser reconocidos a un pueblo: vivir y organizar su propia identidad libremente, poner bajo garantía de la Constitución derechos culturales e identitarios, llegar a un sistema de autonomía entendida como autonomía en el tema de administraciones locales. En otras palabras, pedirá derechos políticos, culturales y la libertad.
Antes de las elecciones del 29 de marzo, nuestro movimiento declaró una tregua unilateral para favorecer un desarrollo democrático de las elecciones. Se puede decir que el Estado turco ha respondido de manera positiva. No ha llevado a cabo grandes operaciones militares, evitando profundizar las tensiones.
Las elecciones provocaron grandes expectativas y también fuertes presiones. La presión ha sido particularmente fuerte hacia el DTP (Partido de la Sociedad Democrática), representante del pueblo kurdo, con detenciones masivas. El AKP, el Ejército y la burocracia del Estado se han aliado contra el partido kurdo.
En Kurdistán, las elecciones eran como un referéndum entre el Estado y el movimiento de liberación del pueblo kurdo. El DTP obtuvo un gran resultado y la expectativa era iniciar un diálogo. La realidad, en cambio, ha sido otra: el Estado no ha tolerado los resultados, ha ordenando detenciones masivas de militantes políticos kurdos. En Amara y Dgubeyazit, mataron a tres patriotas. Los telediarios mostraron las torturas que padecieron los niños. Se quería demoler la voluntad democrática del pueblo kurdo, pero éste ha continuado la resistencia.
El Gobierno turco insiste en que el PKK debe abandonar las armas. ¿Cuál es vuestra opinión?
El Gobierno turco insiste sobre este punto y se puede comprender. Y hay también quien cree que si el PKK fuera desarmado, la cuestión quedaría resuelta. La verdadera intención del Gobierno, sin embargo, es dejar al pueblo kurdo sin defensa ni lucha. La estrategia turca es la de intentar tener como rehenes, sicológicamente, a los kurdos, concediéndoles derechos cuando sea útil y negándoselos cuando no lo sea.
El pueblo kurdo se echó al monte no porque le gustaran las armas o por diversión. El PKK fue forzado a la lucha armada, que era una consecuencia. Al pueblo le han sido negados derechos humanos fundamentales, como los derechos nacionales. Contra él se ha practicado un colonialismo que ha llegado hasta la masacre cultural, económica y política. ¿Libertad y democracia? Era una época en la que hasta hablar u organizarse estaba prohibido.
El PKK se armó en ese contexto y continuó la lucha armada. Pero siempre quiso combatir por la libertad y la democracia a la luz del sol, con medios legales. Pero no era posible y el precio pagado ha sido muy alto. No olvidemos que estaba prohibido hablar en kurdo incluso en la familia, escuchar cintas en kurdo o usar nombres kurdos. «Transgredir» era suficiente para ser torturado, exiliado o ser condenado a muerte. Los kurdos no podían aceptar ser el cordero sacrificado y tomaron las armas para defenderse. Y viendo que la realidad es ésa, no se puede pedir al PKK que entregue las armas. Si el Ejército hubiera tenido fuerza para desarmar al PKK, ya lo hubiera hecho. Ha dicho: «los aniquilaremos, acabaremos con ellos, los desterraremos».
Europa, EEUU y los estados de la región han apoyado al Estado turco, cuyo objetivo ha sido eliminar al PKK. Pero no lo ha logrado. Y ahora dice que debe entregar las armas. No. Antes hay un cuestión que debe ser resuelta y, entonces, las motivaciones de la lucha armada desaparecerán. En esa nueva realidad será necesario deponer las armas, pero la cosa será planificada, debatida y decidida en una mesa de negociación.
El Ejecutivo turco está haciendo mucha propaganda con el objetivo de vaciar la yol haritasi. ¿Qué pensáis del papel del Gobierno en este momento? El presidente Abdullah Gül y el primer ministro Recep Tayyip Erdogan han hecho muchos discursos pero nada en concreto.
