Streaming es una de las palabras de moda en el campo tecnológico en lo que va de siglo. Si bien es cierto que muchas personas saben de qué se trata aproximadamente, pocas conocen su funcionamiento al detalle. Este término tiene más de un siglo de historia, pero no ha sido hasta la actualidad que se ha desarrollado por completo. Se trata de la tecnología multimedia que permite distribuir contenidos en formato vídeo o audio a través de internet, sin descargas y con un consumo sin interrupción alguna.
En cuanto al funcionamiento, difiere de los métodos tradicionales de hace unas décadas. No usa un solo canal abierto entre emisor y receptor, sino que el contenido está agrupado en diferentes paquetes y se envía por red. El dispositivo debe tener acceso a ellos para poder interpretarlos y, para completar el proceso, es fundamental disponer de una conexión lo suficientemente rápida como para descargar el contenido y reproducirlo de inmediato sin que pierda calidad.
El streaming ha llegado de formas diferentes a nuestra sociedad y, a continuación, detallaremos dónde se está aplicando con más asiduidad.
Gaming Streaming
El Gaming Streaming o transmisión de videojuegos son aquellos títulos a los que se puede acceder en la nube y ejecutarlos directamente desde allí, sin necesidad de descarga. Esto permite a los jugadores no ocupar la memoria de sus dispositivos y consolas y, en muchas ocasiones, poder disfrutar de una misma experiencia en diferentes plataformas. Dos ejemplos actuales que ofrecen estas opciones, a través de una suscripción mensual, son Xbox Cloud Gaming y PlayStation Now.
También las plataformas de iGaming utilizan esta tecnología para permitir a los usuarios tener sesiones en directo: solo hay que pensar en la posibilidad de jugar al blackjack en vivo o a una partida la ruleta. En ambos casos, se presenta la actividad con un crupier real en la pantalla, encargado de dirigir el transcurso de toda la actividad, dinamizándola a través de interacciones o dotándola de ritmo. Además, permite su conexión tanto desde celulares como navegadores de computadora.
Streaming de vídeo
El término streaming, en muchas ocasiones, se ha vinculado de forma errónea solamente al formato vídeo. Parte de esa popularidad proviene de las plataformas que ofrecen series y películas como Netflix, Prime Video o Max. Estas permiten la reproducción, y hasta incluso la descarga, de contenido en formato audiovisual siempre que se disponga de internet. La gran mayoría de los productos son grabados y editados antes de ser lanzados, y difícilmente se ven apuestas en tiempo real.
Quienes sí que se decantan por las emisiones en vivo son campos que viven de la inmediatez. Cabe destacar portales como Twitch, que presenta temáticas de todo tipo y donde creadores de contenido conectan con su audiencia, pero también canales deportivos. DAZN o Sky, presentes en varios rincones del mundo, destacan por las transmisiones deportivas, un mundo que requiere del directo para que el interés no decaiga. Poco a poco, le ha ido ganando terreno a la televisión por satélite.
Streaming de audio
En el universo sonoro, el streaming también ha conseguido hacerse un hueco. Los discos, los vinilos o los casetes han sido sustituidos por aplicaciones que almacenan una gran cantidad de canciones y permiten su reproducción en un solo clic. De esta forma, a través de un servicio gratuito o de una suscripción, plataformas como Apple Music, SoundCloud o Spotify ofrecen a sus millones de usuarios infinidad de artistas y bandas para disfrutar al momento, sin necesidad de descargas o compras.
Parte de la ventaja que ha brindado el streaming es que la piratería ha disminuido respecto al pasado, pero también que ha abierto la puerta a nuevos productos como los pódcast. Estos, que son piezas de audio parecidas a la radio convencional, pero que tratan temáticas específicas y focalizadas en un segmento muy concreto de la audiencia, han aprovechado los portales de transmisión de música para darse visibilidad. En definitiva, han impulsado una nueva vía de conectar con el público.