Por Hugo Fazio
El G7, conformado por EEUU, Canadá, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña y la Unión Europea, en su reunión efectuada en Puglia, al sur de Italia, a mediados de junio acordaron un préstamo de aceleración de ingresos a Ucrania respaldados por los ingresos congelados de Rusia que mantiene arbitrariamente en su poder desde febrero de 2022, los cuales suman cerca de US$325.000 millones.
Con los intereses generados por esos recursos el G7 acordó entregar “aproximadamente US$50.000 millones en fondos adicionales para finales de año”. “Con miras -expresaron en su comunicado de la reunión- a apoyar las necesidades actuales y futuras de Ucrania frente a una defensa prolongada contra Rusia”. El financiamiento se entregaría “a través de múltiples canales que dirijan los fondos a las necesidades militares, presupuestarias y de reconstrucción de Ucrania”. El acuerdo se concretó después que la Unión Europea y los tres miembros europeos del G7 (Italia, Francia y Alemania) se opusieron a que las ganancias generadas por los activos rusos congelados sustentarían un préstamo emitido por EEUU.
Este suplemento nos permitirá -expresó el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, en una rueda conjunta de prensa con el presidente estadounidense, Joe Biden- equipar completamente a las reservas, a esas brigadas que están listas” a quien agradeció el “liderazgo” en impulsar el acuerdo. Constituye, por tanto, un tratado que conduce a continuar la guerra en Ucrania, cuando lo que se requiere es abrir caminos para ponerle fin. Biden y Zelenski suscribieron además un tratado de seguridad por diez años, el cual manifestó el presidente de EEUU permitirá a Ucrania ser autosuficiente en la materia y encaminarla hacia su incorporación a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). “(el préstamo) es una fuerte señal -destacó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen- que estamos enviando a Ucrania de que los apoyaremos en su lucha por la libertad el tiempo que sea necesario, pero también para Putin, que no puede prevalecer sobre nosotros” (14/06/24).
El acuerdo bilateral suscrito por Biden y Zelenski, que tendrá una vigencia de diez años, compromete a EEUU a mantener reuniones de alto nivel con Kiev en un plazo de 24 horas si Ucrania es atacada en el futuro para “determinar los próximos pasos y necesidad de defensa adicionales”. Además, comparte la necesidad de compartir más inteligencia que en la actualidad y mejorar la capacidad de las fuerzas ucranianas para actuar según los estándares fijados por la OTAN. Establece el compromiso de Washington de ayudar a Ucrania a mejorar su capacidad de “disuasión” con el propósito de evitar ataques futuros. El tratado llevó a Rusia a responder que su concreción le obliga a realizar medidas “extremadamente dolorosas” contra “las propiedades y activos europeos” en su territorio (14/06/24).
“Un alto funcionario de la administración Biden -consignó Financial Times- dijo que el acuerdo implicaría un “sindicato de préstamos”, que incluiría a múltiples prestamistas para compartir el riesgo”, pero aún no se había determinado las partes exactas de los US$50.000 millones para cada país.
La reunión del G7, de otra parte, endureció su posición con respecto a China, especialmente en relación con Rusia y su política industrial. Sus países miembros amenazaron con establecer sanciones, incluso a actividades del sector financiero, sí se realizan acciones de apoyo a Moscú, y anunciaron que seguirán actuando para contrarrestar una competencia en el plano industrial que consideran desleal. Acusan a Beijing de prácticas “que conducen a distorsiones de mercado y a una sobre capacidad de producción dañina en un creciente número de sectores”. Consideran que China ha conseguido una posición dominante en sectores estratégicos a través de prácticas abusivas como subsidios no declarados o precios de venta inferiores a los costos de producción.
La reunión internacional organizado por Zelenski en Suiza, en la cual participó Gabriel Boric, reivindicando que en Chile la política exterior la decide el presidente, finalizó con un comunicado que no fue suscrito por los tres de los países miembros del BRICS presentes, Brasil (Lula envió un observador), India y Sudáfrica, ni tampoco por Indonesia, México, Colombia, Libia, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Tailandia y Armenia. Ni tampoco el Vaticano. El presidente colombiano, Gustavo Petro, se restó de participar en la reunión a última hora, considerando, a diferencia de Boric que hacerlo era “alinearse junto a Ucrania” (16/06/24)
Mientras tanto, la Reserva Federal mantuvo su tasa de interés de política monetaria en 5,25%- 5,5%, que no modifica desde julio de 2023. Es su cotización más alta en 23 años. Disminuyendo sus previsiones de futuras rebajas a solo una en lo que resta de 2024. El abaratamiento del dinero se posterga. Su presidente, Jerome Powell, en la reunión de prensa posterior a la decisión, insistió en que la determinación de modificaciones se adoptará reunión a reunión.
El mismo día, la Oficina de Estadísticas Laborales, dependiente del ministerio del Trabajo, dio a conocer que en mayo el IPC en doce meses bajó una décima a 3,3%, Powell comentó que esta reducción es un hecho positivo, pero no suficiente para determinar una disminución de las tasas de política monetaria. Al mismo tiempo, la Fed aumentó la tasa de interés de largo plazo de 2,6% a 2,8%, que constituye la tasa de referencia para determinar cuándo su evolución es contractiva o expansiva. Y sus proyecciones para el año las mantuvo, con la excepción de la de inflación, la cual la elevó en dos décimas, la general a 2,4% y a 2,6% la subyacente. El incremento del PIB anual permaneció en 2,1% y la tasa de paro en 4%.
Hugo Fazio, director del CENDA.