Donald Trump declarado culpable

El curso de los acontecimientos globales indica el crecimiento de las fuerzas políticas de extrema derecha.

Por Hugo Fazio, director del CENDA

El 30 de mayo, Donald Trump fue declarado culpable por la unanimidad del jurado en los 34 cargos que se le efectuaron por ocultar pagos a su antiguo abogado, Michael Cohen, destinados a silenciar a Stormy Daniels en los últimos días de la campaña electoral presidencial de 2016. “Este -afirmó Ken Kolmann, académico de ciencias políticas de la Universidad de Michigan- es un acontecimiento enorme y dramático en la historia estadounidense.

El primer presidente o expresidente estadounidense acusado y ahora condenado por un delito grave. Esto perjudicará a Trump- agregó- en su intento de recuperar la Presidencia. Y si bien envalentonará a sus principales partidarios (…) que afirmarán que el juez era parcial y el juicio injusto, para los votantes indecisos esto no los hará más entusiastas de votar a Trump” (31/05/24). Sin duda, la condena a Trump incide en el proceso electoral, pero la profundidad de la situación por la que atraviesa la mayor potencia mundial conduce a concluir también que constituye otra expresión de la crisis que le afecta.

“Las leyes -comentó El País- no le impiden a Trump ser candidato, incluso desde la cárcel, incluso ser presidente. Suena disparatado, pero ese es el circo asfixiante en que Trump mantiene la democracia estadounidense desde hace más de una década. El sistema judicial no se había enfrentado a esa situación en 250 años de democracia, en que ha habido presidentes de toda calaña. Pero ninguno de ellos había forzado así los límites legales, ni se había aprovechado con tanta desfachatez de la reverencia con que EEUU trata a sus jefes de Estado. El desprecio de Trump de la ley le ha llevado a estar imputado en otras tres causas penales: en Florida (por los papeles sustraídos de la Casa Blanca), Washington (la incitación al asalto del Capitolio) y Georgia (el intento de revertir el resultado electoral de 2020). Ha sido una causa menor en un juzgado local de su ciudad, la que le ha convertido finalmente en un convicto” (01/06/24).

Como ha sido la constante en su actuar, Trump en el primer discurso posterior a la sentencia en su contra, pronunciado en la Trump Tower de Manhattan, manifestó “vamos a apelar esta estafa. Vamos a apelar por muchas cosas diferentes”, refiriéndose a sus adversarios de “enfermos” y “fascistas”, afirmando sin proporcionar ninguna prueba, como le es habitual, que el juicio fue preparado “desde la Casa Blanca” por Joe Biden. “Es el peor presidente que hemos tenido, el más tonto, el más incompetente y el más deshonesto que hemos tenido. El verdadero veredicto” se tendrá el “5 de noviembre -dijo- es el día más impotente en la historia de nuestro país” (01/06/24).

En su discurso, Trump dedicó buena parte de su discurso al tema de la inmigración, levantado por las fuerzas de derecha como tema central a nivel global. Criticó la política de Biden, la cual calificó de “puertas abiertas” y que “permite entrar al país a gente de países desconocidos, de lugares desconocidos, con lenguaje que antes nunca había oído”, considerando que esta temática es una bandera clave de su campaña electoral. Dijo que tres países eran el origen de la oleada migratoria: República Democrática del Congo, China y Venezuela. A los migrantes venezolanos les atribuyó el incremento registrado en las cifras de criminalidad, sosteniendo que el Gobierno de Maduro se dedicó a vaciar las cárceles y enviar los delincuentes a EEUU, los que viven “en hoteles de lujo mientras nuestros veteranos (de guerra) duermen en la calle como perros” (01/06/24).  

Trump convierte el fallo en un hecho que pretende reforzar su campaña. Luego de la sentencia, participó en un acto político donde reunió un nuevo apoyo financiero. En solo 24 horas su campaña reunió US$54 millones en acto contó con la participación de multimillonarios, que después de haberse alejado de expresarle su apoyo luego del asalto al Capitolio, han vuelto a dárselo luego de ser declarado culpable. Y entre ellos están los que valoran su apoyo a Israel y al gobierno de Nicolás Netanyahu.

En esos mismos días, en Holanda se aprobaba la política de asilo más restrictiva de la historia del país, por el líder de extrema derecha, Geert Wilders, y los dirigentes de los tres partidos con los cuales alcanzó un acuerdo provisional de gobierno. Tras casi medio año de negociaciones acordaron reducir los impuestos, recortar prestaciones para reducir el gasto público, reducir el gasto administrativo, disminuir el ítem de ayudas a terceros países y aprobar “la política más restrictiva de la historia”, en expresiones de Wilders, líder del Partido por la Libertad (PPV). Los otros partidos son el Partido Popular por la Libertad, el Nuevo Contrato Social y el Movimiento Ciudadano-Campesino. En el pacto acordaron pedir a la Comisión Europea que los Países Bajos puedan prescindir “lo antes posible” de las reglas comunes de las políticas de asilo, como ya lo hizo Dinamarca, denominada técnicamente como “cláusula de exclusión”.