En los próximos días ya veremos más claramente si quieren vaciar la hoja de ruta. Sin duda, llevarán a cabo actitudes dilatorias para perder tiempo y para engañarnos. Esto no hará más que complicar la situación. Si no son honestos en su manera de abordar la cuestión kurda, harán lo que sea para vaciar la hoja de ruta. Si son honestos, serán más realistas y objetivos. El presidente y el primer ministro han dicho algo. La cuestión existe y se debe resolver. Y estas declaraciones en Turquía son consideradas un paso positivo. Pero de las palabras hay que pasar a los hechos. Declaraciones ha habido también en el pasado. En 2005, el mismo Erdogan dijo en Diyarbakir que «si es necesario. el Estado pedirá disculpas». Después empezaron nuevamente las operaciones militares.
Desde el Imperio Otomano, la idea es que el Estado puede hacer todo, ser al mismo tiempo causa del conflicto y el único que lo puede resolver. Un ex primer ministro dijo que «si sirve trasladar el comunismo lo trasladaremos nosotros». Traspasado a la actualidad, significa que si es necesario resolver la cuestión kurda el Estado la resolverá. Es positivo que el Estado haya llegado a la conclusión de que es necesario resolverla, pero su negativa a reconocer como interlocutor a los kurdos no va en la dirección adecuada. La solución sólo es posible negociando entre las partes. No sabemos lo que hay detrás de la puerta, pero en los próximos días, la niebla desaparecerá y lograremos entender lo que hay. Como movimiento, asumiremos nuestras responsabilidades y valoraremos cualquier pequeño paso hacia la paz.
¿Pensáis que la sociedad turca está preparada para discutir de un proceso de paz?
Sí. En estos largos años de guerra, el Estado ha creado una sociedad muy chovinista y nacionalista y no será fácil gestionar esta fase. Pero si el Estado se compromete sinceramente, si la prensa contribuye al proceso, creemos que junto a la sensibilidad de nuestro pueblo, la sociedad turca también se puede comprometer de manera positiva.
De todas formas, no nos hacemos muchas ilusiones: hay fuerzas fascistas como Ergenekon, y están siempre los que intentarán frenar un camino positivo. También elementos del CHP intentarán bloquear un proceso de paz y lo mismo harán los fascistas y nacionalistas del MHP. Pero no son tan fuertes.
Para Öcalan, el papel de los intelectuales también es importante. ¿De qué manera?
Empiezo con una crítica. Ya sea en Turquía o Kurdistán, los intelectuales no deberían de haber esperado tanto tiempo para hablar de justicia, paz, libertad y democracia. Deberían de haberlo hecho hace años y deberían de haber mostrado un poco más de coraje. Aunque han llegado tarde, su papel será muy importante. Sobre todo, la sensibilidad de intelectuales como Yasar Kemal es muy importante en esta fase.
Los intelectuales kurdos y turcos han sufrido las consecuencias de la política negacionista del Estado. Han sido encarcelados, torturados, juzgados. Miles han perdido la vida. Los intelectuales son de algún modo la conciencia de la sociedad, y de ellos se espera que con coraje digan lo que creen justo.
¿Qué papel puede jugar Europa en esta fase?
¿Qué Europa?, me pregunto. Si se habla de la Europa de los estados, puede hacer mucho si apostara por la democracia y la paz. Pero si Europa sigue teniendo la misma actitud oportunista que ha tendido hasta ahora, con sus silencios que contribuyeron a la prolongación del conflicto, jugará un papel negativo. Las relaciones de Europa con el Estado turco se determinan por intereses económicos. Pero esos intereses no son utilizados para presionar hacia una solución del conflicto y una Turquía que no resuelve la cuestión kurda es un peso para Europa. No creo que Europa pueda continuar con ello.
El pueblo kurdo cree que si Europa hubiera querido contribuir a una solución, ya lo hubiera hecho. Hasta ahora ha respondido a las peticiones turcas, por ejemplo, poniendo al PKK en «la lista de organizaciones terroristas».
¿Cómo valoráis la rueda de prensa del ministro de Interior?
Lo que ha dicho el ministro, más que de una propuesta se trataba de un declaración sobre el lenguaje y el método que habría que utilizar. No ha presentado un programa o una propuesta para abordar la cuestión. Ha sido una declaración que buscaba el apoyo de la opinión pública y de la prensa sobre algo que todavía no está claro. De apoyo a la voluntad, por lo menos con palabras, del Gobierno para abordar la cuestión.
por Orsola Casagrande («IL MANIFESTO»)