Por Walter Benjamin
Reseña del libro de Marcel Brion, Bartolomé de Las Casas: “Père des Indiens” (Paris, Plon, 1928), 309 páginas. [1]
La historia colonialista de los pueblos europeos comienza con el espantoso proceso de la Conquista, que transforma todo el nuevo mundo conquistado en una cámara de tortura. La colisión de la soldadesca española con los enormes tesoros de oro y plata de América produjo una disposición mental que nadie puede conocer sin quedar horrorizado. Nada más triste y espantoso que constatar que el hombre, de cuya actuación este libro es un testimonio, fue un individuo solitario, un combatiente heroico por una causa perdida. De Las Casas viajó a América por primera vez a los 24 años como miembro de la tercera expedición de Colón (1498). Allí, pronto se enteró de la desesperada condición de los nativos y, durante el resto de su vida, se empeñó incansablemente por mejorarla.
Los debates entre De las Casas y los teóricos de la Conquista pronto adquirieron un tono jurídico-teológico: como el primero era sacerdote (más tarde Obispo de Chiapas), tenía que fundamentar sus acciones en la moral de la Iglesia Católica, así que los teóricos de la conquista no necesitaban ir más allá del derecho que el Papa le había otorgado al rey para dominar la «India» y de destacar la catolicidad de los conquistadores.
El gran mérito de Brion es haberlo elaborado de forma tan resuelta como atractiva, probándolo y aclarándolo todo detalladamente en un apéndice muy bien escrito.
Es muy interesante seguir cómo, en este caso, la necesidad económica de una colonización que aún no era imperialista –en aquella época se necesitaban países tributarios, no mercados– va en busca de una justificación teórica: América sería una tierra sin dueño; el sometimiento sería la condición previa para la misión; sería un deber cristiano inmiscuirse en los sacrificios humanos de los mexicanos.
El teórico de la razón de Estado –que, sin embargo, no se presentaba abiertamente como tal– era Sepúlveda, el cronista de la corte. La disputa entre los dos adversarios, que tuvo lugar en Valladolid en 1550, marcó el punto culminante en la vida de Las Casas –e infelizmente también de su actuación–. Por muy estrecho que fuera el contacto de este hombre con la realidad, el éxito del conjunto de su acción permaneció restringido a España.
Después de la disputa de Valladolid, Carlos V promulgó decretos que abolían la esclavitud, extinguían la llamada “encomienda”, el “patronato” [2], que era una de sus formas más sádicas, etc. Sin embargo, medidas iguales o parecidas ya habían sido decretadas antes, prácticamente sin ningún efecto.
Y cuando De las Casas murió en un monasterio dominico de Madrid en 1566, él había hecho su parte, pero al mismo tiempo la obra de destrucción ya había sido consumada.
El profundo trabajo de Brion muestra aquí, en el campo moral, la misma dialéctica histórica con que nos encontramos en el campo cultural: en nombre del catolicismo, un sacerdote se contrapone a los horrores cometidos en nombre del catolicismo; fue así que un sacerdote llamado Sahagún, por medio de su obra Historia general de las cosas de Nueva España [3], rescató la tradición de lo que fue consignado a la destrucción bajo el protectorado del catolicismo.
Brion nos ha enriquecido con una excelente exposición de las batallas dogmático-políticas por las cuales justamente en nuestro tiempo se renueva el interés y la comprensión.
Por Walter Benjamin
NOTAS:
- La reseña del libro de Marcel Brion es la cuarta de cinco reseñas de libros extranjeros que integran un artículo titulado Bücher, die übersetzt werden sollten [Libros que deberían ser traducidos (al alemán)], publicado originalmente en Die literarische Welt, v. V, n.º 25, 21 jun. 1929, p. 7 y s. Traducido del portugués: Walter Benjamin, O capitalismo como religião, Boitempo, São Paulo, 2012, pp. 488-493. Texto-base de la traducción: Walter Benjamin, Gesammelte Schriften III (org. Hella Tiedemann-Bartels, Frankfurt, Suhrkamp, 1972), p. 180-181. El texto completo en alemán, p. 174-182. [N. Ed.] ↩︎
- Cuando un particular dotaba o edificaba una iglesia, ganaba el derecho de patronato (también ‘patronazgo’), es decir, “de presentar al Obispo ministros idóneos para la Iglesia”. [N. Ed.] ↩︎
- Este es el título correcto del libro de fray Bernardino de Sahagún. En la reseña de Benjamin dice Historia general de Las Casas de Nueva España. (N. T. Br.) ↩︎
Fuentes: buchwaldeditorial.com – El Sudamericano
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