En política exterior, el pacto se compromete a apoyar a Ucrania en “política militar, financiera y moralmente”. Al mismo tiempo, reafirmaron “el derecho a la existencia y a la seguridad de Israel” y se compromete a estudiar el traslado de la embajada en Tel Aviv a Jerusalén, como lo efectuó Donald Trump y ha planteado efectuar Milei. El documento del pacto considera una reducción en el impuesto a las rentas medias, lo que significa, de acuerdo a lo estimado un menor gasto público de 2.000 millones de euros anualmente. Igualmente, se propone disminuir los gravámenes al gas. Desde luego, en línea con la orientación general de sus formulaciones, se proponen reducir en 2.400 millones de euros la cooperación al desarrollo y una reducción de las prestaciones por desempleo, medida esta que conduce a un menor efecto de los estabilizadores fiscales automáticos.

“Hoy -destacó Wilders, reproduciendo las frases habituales del presidente argentino- estamos haciendo historia, juntos como cuatro partidos, pero también el PPV, mi propia formación, porque entrará en el gobierno, en el centro del poder. Pasamos de ser el partido más grande de la oposición, al partido gobernante más grande. El sol volverá a brillar en Países Bajos” (17/05/24). Los cuatro partidos reúnen 88 diputados de los 150 que conforman el Parlamento de La Haya.  ganaron las elecciones en noviembre de 2023, el PPV poseía 37, el Partido Popular por la Libertad, al cual pertenece el anterior jefe del gobierno, Mark Rutte, 24, el Nuevo Contrato Social 20 y el Movimiento Ciudadano-Campesino 7. 

Mientras tanto, Milei aseguraba en Madrid que cerraría el Banco Central, propuesta dijo que “sigue en pie absolutamente”, afirmando que el gobierno argentino anterior “utilizó” al ente emisor como “mecanismo indirecto” para sus cuentas. Destacando, además, que durante cuatro meses ha obtenido “superávit financiero”. Y “no dejaremos que el lado oscuro, negro, satánico, atroz, espantoso, cancerígeno, que es el socialismo nos gane” (18/05/24). Milei viajó a España para participar en un acto de la extrema derecha europeo, organizado por el partido español Vox, en el cual participó también el dirigente del Partido Republicano chileno, José Antonio Kast. “Milei y otros gobiernos del odio -le contestó Yolanda Díaz, la vicepresidenta segunda del gobierno español- (los que) vuelven con los recortes y el autoritarismo” (18/05/24).

La actividad organizada por Vox reunió en las vísperas de las elecciones al parlamento europeo a las elites de la ultraderecha europea, estadounidense y latinoamericana. El presidente de Vox, Santiago Abascal, haciendo referencia a los reunidos, enumeró que se encontraban presentes la extrema derecha francesa, laica y afín a Putin; los ultracatólicos polacos enfrentados a Rusia, los trumpistas estadounidenses y los anarcocapitalistas argentinos. Todos ello, recalcó tienen que “compartir la misma amenaza” y actuar “hombro con hombro” frente a un enemigo común, el socialismo.

En el acto organizado por el ultraderechista partido, presidido por Santiago Abascal,  estuvieron presentes la primer ministra italiana Giorgia Meloni; la dirigente de la extrema derecha francesa Marine Le Pen; el presidente de Hungría,  Víctor Orban; el ministro israelí de Lucha contra el Antisemitismo, Amijail Chikli, el dirigente del Partido Republicano chileno, José Antonio Kast; el dirigente de la ultraderecha portuguesa, Andre Ventura;  y el ex primer ministro de Polonia Mateuzt Morawieski.

Giorgia Meloni, refiriéndose al objetivo del encuentro sostuvo, “estamos en vísperas de unas elecciones decisivas. (…) tenemos que luchar hasta el último día para ser capaces de cambiar la mayoría actual en el parlamento europeo”. Ventura sostuvo “no podemos seguir con esta entrada masiva a Europa de inmigrantes islámicos y musulmanes”, respaldando la propuesta de que se establezcan muros eficaces en las fronteras y se desplacen fuerzas militares para lograrlo. Se expresó en general durante los diferentes discursos un rechazo generalizado a la diversidad sexual, a los divorcios y al aborto. “Las ideas y valores de la libertad que llevaron a lo más alto a la especie humana corren peligro -arengo Milei- y necesitan ser defendidos del maldito y cancerígeno socialismo”. Hay que defender -llamó- Occidente de la decadencia. Occidente está aún a tiempo de si quiere persistir en la senda del fracaso o si quiere retomar el camino de la libertad” (24/05/24).

En esos mismos días, Joe Biden anunció que EEUU subiría los aranceles a los vehículos eléctricos y otros bienes en que China tiene ventajas tecnológicas. El de los vehículos eléctricos chinos se incrementa de un 25% a un 100%, aunque en general no se estaban comercializando en el país. “Creo -comentó Kenneth Rogoff, académico de la Universidad de Harvard y execonomista jefe del FMI- que hay mucho consenso en el Congreso de Estados Unidos para tratar de ser más independiente de China y menos dependiente de China, respecto del comercio. Dicho esto -agregó-, no estoy completamente seguro de que entiendan realmente lo inferior qué es Estados Unidos a China en muchísimas áreas. Será mucho más caro. Los productos serán peores. Nos llevará mucho tiempo (reemplazarlos) e incluso cuando lleguemos a ser tan buenos como China, nuestras fábricas serán robots. No van a ser grandes trabajos de fábricas. Pero creo -afirmó- que la gran preocupación con China no es la guerra comercial, sino Taiwán. (…) pero hay mucho espacio para la negociación si se quita eso de la mesa. Si quitáramos eso, creo que los demás problemas se resolverían, porque la idea -concluyó- de que Estados Unidos va a tener un programa de economía verde mientras prohíbe los productos de China es una broma, no es posible, no en los próximos veinte años”.