Desde hace tiempo pienso que el programa Hoy No circula no sirve. Sospecha que en esta calurosa primavera se confirmó, después de doce o más contingencias ambientales en la zona metropolitana de la CDMX. Desde finales del siglo pasado, cuando se instaló este programa, nunca se habían registrado tantas contingencias, en un lapso tan corto. En una semana, cuatro contingencias.
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Dicen que la culpa son las olas de calor atípicas que México padece, que ha provocado desabasto de agua y contaminación. Que es un asunto de la naturaleza, del cambio climático. Estos dichos tienen algo de razón, pero no toda la razón. A la acción de la naturaleza hay que agregar la torpeza o negligencia de las autoridades, que al parecer en tiempo electoral solo tienen ojos, corazón y vida, para conservar el poder.
¿Hay que cambiar el programa Hoy No Circula? ¿Hay que hacerlo más severo, con multas y sanciones más altas? No. El incremento de penas y sanciones constituye el discurso y la salida más fácil para las autoridades, porque les ahorras trabajo y esfuerzo. Va en contra del ciudadano y a favor de la corrupción.
Los más beneficiados y felices en las contingencias ambientales son los policías, esos seres malignos que en la ciudad circulan en autos pintados de negro y neón, con un enorme letrero que dice “Tránsito”. Pobre de aquel conductor que haya salido en contingencia por descuido o por emergencia. La multa por circular en contingencia es de dos mil pesos, más el arrastre, más el corralón; si debes alguna tenencia o multa, el precio aumenta exponencialmente. Además, hay que agregar del tiempo invertido. Para que los oficiales le brinden “la atención”, para que el asunto se resuelva ahí mismo, la mordida va de los tres mil a los cinco mil pesos, eso si en algún punto ciego donde no haya cámaras
En el Estado de México, en contingencia, la policía despliega un verdadero operativo de extorsión. Solo basta recorrer la vía Gustavo Baz y su continuación, la López Portillo, de Tlanepantla hasta Ecatepec o bien pasar el Circuito Bicentenario, en las salidas de Tultitlán o Coacalco, para comprobarlo. Los policías detienen en masa, literal, para extorsionar a los conductores. Si un incauto no circula, como chacales, los policías atacan al conductor para pedirle de cinco a diez mil pesos.
Quienes digan que la corrupción policial ha disminuido en estos años en la CDMX o el Edomex, mienten o de plano no sale de sus burbujas de privilegios o reciben moche de las mordidas.
No hay estadísticas confiables de cuántos automóviles dejan de circular un día de contingencia. Afirmo que son muy pocos lo que se quedan en casa. El auto se queda, pero el conductor tiene que hacer sus actividades. Varios afectados tienen que recurrir al transporte público, taxi o Uber, Didi u otro servicio de aplicación, con lo que gasta más en esos días.
Sectores importantes de la clase media utiliza un segundo automóvil, el cual por lo regular es de un modelo más antiguo que el que usan habitualmente, que adquirió precisamente para esos días.
El programa Hoy no circula debe de cambiar, por ejemplo, la verificación debe ser gratuita y solo una vez al año. La concesión ha sido un negocio de corrupción y tráfico de influencias.
En contingencia ambiental, se debe permitir el trabajo en casa para las actividades no esenciales. Esta medida de distanciamiento social fue efectiva durante la pandemia y puede ser efectiva en contingencia ambiental. Otra medida es no cobrar durante contingencia en los segundos pisos a los autos que vayan a cien por ciento de su capacidad.
Pienso esto y otras cosas, mientras circulo en bicicleta por Paseo de la Reforma, sorteando los mítines, los bloqueos de la CNTE y los semáforos. Ojalá, que la capital vuelva a ser un pueblo bicicletero. ¿Eso pienso yo, usted qué opina? La política es de bronce.
@onelortiz
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